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Manuel sánchez
LONDRES
Sábado, 14 de julio 2018, 07:22
El partido de semifinales de Wimbledon entre Rafa Nadal y Novak Djokovic no pudo acabar ayer y ha tenido que reanudarse este sábado. El desenlace ha llegado antes de la final femenina (Serena Williams vs Angelique Kerber), ya que Nadal y Djokovic han saltado a la pista central pasadas las 14 horas para terminar el baile aplazado en la medianoche. El partido se puede ver por televisión a través de la plataforma de televisión de pago Movistar +, que transmitirá el torneo de Grand Slam sobre hierba a través de sus canales Cero y Movistar Deportes 2 y lo puedes seguir en directo en lasprovincias.es.
Nadal vs Djokovic, en directo: estadísticas punto a punto.
Y es que el partido no pudo acabar porque ayer se vivió un día histórico en el All England Club de Londres. El blanco techo de 'La Catedral' cerrado. El público aún esparcido por los alrededores de la pista. La hierba denotando el desgaste de casi dos semanas de competición. Ahogada, pidiendo auxilio un descanso tras la sufrida batalla que acababa de vivir. Seis horas y 36 minutos de lucha encarnizada entre Kevin Anderson y John Isner dieron paso a las Termópilas en versión Wimbledon.
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Un choque de dos fuerzas cruzadas en 52 ocasiones, pero con detalles a diferenciar en cada encuentro. Esta vez en el ambiente estaba enrarecido, no porque la presencia y las huellas de los sacadores previos siguieran impregnados en el pasto, si no porque era 'vox populi' que difícilmente las semifinales acabarían el viernes.
La duración del Anderson-Isner provocó una situación atípica en Wimbledon. El techo se cerró, las luces se encendieron y el partido entre Rafa Nadal y Novak Djokovic se extendió hasta que las 11 de la noche hora local marcasen en el reloj. En ese momento, con 6-4, 3-6 y 7-6 (9) a favor de Djokovic el partido se interrumpió y dejó el desenlace para la jornada del sábado.
Nadal, tocado por las circunstancias, recibió el golpe húmedo de las condiciones adversas con las que se encontró al salir a pista. Jugar en 'indoor', esa superficie sobre la que nunca triunfó en la Copa de Maestros, le perjudicó durante muchos minutos. Acostumbrado al sol y el calor de los días previos en Londres, Nadal acusó la humedad, la mayor rapidez de bola del serbio y el menor peso de la suya.
Por encima de todo ello y de cualquier excusa posible, apareció la figura del mejor Djokovic que se recuerda, el del hambre competitiva de 2015 y 2016, el que estaba escondido esperando una oportunidad a la altura para aparecer.
Sobre el tapete verde, desplegó los mejores minutos en meses y meses. Sobrepasó al manacorense desde la línea de fondo y le exhibió el mejor revés a dos manos del circuito. La forma en que varió con su golpe fetiche, desequilibró al balear, que cedió su servicio a la cuarta bola de 'break' y el primer set cuando aún no se había cumplido la hora de encuentro.
Djokovic estaba en toda la cancha, omnipresente, como poseído por el tirano que gobernó el circuito de principio a fin, hasta que su cuerpo y su cabeza dijeron basta. Las voces que aludían a un aplazamiento comenzaron a desaparecer y el público británico comenzó a apoyar más a Nadal a sabiendas de que el de Belgrado podía terminar esto antes de las 11.
A medida que la camiseta de español se tiñó de sudor, las circunstancias igualaron el partido. Nadal se sintió más cómodo, comenzó a leer lo que ocurría en pista y reaccionó en función de ello. Dejó de golpear duro a la pared y empezó a jugar con ella, a sortearla de formas que no se esperaba. Apartó las revoluciones de su derecha y bloqueó los ataques del serbio, le obligó a Djokovic a que él fuera el que imprimiese la fuerza.
Cuando ya se había consumido una hora de encuentro, Nadal consiguió su primera bola de rotura y la convirtió. El 'contrabreak' del balcánico al siguiente juego quedaría en una anécdota al volver a romper Nadal y acabar por igualar la contienda al cerrar el segundo parcial.
Visto que sobre la pista estaban el mejor Djokovic y el mejor Nadal y que sus fuerzas estaban niveladas al fin, dio comienzo la verdadera batalla. Esa en la que Djokovic se mostró impaciente, saltando a pista en los descansos mucho antes que su rival, y en la que Nadal aguardaba los fallos del serbio, mucho más ansioso, como si la victoria fuera el punto sobre el que cimentar su regreso.
Por eso, tras doce juegos, casi impolutos, sin roturas, el serbio se precipitó en el desempate con una doble falta inicial que le metió presión en el desempate, pero de la que se deshizo cuando Nadal falló una volea clara en la red que puso 4-2 arriba al serbio. Con el mini 'break' en contra, el español recuperó la desventaja con tres puntos vigorizantes. Un regalo del serbio y dos dejadas magistrales que secaron a Djokovic. Una derecha invertida a la línea posterior, que le dio el primer punto de set, fue contrarrestada por una dejada del serbio. Una respuesta de campeón en un 'tie break' que reverdeció la rivalidad más repetida de la historia del tenis, con 26 victorias para Djokovic y 25 para Nadal.
La igualdad, bañada por la locura, se mantuvo hasta el 9-9, cuando se rompió con una jugada ilógica en el libreto de Nadal. El español se lanzó a la red, pegó un bote pronto deficiente y dejó vía libre a Djokovic para que castigase a media pista.
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