Pedro Martínez y los jugadores del banquillo hundidos al ver cómo se les escapa el título europeo. :: jesús signes

Valencia Basket - Unicaja, final de la Eurocup | El sueño europeo acaba en lágrimas

El Unicaja se lleva el título y la plaza en la Euroliga tras remontar en el último cuarto con un parcial letal de 0-18 que hunde la Fonteta

JUAN CARLOS VILLENA

Jueves, 6 de abril 2017, 00:06

valencia. La final de la Eurocup acabó con lágrimas en la Fonteta, pero no de alegría precisamente. De las otras, de las amargas. De tristeza, de desesperación y de incredulidad. El Unicaja alzó su segundo título europeo en la Fonteta tras levantar el partido cuando muy pocos esperaban, con un parcial de 0-18 que fundió los plomos del Valencia Basket. Cuando Van Rossom puso el 56-43, con Alen Omic expulsado tras una tangana que inició Nedovic con Rafa Martínez, a los valencianos tan sólo les restaba cerrar el partido con un par de ataques. Tuvo hasta cinco opciones para hacerlo en el siguiente, pero se atascó para que comenzara un remontada que acabó con el Unicaja levantando el título. Con la dirección de Alberto Díaz, los puntos de Smith y la defensa de Suárez sobre Dubljevic, el conjunto malagueño consiguió dar la vuelta a la final para llevarse un título heroico.

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Al Valencia Basket le entró el vértigo en el peor momento, cuando veía como su rival iba recortando el terreno sin encontrar la fórmula para revertir la situación. Un triple de Smith culminó la remontada del conjunto malagueño (56-59) y se apagaron las luces de la Fonteta. Los últimos segundos fueron para cinco jugadores de naranja que buscaban sombras en la oscuridad sin saber encontrar el camino para arreglar el descosido. A los hombres de Pedro Martínez, y al propio técnico, les llegó el golpe de repente. Sin capacidad de reacción. El último enfrentamiento de Nedovic con Rafa Martínez fue el epílogo de la tragedia. Al capitán taronja no le gustó que el serbio, excompañero, le dedicara una sonrisa de burla para celebrar el título. Un final que no se merecía la Eurocup. Todo lo que ocurrió después sí, con el Unicaja levantando el título y la Fonteta aplaudiendo. Al final, y al principio, se trata de deporte. Uno gana y el otro pierde. Los dos lloran. Uno de alegría y el otro de pena. Como Romain Sato, que encontró consuelo en su hijo, o un Pierre Oriola al que nadie lograba consolar. Encontrar en caliente los motivos por los que el conjunto malagueño remontó la final no sirven de nada. Lo único que quedará en la hemeroteca es que el Unicaja creyó hasta los últimos segundos en sus opciones y que el Valencia Basket no encontró la fórmula para parar un tren que les pasó por encima para llevarse el título y el billete para la Euroliga.

Dubljevic tira del carro

El Unicaja fue el que golpeó primero, como en los dos precedentes de la serie, pero en esta ocasión Pedro Martínez se había guardado una carta en la manga para contestar el parcial de 6-14 que planeó en la Fonteta. Oriola le hizo el desgaste de inicio a Omic, mientras que Dubljevic esperó desde el banquillo hasta la entrada de Okouo. Cuando el montenegrino saltó a la pista, salió el sol. Su par esloveno tuvo que descansar y 'Dubi' hizo sangre, con diez puntos consecutivos que encendieron las gradas de la Fonteta. Joan Sastre, como en el primer partido, fue el encargado de encender la mecha con dos triples y Dubljevic sumó otros dos para voltear el marcador con un parcial de 16-4 que devolvió el oxígeno a los taronja. El Valencia Basket logró estirar el parcial al inicio del segundo cuarto, hasta un 20-4 que puso el 26-18 hasta el regreso de Omic a la pista. La partida ya era otra en el tablero. La inercia anotadora se estancó en ambos bandos (11-12 de parcial) pero permitió a los valencianos estirar la máxima renta hasta los diez (31-21).

Con la tensión a flor de piel Alen Omic se llevó la ovación de la Fonteta. El gigante esloveno reconoció un fuera de banda cuando los colegiados le dieron la bola al Unicaja. El 'fair play' le llegó al corazón de Juan Roig, que no dudó en levantarse de su asiento para aplaudir la acción del rival. El conjunto malagueño apretó los dientes en los últimos minutos de la primera parte para apretar el marcador, con un pequeño parcial de 2-9 que llevó la final a un desenlace dramático. Con 33-30, el título y la Euroliga se iba a decidir en veinte minutos de baloncesto a cara de perro.

Omic, la clave

El Valencia Basket saltó a la segunda parte dispuesto a repetir el guión de los partidos decisivos ante el Khimki y el Hapoel, donde apretando los dientes logró sentenciar las victorias. Pero el Unicaja es un hueso mucho más duro de roer que rusos e israelíes. Con 50-41 llegó el primer momento de descontrol, con una canasta más adicional no pitada sobre Oriola que descentró al Valencia Basket. Unos segundos después llegó el manotazo de Nedovic sobre Rafa Martínez que desembocó en una tangana que expulsó a Omic. Nadie, ni siquiera Joan Plaza, podía imaginar que en ese mismo instante comenzaba a cimentarse el título para el Unicaja.

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Con Musli fuera de combate, Suárez tuvo que fajarse con Dubljevic como falso cinco. No le quedaba más madera a los malagueños, puesto que en la primera parte se demostró que a Okouo el partido decisivo sí que le llegaba demasiado pronto en su carrera. La apuesta le salió ganadora a Plaza. Con el trabajo de Suárez sobre el montenegrino comenzó a crecer el conjunto malagueño. El parcial de 4-20 del último cuarto forma ya parte de la página más amarga de la historia del Valencia Basket. Un colapso que llevó al naufragio. La Eurocup más dura de la historia acabó en decepción.

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