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Viernes, 3 de enero 2020
El 28 de octubre de 2009 el Valencia Basket superó la ronda previa de la Eurocup en una dramática prórroga frente al Dexia Mons en la Fonteta. Marshall, cabreado con Spahija, se negó a jugar el tiempo extra excusándose en un dolor en el pie. Dos días después fue despedido. Fue el último ejemplo de unos años donde la entidad de la Fonteta fue a la deriva, entre otras cosas, por tener americanos muy poco comprometidos... por no decir 'jetas'. Conviene recordar la historia para entender el presente. Ayer, más de una década después de aquel bochorno, Jordan Loyd firmó un partidazo con el dedo que se luxó el pasado domingo (se le quedó en un ángulo de 90 grados) vendado y con dolor. Un jugador comprometido frente a uno de los que, como bien definió Spahija en una rueda de prensa antológica en San Sebastián, sólo venían a Valencia «a coger el dinero». Hace años, de ahí la década prodigiosa de los cinco títulos, que los jugadores vienen a Valencia a crecer. Sirva la ovación de una Fonteta puesta en pie para aplaudir el compromiso de Loyd (19 puntos y 17 de valoración) como símbolo de la victoria.
El sufrido triunfo del conjunto de Ponsarnau, que no se puso por delante hasta el 51-50 a falta de 13 minutos para el final, supuso el mejor epílogo para un brutal final de primera vuelta. Tras la derrota en el OAKA, con un sideral Loyd aquella noche, el Valencia Basket volvió a España con un balance de 1-6. En los últimos 10 partidos es de 7-3, para permitirle empatar con la octava plaza, que ahora es para el Estrella Roja, con un 8-9.
Aunque los valencianos aún están lejos de ser una 'plantilla de 14' la clave del renacer ha sido la activación de jugadores. Abalde arrancó el año como terminó el anterior, con un nivel que le puede abrir las puertas de los Juegos de Tokio, Dubljevic, sin estar al nivel del último mes, terminó con un doble doble bien asistido por Tobey, Van Rossom fue el timonel perfecto para calmar el ansia tras la remontada, Doornekamp ayudó desde la intendencia con 5 triples y hasta San Emeterio, siendo clave en el arranque del segundo tiempo, ayudó en un momento clave. «La sensación que tenemos es que el grupo es equipo, no sólo en ambiente sino con las ganas de competir. Eso se nota», sentenció Ponsarnau tras el partido.
Valencia Basket
Colom (6), Loyd (19), Doornekamp (15), Motum (2), Dubljevic (10) -cinco titular- Marinkovic (4), Abalde (16), Labeyrie (-), Van Rossom (2), Tobey (11), Vives (-) y San Emeterio (6).
91
-
77
Alba Berlín
Hermannsson (13), Ogbe (-), Eriksson (14), Sikma (4), Nnoko (10) -cinco titular- Mason (5), Giffey (8), Mattiseck (3), Schneider (3), NIkic (2), Giedraitis (13) y Cavanaugh (2).
PARCIALES 18-27, 19-15 (37-42, descanso); 25-15 (62-57) y 29-20 (91-77).
Árbitros Radovic (CRO), Petek (ESL) y Udyanskyy (GB). Sin eliminados.
asistencia Décimo séptima jornada de la fase regular de la Euroliga disputado en el pabellón de la Fuente de San Luis ante 7.812 espectadores. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio por la muerte de David Stern, ex comisionado de la NBA.
El Alba castigó en el primer cuarto el mal arranque de Dubljevic. La disposición inicial de Aíto García Reneses, con Sikma y Nnoko muy agresivos, ahogó a 'Dubi' que, además, no tuvo ninguna ayuda de su pareja de baile en el quinteto inicial, Motum. Cuando el australiano se fue el banquillo (6-12) el conjunto germano ya tenía controlado el tempo de un primer cuarto en el que llegó a su máxima renta (6-17 y 16-27) pero que los taronja lograron rebajar antes del arranque del segundo (18-27) con un agujero en el aro propio de 5 rebotes ofensivos del Alba que fue clave en el frío arranque de 2020 en la Fonteta.
Ponsarnau lo intentó con dos bases en pista, Vives y Van Rossom, pero la espita de la reacción llegó con dos triples seguidos de Doornekamp (27-30) y la habitual presencia de un Abalde que sigue atravesando su mejor etapa como taronja. Con esos mínimos logró salvar el Valencia Basket una primera parte donde rindió muy por debajo del nivel mostrado en los últimos partidos pero donde la definición al descanso (37-42) fue el gesto de un serio García Reneses, sabedor de que no habían matado el partido.
El tercer cuarto fue una carrera de fondo que culminó, con un parcial de 18-8, hasta la por entonces máxima renta local (55-50). Con el 70-60, el Valencia Basket cayó en una precipitación que supo cerrar a tiempo la salida de Van Rossom para sellar una imponente victoria con sabor a Top 8.
Valencia basket: euroliga
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