El batacazo del Valencia Basket desde la Copa del Rey, perdiendo 18 de los últimos 27 partidos de la temporada, se simbolizó en el segundo episodio de la serie de cuartos de la ACB contra el Barcelona, donde ni siquiera se compitió ... . Esa herida, profunda, obliga al club a hacer su reflexión más intensa. Dejando al margen a la figura de Enric Carbonell, el director general trabaja a corto plazo en la búsqueda de la identidad del club en la Euroliga y es el nexo del baloncesto con el Roig Arena en construcción, la entidad llega por primera vez al arranque del mercado de verano con dudas, serias, en todos sus departamentos; dirección deportiva, técnica, médica y que afecta a media plantilla entre los 18 que terminaron el curso con contrato. Lo único confirmado es la baja de Van Rossom.
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Dirección deportiva. Chechu Mulero, la primera decisión
Para la construcción del nuevo proyecto, la primera decisión del club tiene que ser sobre Chechu Mulero. Con contrato de estructura en la entidad, no por años, el pucelano está en su momento más complicado en el puesto al que accedió en 2014, tras la marcha de Toni Muedra. En los años de gloria (con la Liga de 2017 como gran éxito) fue el primer artífice de los mismos, con lo que en los fracasos deportivos debe ser el primer culpable. Su planificación de la última temporada, con demasiados riesgos de inicio, debe ser evaluada. En caso de que el club decida un relevo, el perfil de Himar Ojeda es el que más gusta.
Cuerpo técnico. Álex Mumbrú tiene contrato
La lupa de la crítica en un curso con balance 32-39 también es obligatorio que llegue al entrenador. El Valencia Basket anunció hace un año el fichaje de Álex Mumbrú hasta 2025. Aunque esa vinculación tiene cláusulas de escape los dos veranos, el catalán tiene contrato en vigor. Si se decide un relevo en su puesto, no será una renovación sino un despido. Algo que la entidad taronja no realiza con un técnico desde el cese de Perasovic en enero de 2015. Mumbrú dejó claro tras terminar el curso que su deseo es seguir porque llegó «para un proyecto» y no por un año y, adelantando el debate interno, que el club sabe los errores que se han cometido: «Cuando sabes los problemas que hemos tenido hay que arreglarlos, el problema sería no saberlo». La entidad sabe, porque es cierto que durante el último curso ya se han producido reuniones, que la continuidad de Mumbrú debe incluir algunos cambios en la estructura del primer equipo y en el plantilla. La decisión sobre el cuerpo técnico de la temporada 2023-2024 también debe afectar a San Emeterio, Juan Maroto y Javi Vilaplana.
Primera plantilla. Un sudoku de 17 jugadores
El curso 22-23 se cerró con 18 jugadores con vinculación contractual con la entidad taronja. Un récord del club, para una de las temporadas más grises en lo deportivo. La única baja confirmada, la de Van Rossom, deja la cifra a día de hoy en 17. Para la confección de plantilla va a ser clave conocer si el equipo disputa la Euroliga o la Eurocup. Como ejemplo práctico, yendo a Eurocup y a una plantilla de 12, para hacer dos fichajes el club debe desprenderse de siete jugadores. A partir de ahí, hay que sumar una baja para cada fichaje extra. A falta de confirmación, Dimitrijevic y Prepelic apuntan a las primeras salidas mientras que Alexander, Harper y Rivero tienen muy complicada su continuidad. Con jugadores con contrato, pero con cláusulas de corte, como Hermannsson, Evans o Dubljevic hay que tomar una decisión. Jones, Radebaugh, Claver, López-Arostegui, Puerto, Webb III y Pradilla tienen contrato. Completan la lista de decisiones en la actual plantilla, Ferrando y Millan Jiménez. Las dos perlas de la plantilla.
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Servicios médicos. El drama eterno de las lesiones
Las lesiones forman parte del día a día de todo club deportivo pero es cierto que el drama cada temporada en el Valencia Basket parece no tener fin, ni solución. Vidorreta y Peñarroya fueron dos entrenadores que en su momento hablaron claro al respecto. El curso 22-23 no se ha librado de varios episodios complicados. El último, el de López-Arostegui. El alero no juega desde el 9 de abril y la única explicación pública, del servicio dirigido por el doctor Ignacio Muñoz, son molestias en la fascia plantar.
Servicios médicos. El drama eterno de las lesiones
Las lesiones forman parte del día a día de todo club deportivo pero es cierto que el drama cada temporada en el Valencia Basket parece no tener fin, ni solución. Vidorreta y Peñarroya fueron dos entrenadores que en su momento hablaron claro al respecto. El curso 22-23 no se ha librado de varios episodios complicados. El último, el de López-Arostegui. El alero no juega desde el 9 de abril y la única explicación pública, del servicio dirigido por el doctor Ignacio Muñoz, son molestias en la fascia plantar.
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Afición. Una grieta que sigue en aumento
El grito de «¡Fuera, fuera!» con el que la afición despidió al Valencia Basket tras la derrota contra el Barça debe servir para ayudar a una reflexión clave. El clima de desafección entre el club y la afición taronja no ha amainado esta temporada, por mucho que se haya aguantado la cifra de abonados gracias al tirón de la Euroliga y del primer equipo femenino que sí que engancha a día de hoy. De los últimos seis partidos en la Fonteta, cuatro han tenido entradas por debajo de los 5.000 espectadores y los dos partidos que superaron esa cifra fueron con el Real Madrid y el Barça como rivales. Con un Arena en construcción con capacidad para 15.600 espectadores, el Valencia Basket debe encontrar la fórmula de volver a reenganchar a su gente. La clave pasa por hacer un proyecto sólido en todos los apartados ya explicados.
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