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Vule Avdalovic (Gacko, 1981) cita a LAS PROVINCIAS muy cerca del Stark Arena, en el corazón del barrio de Novi Beograd, y tarda pocos segundos ... en sacar de su alma el pesar que tiene por la repentina muerte de su amigo Dejan Milojevic. «Justo cerca de aquí tenía su casa donde vivía con su familia cuando estaban en Belgrado», evoca con tristeza en la mirada y un castellano perfecto. Catorce años después de su marcha de España, estuvo en Alicante en la temporada 2009-2010, conserva la misma dicción de aquel Vule que enamoró la Fonteta con su calidad durante cuatro campañas, en el entonces Pamesa Valencia.
-Me sigue impresionando no sólo la capacidad que tienen de aprender español sino de mantenerlo con el tiempo aunque vivan fuera.
-El primer año en Valencia no tenía muy buen español pero el segundo ya empecé a hablar un poco. Mi mujer iba a clases y se coge muy rápido. Creo que tenemos esa facilidad para los idiomas, creo que es más fácil para nosotros que para la gente de otros países.
-¿Es cierto que muchas generaciones aprendieron español aquí viendo series en versión original como Los Serrano?
-A mí no me pasó pero sí que es verdad que mucha gente aprendió en su momento español al ver aquí series en la televisión que se ponían en versión original y subtituladas en serbio (se ríe).
-Ha cambiado las zapatillas por la pizarra.
-Sí, ahora mismo soy el entrenador del OKK Belgrado, que es un club con mucha tradición. Jugamos en la Primera División de Serbia y es una parte del programa del club Mega, donde los mejores juniors vienen a jugar con nosotros para tener experiencia y poder dar el salto al primer equipo del Mega Bemax. Hay muchos jugadores con talento y para ellos es importante tener minutos en esta liga para luego dar el salto incluso a la NBA.
-¿Qué ha cambiado en estas generaciones con respecto a sus inicios como jugador?
-Ahora es más difícil entrenar a los jóvenes que en mi época para los entrenadores que tuve. Ha cambiado mucho la mentalidad de los jugadores jóvenes, ahora no entrenan tanto como nosotros y creo que es clave para los entrenadores no cambiar la actitud y exigir. Ellos tienen que aprender primero cómo se tiene que entrenar para luego actuar en los equipos profesionales.
-¿Qué recuerda de su etapa en el Pamesa Valencia entre 2005 y 2009?
-Tengo muy buenos recuerdos de mi época en Valencia. Pasé allí cuatro años, hice muchos amigos y siempre me gusta volver. Tuvimos oportunidades de ganar algún título, como la Copa del Rey de 2006 en Madrid, pero no tuvimos suerte. Creo que competimos bien durante esos años, ganando a muchos equipos que eran entonces mejores que nosotros. Mi mala suerte fue tener una lesión muy grave que me costó mucho. Me quería quedar más años para dar más para el club pero mi lesión no lo permitió.
-Fue una situación parecida a la de Van Rossom, aunque él sí que pudo despedirse con títulos de la Fonteta. ¿Tras una lesión grave de rodilla lo más duro es entender que la vida deportiva ya no será igual?
-Es duro cuando llega algo así. En el momento de la lesión estaba en un punto de mi carrera muy bueno y es cierto que al principio no pensaba que iba a ser una lesión tan grave. Después tuve muchos problemas en la recuperación con la rodilla y me costó mucho volver a jugar. Lo más complicado cuando te recuperas de una lesión grave es volver a ajustar el juego porque ya no tienes las piernas de antes, ni la rapidez ni el salto. Cuando volví me di cuenta que tenía que cambiar mi tipo de juego. Fue muy difícil volver a mi nivel de antes de la lesión.
-Coincidió con Dejan Milojevic como jugador en Valencia y entrenador en el Mega. Para usted habrá sido un golpe durísimo su muerte.
-'Decki' era muy buen amigo mío. Estuvimos siempre en contacto. Jugamos en Valencia dos años juntos y luego fui su entrenador ayudante en el Mega tres años. Pasamos mucho tiempo juntos y es una pena lo que le ha pasado. La vida no es justa y ha sido un golpe muy duro para todos nosotros, sobre todo para su familia. Estamos esperando en Belgrado su funeral y muchos clubes ya se han despedido de él en modo homenaje, como Partizan, Estrella Roja, Buducnost o Mega. He sentido estos días que era una persona muy especial para todos, ha dejado una huella muy fuerte.
-Eso no lo consigue todo el mundo aquí en Belgrado. Era jugador del Partizan y el respeto por ejemplo en el homenaje del Estrella Roja fue estremecedor.
-Es verdad. Aquí todo esto no es fácil y no ocurre con todo el mundo. Hay gente que no le conocían y cuando me han hablado de su muerte se han puesto a llorar. Toda la gente en Serbia sentía que le conocía. Era una persona muy alegre y siempre estaba sonriendo. Siempre quería estar bien con la gente y por eso se siente esa tristeza tan grande.
