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Webb III, en una acción del Valencia Basket-Real Madrid en La Fonteta @rmbaloncesto

Musa vuelve a amargar la vida al Valencia Basket

El bosnio anota 28 puntos, los últimos para certificar el triunfo blanco, ante un equipo que comienza a jugar a partir del 19-35

Juan Carlos Villena

Valencia

Martes, 22 de noviembre 2022 | Actualizado 23/11/2022 00:02h.

Los grandes jugadores, siempre ha ocurrido, tienen rivales que se les dan especialmente bien. Lo de Dzanan Musa con Valencia Basket, para desgracia de la Fonteta, es tremendo. El bosnio volvió a ser decisivo para la victoria en este caso del Real Madrid. No sólo por los 28 puntos anotados sino por los momentos, puesto que los últimos llegaron cuando el Valencia Basket se colocó a tres en el último minuto (71-74) para acabar sellando la victoria para su equipo. Contando sus dos exhibiciones el pasado curso con el Breogán -con dos victorias para los gallegos- le ha anotado 92 puntos a los valencianos en tres partidos. Una media de 30,7. Tremendo.

Es cierto que el partido se le comenzó a torcer a los taronja desde que supieron que iban a tener la baja de Jones, con el mismo cuadro de gastroenteritis que dejó fuera de combate a Dubljevic en Bolognia. Sin su estilete ofensivo -porque por desgracia Prepelic sigue sin despertar- se antojaba muy complicada la velada. Al final, los capitanes volvieron a dar un paso al frente para que, al menos, se compitiera ante un grande. Entre Van Rossom y Dubljevic sumaron 32 puntos. Entendiendo lo del equipo en construcción, al tren deben subirse con premura piezas como Harper, Alexander o Radebaugh. Mientras eso no ocurra, tocará seguir sufriendo.

Con una sensación de impotencia sobre la pista desde que Poirier machacó la máxima renta para los blancos (19-35), Mumbrú decidió explorar en pista con quintetos formados exclusivamente por jugadores que ya vestían la camiseta taronja la pasada temporada. No es cuestión de nuevos y viejos... sino de entenderse en pista. Con un equipo que sigue dando muestras claras de estar en proceso de construcción (algo normal con seis cambios en el proyecto incluyendo el entrenador) ese Valencia Basket más reconocible en pista, con Van Rossom, Claver, López-Arostegui, Dubljevic y Pradilla repartiéndose los últimos minutos del segundo cuarto, el parcial de 12-6 basado en una defensa agresiva permitió, al menos, que al descanso las sensaciones fueran las de un equipo aún con opciones de victoria pese al 31-41. Algo que, por cierto, en Bologna y en Tenerife ya era una opción cerrada.

El inicio del tercer cuarto, con una buena defensa y una canasta más adicional de los locales, permitió vislumbrar el conato de remontada (50-59), que tuvo su continuidad en el 53-61. Ahí ya quedaba claro que dejarse cuarto y medio en el camino iba a ser una losa demasiado pesada para ganarle al Real Madrid. Desde aquella máxima renta blanca el parcial era de 34-25. Es decir, el de un partido competido que es lo que deberían haber buscado los de Mumbrú. Ocurrió lo mismo en el arranque del último cuarto. Del 58-68 se pasó al 61-68 con triple de Van Rossom. El Valencia Basket siguió apretando -cosa que no hizo ni en Italia ni en La Laguna- para forzar a los blancos hasta los últimos segundos. Ahora, con 4-5 de balance, toca certificar esa mejora ganando el viernes al Zalgiris.