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Sin margen de error en la Euroliga. Así acabó la gira de nueve días del Valencia Basket fuera de casa. La derrota ante un Anadolu Efes que ayer arrasó al CSKA entraba, en los cálculos de la Fonteta, en algo que puede ocurrir si no se fallaba en los partidos clave. La visita a un Maccabi virtualmente eliminado era una oportunidad de oro para seguir teniendo un mínimo colchón teniendo en cuenta que a los taronja les restan cuatro de los últimos seis partidos del curso en la Fonteta. El equipo israelí saltó a verlas venir... pero su rival no lo vio. Una decepcionante versión del Valencia Basket –el cansancio acumulado era un handicap ayer pero no una excusa– no zarandeó al Maccabi en el primer cuarto cuando era la oportunidad de una rendición local (14-18) y, a partir de ahí, comenzó a frustrarse porque no le salió nada en la pista. Ni a los sucesivos quintetos ni a Ponsarnau, que no dio con la tecla de la rotación ni de las lagunas que convirtieron la defensa de la zona taronja en un agujero donde una y otra vez el Maccabi encontraba petróleo. El 33-35 al descanso dejaba claro que los de amarillo no estaban muy por la labor de ir a la guerra.
Maccabi Tel-Aviv
Dorsey (17), Casspi (14), Jones Jr (14), Zizic (13), Bender (8), Bryant (6), Caloiaro (6), Dibartolomeo (4), Hunter (2), Wilbekin (0), Cohen III (0) y Blayzer (0)
84
-
72
Valencia Basket
Labeyrie (18), Van Rossom (14), Kalinic (11), Dubljevic (9), Prepelic (8), Tobey (4), Hermansson (4), Williams (2), Sastre (2), Marinkovic (0), Gayan (0) y Puerto (0)
PARCIALES 14-18, 19-17, 29-21 y 22-16
La gran decepción fue el tercer cuarto. Se invirtieron los papeles. El primer tiempo dejó claro que con la versión intensa, el Valencia Basket se iba a llevar el triunfo. El problema es que ese papel lo interpretó un Maccabi que se lo creyó con el despertar anotador de Dorsey y la regularidad de Zizic. Aunque quedaba mucho tiempo, diez minutos, ese parcial de 29-21 fue un golpe al mentón de un equipo donde sólo estaban finos Van Rossom y Kalinic (62-56). El serbio fue el último en negarse a ondear la bandera blanca (65-61) pero, con diez pérdidas en la segunda parte, los taronja se fueron frustrando con cada segunda oportunidad fallada tras rebote ofensivo y con un rival que hacía justamente lo contrario, sumar siempre. Así se llegó al 71-61 y a una desesperación total de un equipo que ya se había dado cuenta de que iba a firmar una derrota que duele en la Euroliga.
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