-Era un enamorado de Valencia.
-En una de las últimas entrevistas que hizo contó una cosa. Cuando Milojevic jugaba en el Partizan yo ya estaba en el Valencia Basket y vino a Valencia por mí. Siempre le decía muchas cosas buenas de la ciudad, del equipo, cómo entrenábamos y todo. En esos momentos tenía muchas ofertas porque era el MVP de la Euroliga. Vino a Valencia por todas las cosas que le conté. Su primer año allí disfrutamos mucho de la ciudad, le gustaba mucho la playa e íbamos siempre juntos con nuestras familias. Era un tío que donde iba se sentía bien y en Valencia especialmente. Tenía una actitud sobre la vida muy positiva.
-¿Se ve entrenando en un futuro en Valencia o en otro equipo en España?
-Sí, empecé seis años como ayudante, cinco en el Mega y uno en el Partizan. Ahora estoy en mi segundo año como primer entrenador y tengo ambición. Me gusta mucho el trabajo y en el futuro me veo en España. Tengo tres niños, tengo que pensar en ellos primero pero en un futuro me gustaría volver a formar parte de la estructura del Valencia Basket. Cada verano voy a Valencia y voy a la Fonteta a saludar a la gente del club. Tengo buena relación. No sé en cuánto tiempo pero en un futuro me gustaría.
-¿Cómo le gusta que jueguen sus equipos?
-Me gusta trasladar la manera de jugar que he tenido. En el baloncesto todo buen ataque sale de una buena defensa. En todos mis entrenamientos incido en la defensa, por la mañana y por la tarde, porque veo que los jugadores jóvenes de ahora no piensan mucho en la defensa. Piensan en ataque, en cómo meter canastas, y no entienden que es mucho más fácil meter una canasta cuando defiendes bien. Insisto en defender bien y luego correr mucho, tener muchos tiros en transición o después del primer pick and roll. Correr bien y tener buenas líneas en ataque. Un baloncesto dinámico, simple pero efectivo.
-¿Cuáles son sus referentes?
-Mi suerte es que como jugador y por salir de Belgrado tengo muchos referentes buenos, desde Vujosevic a Obradovic. En Valencia tuve a Ricard Casas, Katsikaris y Spahija. Tenía también relación con Miki Vukovic. He aprendido mucho de todos ellos. Ahora me gusta por ejemplo cómo juega la Virtus Bologna de Banchi y en la NBA me gusta como juega Golden State, Sacramento o Denver con Jokic. Una mezcla de todo esto es un ejemplo de cómo se tiene que jugar a baloncesto
-¿Sigue la actualidad del Valencia Basket?
-Sí, sigo al equipo desde que lo dejé. Conozco todo lo que ha pasado en estos últimos quince años en el club. Es cierto que esta temporada han cambiado, fichando muchos jugadores extranjeros. Creo que Álex Mumbrú ha construido un equipo porque sabe cómo quiere jugar, cambiando mucho en defensa. Me gustó la época donde se ganó la Liga ACB con Pedro Martínez porque jugaban muy bien al baloncesto y tenían una cosa muy importante que era que los jugadores españoles, como Rafa Martínez o San Emeterio, eran muy buenos y otros como Van Rossom o Dubljevic también eran ya de la casa. Consiguieron una química muy buena y ese equipo me gustó mucho. Es algo que pasa aquí con Estrella Roja o Partizan, cuando tienes jugadores de casa que son buenos jugadores y buena gente eso hace que el proyecto sea mejor que si vienen diez extranjeros y tienes jugadores españoles que no tienen mucha influencia en el juego.
-Ahora hay una transición pero jugadores como Pradilla, Puerto o López-Arostegui pueden mantener eso en el futuro.
-Sí, creo que sería importante ir encontrando de nuevo ese tipo de jugadores. Los jugadores de casa, si son buenos, son una base para construir un equipo.
-Por cierto, me cuentan que usted fue de los primeros en darse cuenta del diamante de jugador que había en Jokic.
-Él tenía unos 17 años y yo venía de una lesión y entrenaba con el Mega, donde Milojevic era el entrenador. Me fijé en unas cosas que nunca había visto antes en mi vida. Cuando vi al jugador pregunté cómo se llamaba porque tenía un talento increíble. Era un jugador especial. Llamé a mis amigos para decirles que había un chico que se llamaba Nikola Jokic y que con esa edad ya podría estar jugando en los mejores equipos de la Euroliga. Nadie sabía en ese momento que iba a acabar siendo el mejor jugador del mundo.
-¿Qué le ocurrió con él en un entrenamiento?
-Fue una anécdota pero que habla del respeto. En una jugada me puso un tapón y me tiró al suelo. Él era un niño y yo en ese momento y yo un jugador veterano, vino a pedirme perdón y le contesté que tenía que disculparse, que siguiera jugando así. Enseña el respeto que tenía a los jugadores mayores y a los que conocía de haberlos visto jugar en los clubes o la selección.
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