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EFE
Vaalencia Basket | La victoria del orgullo taronja

La victoria del orgullo taronja

El Valencia Basket zarandea al Real Madrid y supura la herida de la Copa del Rey

Viernes, 19 de febrero 2021

La Euroliga más dura de la historia, por el número de equipos que optan a disputar el playoff, no da tregua. A diez jornadas para terminar la liga regular el Valencia Basket estaba casi obligado a ganar al Real Madrid (después de ganar al CSKA) para no perder comba. Los triunfos del Efes, Fenerbahce y Zenit metieron más presión a la noche. El equipo taronja no falló, con una primera parte perfecta (55-35) donde dejó claro que le tenía muchas ganas al Real Madrid. Más que muchas. El balance de 13-12 tras la victoria no le sube de la décima plaza pero deja a los de la Fonteta a un triunfo de la zona del corte, que marcan el Efes y el Zenit con 14. La próxima semana, partido que se presenta como una final en San Petersburgo.

El hombre de la noche fue Van Rossom. En el despegue de la primera parte no fue el que más brilló pero fue el que emergió en los dos momentos del segundo tiempo donde el Real Madrid quiso meter el miedo en el cuerpo al Valencia Basket. Ahí, los de Ponsarnau mantuvieron la concentración gracias a su timonel. Con 16 puntos, 8 asistencias y 20 de valoración fue el que puso el lazo, el hielo y el poso al triunfo.

En el deporte profesional, el orgullo también es una variable a tener en cuenta. La expedición taronja abandonó el pasado viernes el Meliá Castilla de Madrid con la certeza de que el equipo de Laso les había tocado la cara en los cuartos de la Copa. Más que por el resultado, por las sensaciones. Anoche, el Valencia Basket saltó al parquet como cuando se abre la puerta de toriles. Concentración máxima y acierto. Dos axiomas que suelen ser vasos comunicantes. Marinkovic fue el reflejo de todo. El serbio fue uno de los jugadores que peor noche pasó tras el batacazo de la Copa. Ayer, en el primer cuarto ya llevaba 12 puntos. Ese colmillo afilado lo tuvieron todos los jugadores de Ponsarnau que saltaron a la pista en esa primera parte. Del minuto uno al veinte. Con 8 de 14 en triples salió hasta la pizarra. Ponsarnau jugó al despiste con Van Rossom en la última jugada pero fue Kalinic el que subió la bola en la transición para que Prepelic ejecutara en la última décima. 55-35 en una primera parte perfecta, la más completa en lo que va de Euroliga de los taronja, con 66-34 en la valoración. Hasta el técnico de Tàrrega varió alguna de sus costumbres. Laso paró el partido con 44-30 y Ponsarnau, cuarenta segundos después, hizo lo mismo con 44-32 porque no le gustó el siguiente mal ataque de los suyos.

El +20 al descanso hubiera sido escandaloso si Carroll no hubiera salido al rescate en el primer cuarto, donde anotó 15 puntos. El Valencia Basket no escondió sus cartas. Saltó dispuesto a hacer bueno su plan de partido de la Copa. Picado porque no saliera hace una semana. 6-0 de inicio con dos triples, de Van Rossom y Kalinic. Al 10-4 se llegó con un mate de Williams, descartado en el torneo copero, y al 13-6 con un triple del californiano. Con la tercera de Garuba fue Tobey el que se sumó al festival del triple para acabar el primer cuarto con un 29-21 que no fue un agujero negro para el Real Madrid por esos 15 puntos de Carroll. La segunda unidad de los de Ponsarnau mantuvo el nivel en alto –con un Puerto espectacular que completó posiblemente su partido con más cuajo de taronja– para que la máxima renta fuera creciendo, primero hasta el +15 (48-33) y después hasta el +20 con el que se llegó al descanso (55-35).

El único peligro en el arranque de la segunda parte era que un bajón en la concentración metiera en problemas a los valencianos. En la Copa ya sucedieron varias remontadas de largo recorrido. Las pérdidas de balón y las concesiones en defensa, con un Deck enchufado que lideró un parcial de 0-8, encendió una pequeña alarma en la Fonteta (57-45). Era el momento de la batalla psicológica... y esa es la que se llevó Van Rossom. El belga asumió galones, pegó cuatro gritos sobre el parquet y, además, no le tembló la mano. Con su equipo en una caraja ofensiva durante unos minutos anotó ocho puntos seguidos para poner de nuevo el barco en rumbo (67-51). Esa buena onda se mantuvo hasta el final del tercer cuarto (71-52).

El Real Madrid, y Laso, estaba desesperado. A su nivel plano se unió la frustración de no poder meterle mano a un equipo que seguía acumulando pérdidas de balón y fallos en el tiro libre. No le salió nada a los blancos, que perdieron por lesión a Llull durante el partido. El último cuarto sobró en un partido que acabó con un abrazo de Juan Roig a Ponsarnau. Un refuerzo más.

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