![La Copa de Raquel Carrera](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/24/53606892107_4542bbe739_5k-RK8X7Qb360Ibxu0ChIP2GeP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Segundos antes de que el Valencia Basket levantara el trofeo de la Copa de la Reina sobre el parquet del Palacio de los Deportes Carolina Marín de Huelva todas las cámaras siguieron a Queralt Casas. Algo lógico siendo la capitana. Pero no captaron la foto ... que esperaban. La de Girona acompañó a Raquel Carrera al centro de la pista y le cogió la muleta para que no saliera en el plano. Mientras la escondía tras uno de los paneles del set de campeonas, la gallega escenificó la probatura de cómo levantar la Copa. Para explicar el momento hay que volver al jueves por la noche. En el hotel de Punta Umbría, con el vestuario en shock tras la grave lesión de Carrera, Casas le prometió que si terminaban ganando el torneo iba a ser ella la que levantara el trofeo. Así, entre muchas lágrimas de emoción, se selló ese pacto. Volvamos al directo. La gallega, con su sonrisa eterna, fue la encargada de elevar la Copa de la Reina con forma de espiral. Una imagen que ya forma parte de la historia del baloncesto español. Por todo lo que simboliza. El grupo, por delante de los egos. Las personas, por encima de las deportistas.
«Me quedo con el cariño, no solo del club sino de todas las aficiones presentes en Huelva. Eso es lo bonito del baloncesto». Carrera reflexiona apoyada en el panel que certifica que las valencianas son campeonas de Copa. A lo lejos, aparece sobre la grada un enorme cartel con la figura de Carrera, de los que promocionaron el evento, que minutos después será llevado en procesión con la protagonista abriendo el culto. Domingo de Ramos en Huelva con el acompañamiento del repicar de tambores. Otra imagen icónica que quedará para el recuerdo. La gallega ya no jugará esta temporada pero mantiene el hambre competitivo y manda un aviso: «Tenemos ganas de Liga, hemos demostrado en esta Copa de la Reina que somos capaces de todo e iremos a por la Liga».
«Se lo merecen muchísimo, por todos los años de trabajo y por todo el esfuerzo que se pone en el Valencia Basket», apuntó desde la primera fila de la grada Irene Garí. Como una aficionada más pero siempre con el recuerdo de ser una de las jugadoras que ascendió al equipo desde la Liga Femenina 2. Memoria histórica. Quien se desmelenó más de lo habitual es Rubén Burgos. El técnico valenciano volvió a dar un paso a un lado en la celebración en la pista, para que todos los focos fueran para sus jugadoras y compañeros del staff, pero se marcó una licencia en el corazón del vestuario que fue seguida con euforia. Fue uno de los encargados de agitar el champán y rociar con la botella a todo aquel que se atreviera a estar en su rango de visión. Por aquel entonces, Ouviña y Hempe aún no habían terminado de bailar desde que comenzaron a hacerlo sobre el parquet lleno de papelitos. La celebración, privada, se prolongó en Huelva hasta que el equipo partió en autobús para coger el avión que le dejó de madrugada en Valencia. Con asiento para la Copa.
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