Bojan Dubljevic vuelve a Valencia. A su hogar, puesto que más allá de dónde desempeñe su carrera profesional, su familia decidió que la residencia sería aquí, en la casa que tienen en Godella. Todo un guiño a la memoria, puesto que fue otro vecino ilustre ... de la localidad de L'Horta, el añorado Miki Vukovic, de los primeros en alertar hace quince años sobre el talento de un chico de Niksic con buena mano, gran movimiento de pies y poco hablador fuera de la pista. El regreso del montenegrino tras terminar su temporada en el Zenit, junto a su pareja y sus hijos de dos años y tres meses, lo va a aprovechar para celebrar el primer campus que lleva su nombre y que se desarrollará en Tarihuela, del 30 de junio al 13 de julio, para un centenar de niños y niñas de 7 a 17 años. En la presentación, que se celebró este martes en la sede de la empresa Trececasas, no pudo esconder sus sentimientos: «Estoy muy emocionado de volver porque Valencia es mi casa y vivo aquí. Estoy muy feliz de hacer este proyecto de campus. Lo más importante es que en Valencia nació mi hijo y aquí construí mi familia. Jugué once años aquí, lo di todo y fueron mis mejores años. Tengo amigos para siempre. La mejor parte de mi vida es en Valencia, por eso quiero vivir y trabajar aquí».
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Dubljevic se está recuperando de una lesión en el Aquiles de la pierna izquierda. Con permiso del Zenit, ha confiado en el hospital IMSKE que es propiedad del doctor Nacho Muñoz, jefe de los servicios médicos del Valencia Basket, para la recta final del proceso que le impedirá, eso sí, participar en el preolímpico con Montenegro. El pívot tiene decidido que seguirá jugando la próxima temporada, tiene en la actualidad 32 años, pero aún no sabe el destino. «Lo más importante que aprendí en mis once años en Valencia es a ser buena persona porque eso sirve no sólo para el baloncesto sino para la vida. Aquí he tenido los mejores momentos de mi vida, especialmente cuando ganamos la Liga ACB de 2017 que ha sido lo más grande de mi carrera y algo que no voy a olvidar nunca», confesó.
Van Rossom, que colgó las botas este lunes ganando la Liga Belga con el Ostende el día de su cumpleaños, será la primera estrella invitada al campus «para contar sus experiencias a los niños y todo lo que ha aprendido con el baloncesto para la vida» y el montenegrino, sabedor de que se le iba a preguntar por su salida del Valencia Basket y si le hubiera gustado quedarse, tiró de diplomacia y de la realidad que le dejó vivir el club desde fuera nada más confirmarse su salida: «La cosa más importante de esta pregunta es que ahora soy aficionado del Valencia Basket. Siempre voy a tener sangre naranja porque Valencia es mi casa y eso es lo más importante. ¿Si me hubiera gustado seguir en el equipo? También me gustaría conducir un Porsche pero no lo tengo».
Dubljevic avaló, sin paños calientes, el regreso de Pedro Martínez a la Fonteta: «Es uno de los mejores entrenadores que he tenido en mi carrera, si no el mejor, y que me ayudó mucho. Mejoré mucho como jugador con él. Es un entrenador muy estricto y que sabe sacar lo mejor del equipo cada día. Es un fichaje muy grande para el Valencia Basket y va a hacer muy buenas cosas aquí». Lo hiló, además, con un llamada a la paciencia hacia una grada de la que él se siente ahora parte: «La pasada temporada fue muy dura pero ahora con Pedro Martínez, que es un gran entrenador, puede hacer muchas cosas en el club. Lo que también tenemos que pensar, si recordamos su primer año, es que no pudimos hacer algo grande pero la segunda ganamos la Liga y jugamos dos finales más. Es un entrenador que necesita un poco de tiempo y hay que tener paciencia. No se puede esperar que el primer día lo haga todo porque todos los proyectos necesitan un poco de tiempo».
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Sobre el futuro el pívot confirmó, por si alguien tenía alguna duda, que espera con emoción el momento en el que se retire su camiseta del Valencia Basket con el dorsal 14, será ya en el Roig Arena, y su nombre aparezca en una de las pistas de L'Alqueria, el lugar donde confesó en LAS PROVINCIAS hace justo cinco años que le gustaría trabajar: «Tener una camiseta retirada en un gran club al que quiero mucho, que es gran parte de mi vida, y que mis niños puedan ir en unos años al pabellón y vean la camiseta de su padre es algo muy grande. Estoy muy orgulloso. He dicho en alguna entrevista que mi sueño es trabajar con niños porque quiero enseñarles y darles mi experiencia. Trabajar en L'Alqueria del Basket eso no lo sé, es algo futuro porque todavía juego al baloncesto en activo. No quiero acabar todavía, ahora quiero recuperarme, que estoy cerca del cien por cien, y jugar la próxima temporada».
Lo que tiene claro es que va a tener una implicación total en su campus, organizado por la empresa Sabates, puesto que es un proyecto personal que va mucho más allá de la pelota naranja: «Vamos a hacer muchas cosas de baloncesto pero también actividades al aire libre. Queremos hablar con los niños de cómo crecer como jugador porque es parte de la vida. Cómo cuidar el cuerpo o la importancia de descansar. El consejo que les voy a dar es que hay que trabajar mucho y siempre escuchar al entrenador. Si quieres ser profesional tienes que dar el cien por cien, no pensar en otras cosas. El baloncesto es escuchar a los compañeros porque no es un deporte individual sino de grupo. Para ser un buen equipo necesitas tener a todos los jugadores preparados»
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Bojan Dubljevic ya estaba en su casa de Valencia durante la eliminatoria del conjunto taronja contra el UCAM Murcia en los cuartos de final del playoff de la ACB pero confiesa que emocionalmente aún no está preparado para pisar la Fonteta, donde no ha vuelto a entrar desde que se marchó del club hace justo un año. Incluso cuando se le plantea la posibilidad de regresar a España a jugar, esboza como uno de los aspectos complicados el tener que afrontar algo que nunca pasó por su cabeza porque su deseo era retirarse de taronja: «Es duro venir a la Fonteta a jugar contra el Valencia Basket, creo que emocionalmente no sé si lo puedo hacer. Jugar en España claro que sí, he jugado once años y conozco mucho la ACB y el país».
Javier Carrasco, el coordinador del campus, explicó las actividades que se van a desarrollar durante las dos semanas de la actividad en Tarihuela: «Es un honor hacer un campus con Bojan porque para todos los que amamos el baloncesto es un referente. Sé que le gusta mucho trabajar con los más pequeños y que cuando termine su carrera se dedicará a la formación. Por la tarde, para que desconecten del baloncesto, haremos actividades al aíre libre y por la noche competiciones y concursos». Por su parte Víctor De la Fuente, de Trececasas, destacó los aspectos que les unen a Dubljevic: «Desde hace muchos años estamos vinculados al deporte y cuando nos presentaron el proyecto de Bojan, es un deportista que siempre habla de deporte de equipo y de convivencia y nos sentimos identificados con esos valores». A la presentación también asistió Ester Martínez, la directora deportiva de Sabates Sport Group, la empresa organizadora que trabaja con unos 1.000 niños y niñas en distintas actividades deportivas.
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