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Labeyrie, Tavares y Dubljevic, en pleno esfuerzo.

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Labeyrie, Tavares y Dubljevic, en pleno esfuerzo. EFE/Jorge Zapata

El Real Madrid aplasta la ilusión taronja por la Copa

Un Valencia Basket muy decepcionante se marcha de Málaga sin saber competir el acceso a la sexta final de su historia

Sábado, 15 de febrero 2020, 16:11

Cuando se sorteó la edición de la Copa del Rey de 2020 en Málaga, aunque la base de operaciones de la ACB está en Torremolinos, el objetivo de la final para los taronja se antojaba a la gran mayoría como una quimera. No por ningún dato objetivo, puesto que a lo largo de la historia el Valencia Basket ha ganado en muchas ocasiones al Barcelona y al Real Madrid, pero tumbar a los dos, en el caso de que los blancos no fallaran ante el Bilbao Basket, en el plazo de tres días presentaba una dificultad añadida para un equipo que estaba acusando el desgaste de su remontada en la Euroliga en la ACB. Tras su épico triunfo frente al conjunto de Pesic en cuartos (78-82) el Valencia Basket quiere hacer su particular pleno futbolero. En todas las quinielas aparecía el clásico en semifinales y, por tanto, a uno de los dos dominadores en la última década de la Copa en la final. En manos de los taronja, con el apoyo del resto de aficiones, está impedirlo y conseguir para el universo ACB una final sin blancos y culés. Algo que no ocurre desde hace once años, cuando el título se lo disputaron en el Palacio de los Deportes el Unicaja y el TAU.

Los taronja llevan buscando su segundo título copero desde 1998. El primer paso recordó al conseguido en Valladolid, ganando al gran favorito en cuartos, pero para conseguir el paso a su sexta final tendrá que acabar con uno de sus ogros en la competición. La entidad de Juan Roig nunca ha ganado al Real Madrid en la Copa y los de Pablo Laso han disputado las últimas seis finales del torneo y nueve de las últimas diez. Un reloj en cuanto aparece el mes de febrero en el calendario que activa el despertador de Llull. El balear fue clave en el arreón final para tumbar la Bilbao Basket (93-83) y vuelve a ser una de las grandes amenazas de los blancos. «Se ha despertado la fiera, nos tenemos que preparar para defender el juego de Llull porque su nivel es superlativo y sigue siendo uno de los mejores jugadores de Europa pero no solo a él», advirtió ayer Ponsarnau «porque por ejemplo Campazzo en uno de los últimos partidos que jugamos contra ellos nos hizo muchas asistencias y Tavares también es un peligro con todo lo que condiciona». En los precedentes de la temporada, el Valencia Basket ha perdido los dos partidos. En la Euroliga no tuvo opciones en un choque sin defensas (111-99) mientras que en la Liga Endesa no pudo cerrar el encuentro cuando lo tenía de cara en el último cuarto para caer en la prórroga (85-78). Ajustar los detalles de esa derrota, como hicieron los taronja ante el Barça para al fin ganarles este curso, será de nuevo clave.

La gran incógnita del partido será Vives. El base tiene un hematoma en el muslo tras un choque con Claver y aunque ayer entrenó con el equipo en la sesión celebrada en el Pabellón Carranque, la sede de la Minicopa donde el infantil taronja se enfrentará hoy a las diez de la mañana también frente al Real Madrid en busca de la final, será duda hasta última hora. El jugador dejó claro ayer que agotará las opciones para ayudar a sus compañeros en la búsqueda de la sexta final de Copa de la entidad: «Tengo un golpe y vamos a ver como evoluciona antes del partido. Voy a trabajar al máximo para intentar llegar al partido. Lo que tengo claro es que voy al cien por cien para llegar a mi máximo porcentaje. Tenemos los médicos y los fisios perfectos para que me recupere y estar a tope». Hilando con la Copa de 1998, aquel Pamesa perdió por lesión a Reggie Fox antes de la final aunque de mucha más gravedad. Vives se apuntó a ser el talismán si el desenlace en Málaga es el mismo, en este caso con Dubljevic levantando el trofeo de campeón: «Si tengo que ser el tocado del grupo lo asumo».

La gran novedad, el giro de guión, llegó con Van Rossom. El belga tenía previsto presenciar hoy el partido junto a Jordan Loyd pero la lesión de Vives activó un protocolo de urgencia. El base viajó ayer hasta Málaga y aunque no llegó al entrenamiento vespertino de ayer, no se descarta darle de alta en el torneo antes de las 14 horas de hoy si Vives se resiente en la última prueba, la sesión de tiro en el Carpena.

