Valencia Basket - Real Madrid: La batalla eterna que regaló la liga (82-86)

Los triples de Thomas y Doornekamp dan una vida extra a los taronja en el último minuto pero Campazzo decidevalencia. El duelo entre el actual campeón y subcampeón de la ACB no decepcionó a nadie. Es más, se convirtió en el primer gran partido de lo que llevamos de Liga Endesa. La pasada temporada se creó un pique indudable entre los dos equipos que tiene todos los visos de continuar durante el presente ejercicio. Las reacciones de todos los protagonistas que estuvieron presentes en aquella final que terminó el 16 de junio con el título para el Valencia Basket, en cada acción polémica, así lo reflejó, tanto en la pista como en los banquillos. El conjunto taronja se levantó de todos los golpes del conjunto de Laso. Incluso del último, que parecía matar el encuentro con un 68-78 tras canasta de Doncic a falta de cuatro minutos para el final. Vidorreta decidió jugar entonces con ‘bajitos’. Thomas y Doornekamp respondieron con tres triples, dos del americano y uno del canadiense, para darle la vuelta al marcador poco después, con una canasta de Doornekamp (82-81), que cerró un parcial de 14-3 en tres minutos. La Fonteta volvió a creer en la gesta. Otra vez.

El problema es que el Real Madrid tampoco había dicho su última palabra. El duelo, que por momentos parecía el quinto partido de aquella final, fue planteado por los blancos como su particular revancha. Algo lícito en el deporte. Taylor, que sufrió mucho con San Emeterio y Sastre en esa serie, volteó el marcador con un triple (82-84). Restaba medio minuto. Vidorreta pidió tiempo muerto... y a la salida del mismo Ayón robó el balón del partido. Otra redención, tras su duelo perdido con Dubljevic en esos días frenéticos de junio. El Valencia Basket decidió defender. La bola fue para Campazzo. El argentino no tenía esa espina, pero es muy bueno. Su ‘bombita’ cerró la victoria para los madridistas y la primera derrota de los taronja esta temporada en la ACB.

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Lo que sí que superó el conjunto valenciano fue el test físico. La prueba del algodón en una semana tan exigente. No hay que olvidar que poco más de 24 horas antes del inicio del encuentro, los de la Fonteta estaban volando desde Moscú tras perder en su estreno en la Euroliga y que los tres lesionados volvieron a ver el partido vestidos de calle. Los valencianos respondieron al envite con orgullo y con argumentos suficientes como para vislumbrar que, cuando la rotación recupere a Diot, San Emeterio y Williams, el equipo aumentará en recursos. Sigue siendo candidato a todo.

La primera parte se movió al compás del pulso entre un equipo, el Real Madrid, que quería romper el partido y otro, el Valencia Basket, que no estaba dispuesto a que el conjunto blanco se llevara tan pronto el botín de la Fonteta. Lo intentó Ayón en el primer cuarto (11-15) pero le contestó un triple de Rafa Martínez y un gran relevo de Alberto Abalde. Una canasta del gallego permitió a los taronja, incluso, marcharse por delante al final del primer cuarto (18-17). El gesto de Pablo Laso no escondió la decepción, puesto que en ese punto del encuentro todo el esfuerzo de su equipo, que había puesto un listón muy físico sobre la pista, no había servido de mucho.

El conjunto blanco lo volvió a intentar en el segundo cuarto. Con la mejor arma que tiene hasta que Llull vuelva a las pistas. Se llama Luka Doncic. El esloveno, que no puede esconder en sus facciones que todavía es un chaval, se ha convertido en un auténtico caníbal sobre la pista. Jugando de base es imparable si no hay un defensor delante que le pueda igualar el físico. Doncic anotó 9 puntos y repartió 4 asistencias para poner la máxima renta del Real Madrid (26-33). A cualquier equipo le hubiera costado levantarse de un golpe así... pero el Valencia Basket volvió a sacar el orgullo. Un triple de Green despertó a la Fonteta antes de que Randle diera el último golpe al mentón de la primera parte (34-43). Pero una vez más, los taronja igualaron el pulso con la rabia de Green, que anotó dos tiros libres, robó un balón y asistió a Sastre para que, desde la esquina, anotara sobre la bocina el triple con el que se llegó al descanso (39-43). El recinto de Hermanos Maristas volvió a palpitar, como en aquella noche mágica en la que celebró su título liguero.

Aún quedaba lo mejor, porque la segunda parte que regalaron el Valencia Basket y el Real Madrid, teniendo en cuenta que era la cuarta jornada, fue de videoteca. Si no fuera por los fichajes de ambos equipos fue, por momentos, el quinto partido de la final de la ACB. Aceptando el reto, sigue 2-3 favorable a los taronja. El tercer cuarto se abrió con un mate de Thomas tras asistencia de Dubljevic (41-43). Fue la antesala de la subida de tono del duelo entre Pleiss y Ayón. El pique entre ambos ya venía de la primera parte. Esa parte no la debió ver Pablo Laso, cuando acusó al germano de agredir a su jugador. El primer episodio llevó al segundo, donde Pleiss, que estaba en el suelo tras otro impacto, no evitó el choque con Ayón con sus piernas. El pívot del Real Madrid quiso responder al instante pero en esta ocasión la acción no pasó desapercibida. Antideportiva rozando la descalificante y técnica para Laso, que estaba advertido. Bueno, si seguimos el símil de la pasada ACB... Laso llevaba avisado de técnica desde el tercer partido de la final en la Fonteta. Todo llega en esta vida cuando uno se esfuerza. El Valencia Basket salió reforzado del carrusel de tiros libres, con un Pleiss picado que hundió con un mate el 58-53 para culminar un parcial de 13-3. Restaban dos minutos para el final del tercer cuarto. Desde entonces, el parcial del Real Madrid en los siguientes ocho fue de 10-25 para poner el 68-78 tras canasta de Doncic. Un golpe mortal, con Randolph también vengando su ‘espantada’ de la final liguera, del que los taronja se levantaron en los minutos finales para acabar muriendo en la orilla. Lo mejor de todo es que, al menos, aún restan tres partidos entre ambos equipos en lo que queda de temporada. La próxima cita, el 19 de diciembre en el Palacio de los Deportes, en la Euroliga. Lo deseable es que, ese día, los taronja tengan a sus trece jugadores.