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El autobús del Maccabi Tel Aviv, aparcado a la puerta de la Fonteta, custodiado por un amplio dispositivo de seguridad de la Policía. Iván Arlandis

La alerta antiterrorista convierte la Fonteta en un búnker

El Valencia Basket insta que el minuto de silencio sea en homenaje a todas las víctimas en un partido con seguridad máxima y un pabellón a medias

Marc Escribano

Valencia

Miércoles, 18 de octubre 2023, 23:40

Decenas de furgones policiales aparcados frente a la Fonteta, agentes a caballo patrullando el perímetro y unidades caninas revisando papeleras y recovecos en busca de ... cualquier elemento sospechoso. Así lucía la Fuente de San Luís unas dos horas y media antes del inicio de un partido que, a ojos de muchos, no debió haberse jugado. A toro pasado, uno puede pensar que al final no fue para tanto, pero la sensación de tensión —y miedo— que se vivía en la previa del Valencia Basket-Maccabi Tel Aviv provocó que el pabellón luciese una entrada pobre. A medio llenar, incluso. Los asientos naranjas vacíos relucían especialmente en los fondos y en las zonas más altas. Unos 2.000 espectadores, aproximadamente. Nada que ver con lo que se debería haber vivido en un partido normal y corriente —en el que la Fonteta hubiese rugido como siempre— y que no se hubiese visto afectado por toda la situación que lo rodeaba. Y es que la alerta antiterrorista instalada en Valencia por la presencia del equipo israelí convirtió la Fonteta en un búnker. Inexpugnable. Y pese al miedo, el pabellón taronja era el lugar más seguro de toda la ciudad.

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Más de 700 agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado estuvieron presentes en un encuentro que fue declarado de alto riesgo. A eso de las siete de la tarde, la Avenida Hermanos Maristas fue cortada al tráfico durante una media hora para permitir la llegada del autobús del Maccabi. Escoltado por policía y seguridad privada del club, el vehículo aparcó en la puerta de la Fonteta y se vivió una escena digna de película de espías. Decenas de policías armados, agentes con pinganillos y fusiles controlando el pasillo formado para que los jugadores y el cuerpo técnico pudiesen desembarcar, un helicóptero sobrevolando la Fonteta para tener una vista aérea del lugar, y hasta agentes de los Geos, vestidos con vestimentas militares de alto nivel, custodiando la puerta de entrada. Los baloncestistas desfilaron hacia el interior del recinto con aparente normalidad, pero uno solo puede pensar en qué estaría pasando por sus cabezas. Iban a jugar un partido de baloncesto. A hacer lo que más les gusta. Por lo que les pagan. Pero no era una situación normal. ¿Permitirá la Euroliga que el Maccabi siga teniendo que viajar por Europa en estas condiciones? ¿Paralizarán cada ciudad que visiten? Preguntas que muchos aficionados taronjas se hacen una vez pasado el incómodo trago de ser cacheados y escaneados como si de un aeropuerto se tratase.

Revisión de bolsillos, bolsos y mochilas, detector de metales y comprobación de aparatos electrónicos. Para aficionados, prensa y cualquier persona que accediese al pabellón. Un proceso lento y tedioso que formó colas en las puertas de entrada. Motivo por el cual en los minutos previos al salto inicial la grada lució muy vacía. «Parece un partido de la pandemia», comentaban algunos. Y es que así era. Los huecos entre personas eran similares a los de cuando el público debía sentarse con distancia de seguridad. Poco a poco, conforme fue disputándose el primer cuarto, los aficionados que todavía estaban pasando el control de seguridad, iban llegando a sus localidades. Otros muchos, en medio de toda la situación que se vive en el mundo, con atentados terroristas en ciudades como Bruselas, con avisos de bomba en la Politécnica, y un equipo israelí visitando la ciudad, decidieron que lo mejor era ver el partido por la tele. En el sofá de casa, más tranquilos. Y en todo su derecho están. Pero es una lástima que el Valencia Basket haya tenido que sufrir una pobre entrada por la decisión de la Euroliga de que el partido saliese adelante.

El detalle más significativo fue el del minuto de silencio previo al inicio del encuentro. Con un mensaje por megafonía —primero en inglés—, se condenó la violencia y las víctimas mortales del ataque terrorista a Israel, además de las muertes que está dejando el conflicto bélico en las dos partes de la frontera —esto, a petición del Valencia Basket, que instó a Euroliga y al Maccabi a que se realizase de esta forma tras las polémicas de las últimas semanas en torno a los mensajes de FIBA, a lo que ambos accedieron—, eso sí, sin llegar a pronunciar el nombre de Palestina. A continuación, llegó el minuto de silencio, en el que los diez baloncestistas titulares formaron un círculo en el centro de la pista. La Fonteta, aplaudió al finalizar el homenaje. Mientras, el Maccabi desplegó dos banderas de Israel detrás de su banquillo. Durante el calentamiento, los israelíes vistieron una camiseta negra con el mensaje #BringThemHomeNow, eslogan que está siendo utilizado por el gobierno del país para pedir la liberación de los rehenes que tiene secuestrados Hamás.

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