La voz de Bruno Squarcia (Albacete, 1963) es la de la esperanza para los vecinos de Madrid que viven en Arturo Soria con López de Hoyos. Cada día, después del aplauso sanitario, el exjugador del primer Pamesa Valencia de la historia les ofrece una pieza musical de un repertorio que sus clientes del restaurante Ouh Babbo conocen de sus famosas serenatas de los jueves. Hoy, apagadas hasta nuevo aviso. «Tomé la referencia de Milán, de la gente que cantaba en la ventanas, y me decidí a hacerlo. Es una forma de ayudar a alegrar al vecindario en estos momentos tan complicados. No sé cuantos siguen en España de los que empezaron pero yo continúo», relata a este periódico acentuando que para él es un reto «porque sólo he repetido cuatro canciones. Me obliga a buscarme un repertorio todos los días, con temas que vayan en consonancia con mi registro vocal de barítono porque la mayoría de canciones están confeccionadas para tenores. Es un trabajo que me entretiene». Con respecto a la temática, reconoce que ha ido variando. «Inicialmente cantaba arias un poco más sentimentales pero me dí cuenta que podía cantar canciones más alegres como tarantelas», apunta «y he extendido el repertorio a los italoamericanos de la época de Dean Martin como el That's Amore».
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Su mirada de la pandemia tiene el enfoque más abierto porque, de padre italiano, la mitad de su familia reside en el país donde el coronarivus aterrizó con fuerza en Europa: «Cuando las noticias eran desde China nunca pensé que podría llegar aquí pero desde que sacudió Italia de esa forma tan brutal ya fui consciente de que nos iba a tocar. Ahí ya empecé a preocuparme».
En una de sus actuaciones sorprendió a sus vecinos con un chandal retro del Pamesa de 1986. El de la temporada de creación del club. «Como nos ha pasado a todos, con el confinamiento me he puesto a abrir cajones y a ordenar cosas. De pronto me encontré la sudadera del último equipo de la historia de la sección de baloncesto del Valencia C. F. y el chandal del primer equipo de la historia del Pamesa. He utilizado las prendas en alguna de las actuaciones como homenaje a esa época tan bonita, para acordarme de los valencianos». Algo que, por otra parte, certifica su estado de forma tres décadas después. «Tengo la cintura más avispada, en aquel momento era mucho más grande y ancho», relata entre risas «porque para mi profesión como actor, ya que mido 1.92 y eso es un traba en España, cuando era el doble de grande los papeles que me daban eran de guardaespaldas o portero de discoteca. Me afiné en una época donde trabajaba en el musical Mamma Mía y alguna película que rodaba de noche».
De Llíria a La Canaleta
Bruno Squarcia comenzó a jugar en El Pilar pero su gran salto llegó en su primer año de senior. «Me fichó el Llíria que en aquella época era el mejor equipo valenciano y allí me curtí en aspectos como la garra porque era un club muy especial», rememora con un dato clave: «Éramos el equipo más difícil de ganar en su campo. En el pabellón antiguo de Llíria no ganaba nadie». Tras el ascenso se quedó sin hueco y por la insistencia de Bayarri recaló en el Valencia C. F. «Posiblemente fueron los mejores años de mi vida», sentencia cuando rememora aquellos primeros partidos del Pamesa en La Canaleta: «Era un baloncesto de compromiso total. Hace poco contacté con Ron Crevier que era aquel jugador canadiense que medía 2.10 y en esa época era un espectáculo. De aquel equipo he tenido contacto Paco Guillén, Pallardó o Lluch».
El exjugador es ahora empresario. Además de su restaurante es propietario de la tienda Brunetti Madrid. Se pone serio: «Con las condiciones que hay es imposible abrir un restaurante. Si esos parámetros no cambian tendré que cerrar. Si en la desescalada nos limitan el aforo al 50% y nos obligan al retorno del 100% de la plantilla es inviable. En esas condiciones pueden cerrar el 80% de restaurantes». Con respecto a la escena tampoco es muy optimista a corto plazo: «Volverán antes los rodajes que los espectáculos escénicos en vivo, como la danza, los conciertos o el teatro. La esperanza es que encuentren la vacuna o la medicación».
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