Garbiñe sueña en grande

Para obtener grandes resultados primero hay que soñar en grande. Y por lo visto hasta ahora en Singapur, Garbiñe Muguruza puede fantasear por conseguir algo gigante en este final de temporada. Como debut en una Copa de Maestras no está nada mal lo conseguido por el momento. Con 22 años, plantarse en semifinales habiendo cedido un solo set, y de paso haberse metido también en esa ronda en dobles, no parece mala carta de presentación. Para valorar su gesta, un dato: Garbiñe es la primera tenista que se clasifica para semifinales de la Copa de Maestras en individuales y dobles desde que lo consiguiesen Serena y Venus Williams en 2009. De ahí su alegría. Estoy superfeliz de este final, estaba muy nerviosa, confesó al terminar del partido a pie de pista.

No es para menos. Ante Kvitova confirmó todas sus mejorías, especialmente la mental. Le valía con ganar un solo set para clasificarse, y lo hizo a las primeras de cambio. Otra jugadora, otra Garbiñe, se habría dejado llevar. La nueva Muguruza quiso seguir ganando, rubricó que su sed de triunfos no se sacia con una clasificación para la siguiente fase. Por eso venció 6-4, 4-6 y 7-5 y de paso evitó a Sharapova hasta una hipotética final. Es asombroso estar en semifinales, es una gran recompensa después de este año, explicó la española. Y ahora queda lo mejor. En semifinales espera Radwanska, a la que ha ganado las cuatro veces que ha jugado en 2015. La tenista nacida en Caracas llega invicta en individuales a un sábado en el que tendrá como premio la semifinal de dobles junto a Carla Suárez. Le espera un día intenso. Ya lo dijo ella: será un fin de semana ajetreado.

Es, en definitiva, una recompensa al trabajo bien hecho. La llegada de Sam Sumyk como nuevo entrenador ha afianzado los cimientos de su tenis. El francés es el encargado de dirigir y moldear un diamante. Su altura -1,82 m.- le permite explotar perfectamente un tenis agresivo, de intercambios cortos que predomina en la élite del tenis femenino mundial. Demoledora desde atrás, de esos golpes casi definitivos brotan constantemente subidas a la red. Solo hay que ver el primer set ante Kvitova, un parcial gestionado con ese impulso combinado a la vez con mucha cabeza.

Un set que vale unas semifinales

Es esa mesura en la pista la que también le ha hecho crecer a Muguruza. Su mente ha madurado. Ante la checa tuvo paciencia al resto. Fue amasando bolas de rotura al inicio del encuentro sin mucho éxito. Supo esperar su cuarta oportunidad y dar el primer zarpazo. A partir de ahí cogió el timón del partido aupada por su saque. Su servicio es hoy por hoy un buen termómetro de su confianza. Si su saque fluye, ella camina segura. Lo hizo ante Kvitova cuando tuvo que afianzar un break o cerrar el primer parcial. Ya clasificada para semifinales al ganar un set, la inevitable relajación se vio en el segundo parcial. Perdió parte de la confianza al servicio y cedió tres roturas consecutivas al comienzo del acto. No perdonó la checa.

Después de haberse dejado llevar en el tercer acto, la número tres del mundo supo sufrir. Ante una jugadora pegadora como ella, el partido se iba a decidir en la línea de fondo y en la red. Ese era el reto: conquistar su territorio. Desde luego, fue un set en el que Muguruza vivió de todo: tan pronto rompía el servicio de Kvitova como ganaba dos juegos seguidos en blanco. Fue perdiendo 2-0 y 4-2. Y a pesar de que sobrevivió a duras penas para llegar al 5-5, ahí Kvitova se hizo pequeña. O más bien se vio a la nueva Garbiñe Muguruza, la que no le tiembla la mano, la que sobresale ante las adversidades. A la cuarta bola de partido cerraba un encuentro que la confirma como una de las grandes favoritas. Por ahora, Garbiñe sigue imparable en la Copa de Maestras.