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JUAN CARLOS VILLENA
Sábado, 5 de noviembre 2016, 17:39
Hay días en los que es mejor no levantarse de la cama. Nos pasa a todos. En el deporte también, aunque es complicado encontrar tardes como las de ayer en el Fernando Martín, donde se fueron encadenando errores que desembocaron en la justa derrota del Valencia Basket ante el Fuenlabrada. El marcador final, 73-68, indica que pese a todo lo que ocurrió sobre el parquet el equipo de Pedro Martínez tuvo opciones de victoria hasta los últimos segundos, aunque eran tantos los tiros en el pie que se había pegado el conjunto taronja que el colista respiró con su segunda victoria de la campaña.
Las pruebas a las que será sometido hoy Bojan Dubljevic, así estaba previsto anoche en la salida del equipo de Madrid, determinarán si ayer se perdió algo más que un partido ante el equipo de Cuspinera. La lesión del montenegrino fue la gota que colmó el vaso de una tarde para olvidar, máxime cuando era el único que parecía estar lúcido en su equipo. Cuando el pívot se torció el tobillo derecho a 1.06 para el final de la primera parte en una defensa sobre Xavi Rey acumulaba 9 puntos, 4 rebotes y 11 de valoración. Un oasis dentro de la desastrosa actuación ayer del juego interior. Las miradas en la segunda parte no pararon de dirigirse el banquillo, donde los fisios le aplicaron hielo. La primera exploración indica que sufre un esguince fuerte aunque nadie quiso arriesgarse a determinar un grado hasta conocer el grado. Lo que parece seguro es que no jugará el partido del miércoles en Krasnodar ante el Lokomotiv. El resto, lo marcará el parte médico.
La lesión de Dubljevic fue la gota que colmó el vaso. El Fuenlabrada encontró en la zona taronja una autopista por donde asaltar a un equipo que hasta ayer estaba invicto lejos de la Fonteta. El escandaloso 52-26 en puntos en la pintura favorable a los madrileños lo indica todo. No sólo anotaron los postes, sino que Paunic, Popovic, Llorca... se hincharon a penetrar y a producir ante las nulas ayudas en defensa. De lo global a lo particular. El duelo entre Roland Smits y Whill Thomas cuando coincidieron fue un drama. El letón acumuló un +20 cuando estuvo en pista mientras que el americano un -11. El de Baltimore tiene que entrar ya en dinámica de grupo puesto que de lo contrario Pedro Martínez va a tener otro problema más en la rotación. A Oriola el físico no le va a aguantar para ser el bombero que apague todos los fuegos. El de Thomas lo tiene que apagar Thomas. Nadie más. Eso sí, no fue el único que naufragó.
La situación de Diot es distinta. El francés ya ha demostrado esta temporada el nivel que lleva dentro, con lo que su borrón de ayer es menos preocupante que el de Thomas. Aunque igual de demoledor para la derrota. Con el base en pista, el marcador fue de -18 para el Valencia Basket. Un espejo de su falta de dirección, de contención y de acierto durante el partido. Vives no fue capaz de equilibrar la balanza en el duelo de bases tan sólo con su actuación, correcta, mientras que Van Rossom no saltó a pista. Conviene no olvidar que el belga sigue en su particular puesta a punto y que tras una buena minutada el miércoles en la Eurocup no parecía lo más conveniente volver a forzar.
Pedro Martínez tampoco tuvo su mejor día. Su plan inicial de encuentro, con esa rotación de diez que le gusta utilizar, comenzó a fallar antes de que Dubljevic se girara el tobillo. En ese instante entró Kravtsov, aunque la sangría en el rebote ofensivo parecía reclamar de forma pretérita la presencia en pista del ucraniano. Al de Odesa se le vio un tanto desubicado, aunque nunca se sabrá si fue porque era sabedor de que su semana estaba más enfocada a los partidos físicos de Krasnodar y del domingo ante el Baskonia.
El inicio del partido no hizo indicar la pesadilla final. Los puntos de Vives, Dubljevic y Sikma pusieron el 12-18. En ese instante, con la entrada a pista de Thomas y Diot, se le fundieron los plomos al Valencia Basket. El parcial corrido llegó a un 19-2 hasta que Smits anotó una canasta tras un pase sin mirar de Rupnik (31-20). Curiosamente, o no, el +17 de parcial fue idéntico al +/- del letón en la primera parte. Pese a todo, y con el esguince de Bojan, los valencianos llegaron con vida al descanso (37-33 y partido abierto).
En un tercer cuarto de raza, el equipo de Pedro Martínez logró darle la vuelta al electrónico con un triple final de Rafa Martínez (51-52) aunque aún faltaba la puntilla para rematar. Los tiros libres. Una voltereta más a un partido surreal. El Valencia Basket llegaba a Fuenlabrada como el mejor equipo, con un 64 de 74. Diez fallos en cinco partidos. En el último cuarto acumuló ocho, para pasar de un 7 de 8 en la primera parte a un 12 de 21 en la segunda. Inexplicable, como la decisión de no hacer falta con 70-65 a 20 segundos para el final. Para olvidar. También para San Emeterio, que ayer superó los 12.000 minutos en la ACB.
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