M. RODRÍGUEZ
VALENCIA.
Miércoles, 4 de abril 2018, 23:57
Arantxa Parra lo tenía todo planificado en 2016. Iba a apretar al máximo para disputar el torneo de dobles de los Juegos Olímpicos y luego lo dejaría. Volvería entonces a Valencia, su ciudad y de la que se marchó en busca del sueño que ha conseguido de ser profesional. Tenía hasta pensado el negocio que iba a montar cuando colgase la raqueta: una agencia de viajes para ayudar a los tenistas a organizar sus desplazamientos a los torneos. En 2018, poco de eso se ha cumplido todavía. «Bueno, ya no tengo casa en Barcelona, pero es cierto que he podido estar poco aquí entre jugar y esta función», admite.
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La Federación Española le propuso el año pasado ser la delegada de los equipos de Copa Davis y de Copa Federación. Ataviada con el chándal del equipo español, Arantxa Parra va de un lado para otro. «Esta semana es una locura», afirma. «Como tenía la idea de la agencia de viajes, pensé que esto era lo máximo. Ahora me he dado cuenta de que si no me gustase, es imposible hacer esta labor», señala la tenista valenciana.
Porque ella sigue siendo tenista. Aún no se ha retirado y, de hecho, ha disputado las competiciones de dobles de Indian Wells y Miami. «Bueno, al final pensé jugar algunos torneos en 2017. Me lesioné y me protegieron el ránking», explica. A su vuelta, un buen resultado en Roma le permitió reservar ese privilegio y aún así jugar en Wimbledon y US Open. «Ahora mi idea es disfrutar mientras tenga ránking y, ya sí, acabar», afirma.
Esta semana, sin embargo, está 100% centrada en la logística del equipo de Copa Davis. «La verdad es que los tenistas se portan bien, no piden mucho. Has de estar pendiente desde los viajes hasta de los menús. De los hoteles, de los desplazamientos, que cada uno tenga su ropa. Coordinar a 20 personas es entretenido», indica.
Arantxa Parra disfruta de la experiencia. «Yo no sé qué pasa, pero siempre quieren ir a la peluquería esta semana. ¿No pueden ir en sus casas?», bromea. «El martes querían cenar en un restaurante donde pusieran el fútbol. Si no, se quedaban en la habitación. Hoy será igual», desvela. La valenciana, eso sí, resalta el buen fondo de sus aún compañeros de profesión: «Si he de gestionar autógrafos para alguien, cumplen. Se hacen de rogar pero en el fondo les gusta».
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