El céntimo para el euro

Perder no le gusta a nadie. Faltaría más. De no ser así dejaría de tener sentido el deporte profesional. Lo que es cierto es que cada partido hay que analizarlo como un departamento estanco, por mucho que duela en la Fonteta, que duele, el 0-5 que deja al Valencia Basket como colista en solitario de la Euroliga. En El Pireo, los taronja perdieron por indolencia, en Tel Aviv por falta de acierto... y en Barcelona por no acertar en esos pequeños detalles, el céntimo para el euro en una competición que no espera a nadie. Con 76-75, tras un triple de Loyd, el Valencia Basket tuvo un balón decisivo, gracias a un tapón de Labeyrie, pero a Dubljevic le faltaron dos milímetros para anotar un gancho marca de la casa. El Barça no perdonó, con dos tiros libres de Higgins y un triple del americano que finiquitaron la victoria (81-75).

«Tenemos calidad pero estamos construyendo un equipo», declaró Ponsarnau tras el partido. «Amo este deporte, estos partidos cerrados con dos grandes equipos», sentenció Pesic. Dos reflexiones para hablar de un partido que pudieron ganar los dos equipos pero donde los 37 puntos anotados entre Mirotic y Higgins fueron decisivos para el triunfo del conjunto catalán.

El único borrón de una buena primera parte taronja, en cuanto a empaque como equipo, fue que no supo aprovechar los momentos de desconcierto del Barça con Hanga como base para abrir más brecha en el marcador. El húngaro dio relevo a Bolmaro en el segundo cuarto con 25-21 y un parcial de 6-14 puso por delante al Valencia Basket (31-35). Para entonces ya había vuelto Dubljevic sin máscara, el montenegrino no se sintió cómodo con ella y la tiró en el banquillo cuando Kuric le puso un tapón en una bandeja a la contra al no tener visión lateral de la jugada. Con la nariz rota al descubierto, el pívot mantuvo la renta para su equipo (33-37 y 37-41) hasta que se llegó a un último minuto de primera parte fatídico. El parcial de 7-0 para los de Pesic comenzó con un triple de Mirotic y una canasta de Higgins (42-41) y terminó con unos pasos de Loyd y una clara antideportiva del americano sobre Hanga (44-41). Un borrón en la cuenta del de Atlanta que había sido el mayor estilete de su equipo.

La falta de acierto es la que condenó en el segundo cuarto a los valencianos, para no abrir brecha mayor en el marcador. Tras un prometedor inicio, teniendo en cuenta el raquítico porcentaje de los taronja en el arranque de la Euroliga (3 de 7) se pasó a un 1 de 8 que lastró una anotación que se hubiera disparado para los de Ponsarnau porque pese a ese desacierto anotó 22 puntos en ese segundo periodo. La defensa de Marinkovic sobre Kuric y el buen tono en pista de Colom permitió que, al descanso, la valoración estuviera tan igualada como el luminoso (47-46). El Valencia Basket saltó al tercer cuarto a por el partido (49-49 tras triple de San Emeterio) y lo cerró con otro de Colom (62-65). Los taronja aguantaron hasta el 68-68 pero perdieron la concentración con varias decisiones arbitrales para perder en un final igualado.