La victoria del Valencia Basket en cuartos despertó al tapado de la Copa y puso el foco sobre Ponsarnau. Al técnico de Tàrrega se le preguntó ayer sobre la clave de levantar a su equipo tras un muy mal inicio de temporada: «Teníamos un plan y se trataba de perseverar para ir construyendo una calidad. Eso no se hace de un día para otro sino ir trabajando poco a poco. Lo más importante es que el equipo siempre ha creído y al final hemos construido una calidad que en ocasiones nos sirve para ser muy competitivos y en otras nos falta un poco. Todo el equipo cree y eso es de lo que estamos más orgullosos. Tenemos muchas ganas de disputar esta semifinal de Copa».

El Real Madrid llega con las dudas físicas de Rudy Fernández y Randolph, con problemas en el sóleo, aunque Laso tiene que hacer cuatro descartes en cada partido. El técnico vasco ponderó la calidad de su rival: «Al Valencia Basket le costó entrar porque tenía muchos jugadores nuevos pero está demostrando que están en puestos de playoff de la Euroliga. Están jugando con mucha confianza y sabemos que para ganarles tendremos que hacer un muy buen partido». El sueño del segundo título taronja está a dos pasos. Dos esfuerzos.

En el deporte y en cualquier trabajo u orden en la vida. Cuando te pasan por encima no hay que poner tiritas, excusas o asteriscos. Hay que asumir la realidad, aguantar la bofetada a mano abierta para poder aprender y que no se repita. El Valencia Basket se marchó ayer de la Copa del Rey de Málaga con una de las derrotas más duras que ha sufrido en la historia del torneo. No sólo por el resultado (91-68) que logró maquillarse cuando el 78-48 amenazaba con humillación sino porque no tuvo ninguna opción de luchar por acceder a la sexta final de su historia. Algo muy duro de asumir y más cuando los taronja venían de tocar el cielo tras tumbar en cuartos de final al equipo al que muchos ya le daban el trofeo de campeón sin salir del hotel de Torremolinos y a

Si el Real Madrid hubiera estado acertado en la primera parte el resultado al descanso hubiera sido de pintada de cara. Siendo sinceros, conviene no hacerse trampas al solitario, fue más demérito de los tiradores blancos (5 de 21 en triples al paso por vestuarios) que de la defensa del Valencia Basket. Cuando te capturan 11 rebotes en ataque en dos cuartos apelar a algo que tenga ver con el trabajo atrás sería un tanto sonrojante. Ni siquiera 'consoló' pensar que el 9-0 inicial recordó al 8-0 del Barça que acabó con victoria. Las sensaciones no eran las mismas con el Real Madrid, con

Real Madrid (18+16+33+24):

Campazzo (15), Carroll (12), Deck (7), Randolph (16) y Tavares (9) -cinco titular-, Causeur (8), Fernández (-), Reyes (4), Llull (6), Thompkins (9), Laprovittola (-) y Taylor (5).

91

-

68

Valencia Basket (11+9+24+24):

Vives (8), Marinkovic (2), Doornekamp (7), Dubljevic (7) y Ndour (4) -quinteto inicial- , Colom (9), San Emeterio (-), Sastre (3) Abalde (12), Labeyrie (5) y Tobey (11).

  • Árbitros: Dani Hierrezuelo, Carlos Peruga y Juan de Dios Oyón. Sin eliminados

  • incidencias: Primera semifinal de la Copa del Rey, disputada en el Pabellón Martín Carpena de Málaga ante 10.437 espectadores.

El único momento en el que los valencianos se asomaron a la semifinal llegó con el 0-7 de parcial con el que contestaron el arranque blanco (9-7) protagonizado por el jugador taronja,

A esas alturas parecía imposible pero la gran decepción aún no se había presenciado. Manteniendo la calma en el descanso el partido no estaba ni mucho menos sentenciado. 14 puntos de desventaja son iguales con un 34-20 que con un 50-36. Con el segundo marcador jamás se diría que un encuentro está muerto. El de ayer sí. El inicio del tercer cuarto del Valencia Basket fue terrorífico. Sin intensidad. Justo lo contrario de lo esperado cuando te zarandean y descansas unos minutos en un vestuario. Ahí no vale el asterisco del desgaste físico. El Real Madrid aprovechó el regalo para ir subiendo máximas rentas (36-20, 41-24, 45-26) y matar la semifinal en cuanto superó los veinte (52-31). Ahí se acabó la historia. Con los 11 jugadores taronja que disputaron minutos con registro negativo en la estadística del +/- en pista el naufragio fue colectivo. No se salvó nadie, ni sobre el parquet ni el banquillo. Nadie.

Con 67-44 al final del tercer cuarto lo único que restaba era intentar no salir humillado del Carpena. No pasar por debajo del futbolín. El Valencia Basket logró empatar el último cuarto 24-24. Un triste consuelo cuando el rival ya comenzó a dosificar pensando en la final de hoy y

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