«Son muy grandes también con Pustovyi y no va a ser fácil porque no vamos sobrados de centímetros». La reflexión la hizo Pedro Martínez en la previa y, como veterano que es, consiguió uno de los efectos que podía tener esa reflexión en público; ... que el entorno intuyera una debilidad donde lo que hay, además de una debilidad evidente, es una realidad diferente para practicar otro baloncesto. El juego interior del Valencia Basket no tiene tantos centímetros como la mayoría, correcto, pero es mucho más móvil. Cuando ese dato se marida con la energía cinética de los exteriores se pueden fundir los plomos de los rivales con una defensa muy agresiva. En el baloncesto moderno es muy complicado ganar un partido con 24 puntos de margen si has entregado una tarjeta de 5 de 29 en el triple. Con un pésimo 17% en ese aspecto del juego, para pasar por encima de un equipo has tenido que hacer muchas cosas bien en la pista. Lo explicó, a la perfección, Pedro Martínez: «Hay una diferencia entre la exigencia y el perfeccionismo, el perfeccionismo es un mierda porque te hace ser un infeliz. La perfección no existe y el baloncesto es un juego de errores. Si cometes errores y juegas concentrado puedes ganar, como ha sucedido hoy. Tenemos cosas que mejorar pero no digo el acierto. Hoy hemos hecho una cosa bien que es ir bien al rebote ofensivo, ir con determinación depende de nosotros».
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Las que permitieron ganar su primer partido en la Liga Endesa a los valencianos tuvieron mucho que ver con el deseo. Con eso no se nace, como con la altura que se desarrolla cuando avanza la adolescencia. Eso se trabaja. El Valencia Basket de Pedro Martínez está atacando, en este inicio de temporada, el rebote ofensivo en bloque. Lo de ayer en la Fonteta contra la Penya fue tremendo. Planeadores contra brazos enormes. Tan descarado fue que al final del encuentro, que de los 48 rechaces que volaron sobre el aro del equipo de Badalona, 26 fueron a parar a las manos de jugadores que vestían de azul. Un 54% que es una barbaridad. Jean Montero, con sus 188 centímetros, capturó cuatro en ataque. Los mismos que, por ejemplo, Ruzic en defensa. Tan alucinante fue el dato, que el técnico del conjunto catalán, Dani Miret, se mostró sorprendido cuando miró la estadística antes de comparecer en rueda de prensa: «Es la primera vez que veo que un equipo coge 26 rebotes en ataque».
Realmente no fue la primera vez pero sí con el técnico presente. La marca superó el récord del club, los 25 rebotes en ataque que capturó ante el Real Madrid el 28 de abril del 2001. Bernard Hopkins, que terminó con 40 de valoración, cogió 13 de ellos. Es la mejor marca personal de la historia de la ACB, empatado con Felipe Reyes y Salva Guardia. Los 26 rechaces ofensivos del Valencia Basket es la tercera mejor marca de la historia de la competición y se quedó a dos del mejor registro, los 28 rebotes ofensivos que atrapó el Caixa Ourense contra el Tenerife Nº1 el 21 de abril de 1990 y los 28 del Murcia Airtel frente al Xacobeo 99 Ourense el 18 de abril de 1997.
Desde el 4-11 inicial, el conjunto taronja subió la agresividad defensiva y la de atacar el rebote ofensivo. Ahí, el deseo es donde puede valer más que los centímetros. De lo contrario, te puedes hundir en la pista. Con todo ello, se trabajó un parcial de 30-13 hasta el descanso.
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Al Joventut, que por momentos tenía en pista un quinteto con mucho más centímetros que su rival en cuatro de las cinco posiciones, se le fundieron los plomos con un rival capturando 11 rebotes de los 24 que volaron sobre su aro en la primera parte (una barbaridad con esa diferencia de altura) y forzando 12 pérdidas. Mención aparte merece López-Arostegui. Su defensa, de clínic, sobre Robertson no aparece en la estadística pero fue otra de las claves al descanso. En la avanzada sí, porque negando las líneas de pase al canadiense forzó, entre otras cosas, una pérdida de Ruzic y una falta en ataque de Pustovyi. Estadística avanzada que suma. Como la de Happ, que en su rotación en el primer cuarto fue de un +9 en pista en el ratio del +/-. Si es justo apuntar cuando está mal, también lo es cuando es al contrario.
Pedro Martínez y Sestina
La explicación que dio el técnico taronja sobre la actitud de Sestina, al que le está faltando el acierto en sus primeros partidos con el Valencia Basket, resume su filosofía coral y de poner por delante el trabajo y el esfuerzo que el acierto, puesto que es una variable más caprichosa y que tiene a su alrededor otras muchas más, que también tienen que ver con el rival. La actitud es lo que no se negocia para Pedro Martínez: «Sestina tiene muy buena actitud, eso es más importante que ser bueno. Lo que te hunde en la miseria es cuando tienes uno muy bueno con mala actitud. Todo mi amor por los jugadores que tienen buena actitud y cuando no tienen acierto hay que ayudarles porque ya las meterán. No hay que señalarle porque tiene buena actitud».
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La segunda parte fue un disfrute para la Fonteta y un suplicio para el Joventut. Con Ojeleye de ejecutor, con 24 puntos y 28 de valoración, el conjunto taronja fue subiendo su máxima hasta terminar con un dominio total en la pista.
Valencia Basket: Jovic (4), Badio (9), Ojeleye (24), Pradilla (8) y Reuvers (6), quinteto inicial, Puerto (3), López-Arostegui (-), Montero (13), Happ (6), Costello (6) y Sestina (5).
Joventut: Dotson (8), Ribas (-), Kraag (4), Gates (18), Pustovyi (4), quinteto inicial, Busquets (4), Van der Vuurst (8), Vives (-), Platteeuw (-), Ruzic (4) y Robertson (10).
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Parciales: 15-13, 19-11 (34-24), 28-19 (62-43) y 22-17 (84-60).
Árbitros: Carlos Peruga, Sergio Manuel y Jorge Martínez.
Incidencias: 6.724 espectadores.
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