Regreso triunfal para Tobey

Mike Tobey no podía esconder la sonrisa cuando abandonaba el parquet del Palasport Taliercio. No era para menos. El americano con pasaporte esloveno no olvidará el viaje a Venezia con el Valencia Basket. No por pasear por los canales en una góndola sino por hacerlo sobre las tablas de madera con su calidad habitual. Tras ochenta días sin jugar un partido, lo hizo con un nivel que recordó al Tobey de los Juegos de Tokio. Le falta fondo físico, es obvio, pero se movió sobre la pista como todos recordamos. Fue, de largo, la mejor noticia de un Valencia Basket que demostró, en un partido extraño con muchas idas y venidas y que mutó en una dureza que era superior. El pívot, en 17:23 minutos en pista, se fue a los 16 puntos, 8 rebotes y 19 de valoración. Mejor, imposible. Ganar fuera de casa en la Eurocup, vale doble. Desde el 50-70 el partido debería haber terminado con minutos para Bellver pero se embarró hasta 64-79 y Peñarroya tuvo que volver a sacar a los titulares. Uno de ellos, Prepelic, se acabó 'quemando' con una técnica absurda. Su técnico le sentó y le afeó la jugada. El esloveno se calmó. Los soldados de Peñarroya son eso, soldados. No generales.

El 'efecto Tobey' le salió redondo a Peñarroya en el arranque del partido. Entre las ganas de aportar del americano tras su larga ausencia y el nulo scouting que tenía el rival de él al no disputar partidos este curso, cuando se marchó después de su primer relevo en el ecuador del primer cuarto el marcador reflejaba un 2-17 (el equipo italiano no anotó hasta el 0-12) y Tobey llevaba ya 10 puntos. La inercia taronja llegó hasta el 4-20 pero, desde entonces, el partido comenzó a equilibrarse con la entrada de la segunda unidad del Reyer, donde dos viejos conocidos de la ACB como Bramos y Brooks pusieron todo de su parte.

Desde el 16-27 al final del primer cuarto el conjunto veneciano intentó subir la dureza en la pista pero lo que se llevó fue el arranque de la desesperación que mutó en la dureza de los últimos minutos. El Valencia Basket nunca dejó que los italianos tuvieran opciones reales de triunfo. Una canasta de Puerto volvió a subir la renta (24-40) y aunque el Reyer volvió a apretar al descanso (32-42) la sensación era la de que los taronja lo seguían teniendo en la mano. Faltaba rematar.

Así lo entendió el Valencia Basket, que saltó al tercer cuarto dispuesto a poner una marcha más al partido poniendo una máxima renta en dos ocasiones de la mano de Dubljevic (38-55) y Pradilla (40-57). Al final del tercer cuarto el 47-62 seguía sin destensar a un Peñarroya que veía cómo eran las pequeñas desconexiones de su equipo las que daban algo de vida al equipo de Venezia. Un triple de Prepelic (50-67) fue el presagio de un +20 que lo que provocó fue que la tensión en los locales explotara. Un final extraño, con carrusel de técnicas, para un partido donde Tobey fue la estrella tras ochenta días sin jugar. La reflexión del viaje la dio Juan Maroto, segundo entrenador, tras el positivo de Van Rossom: «Cuando sumas relaciones personales nuevas, da igual que seas deportista o no, es un riesgo nuevo que tomas». Hablaba de las ventanas FIBA.