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Hay victorias que son más importantes por sus efectos colaterales que por el triunfo en sí. Con 59-72 en el marcador, nueve minutos por ... jugar y un Valencia Basket atenazado en la pista, se estaba germinando una bronca en caso de derrota que, mejor no hacerse trampas al solitario, hubiera tenido como objetivo único la figura del entrenador Álex Mumbrú. Un parcial de 29-8, con una mezcla de orgullo y la decisión de alternar la defensa individual con una zona, desactivó esa bomba y, de paso, permitió una victoria que cerró una racha de cuatro derrotas consecutivas.
No sólo por ese tramo final, sino porque fue el que más se partió la cara desde que el Breogán hizo oscura la tarde, Brandon Davies merece el título de bombero que apagó el incendio. Uno de los más veteranos, sabedor de las consecuencias que podía tener una derrota, se vació en su mejor partido de taronja. Mucho más importante que sus 21 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias, 31 de valoración y un +21 en el ratio del +/- en pista. Un líder. El otro símbolo de la victoria llegó tras el partido. Juan Roig saltó a la pista para transmitir un apoyo público a Mumbrú y después, junto a Enric Carbonell, bajó a la zona de vestuarios sin entrar en ellos. Evidenció, eso sí, el querer estar en ese pasillo donde está el corazón del día a día del club donde es el máximo accionista y mecenas. Mensajes.
«Por fin tenemos un parón para poder entrenar», es lo que más destacó el entrenador tras la victoria «porque teníamos que ganar. Sí, veníamos de competir pero teníamos que ganar porque psicológicamente se te mete en la cabeza. No podemos ser hipócritas, no hemos jugado bien y lo mejor ha sido la victoria. Ahora tenemos cuatro días para entrenar. Una de las cosas que tenemos que mejorar es la defensa porque cuando no la controlas juegas con fuego».
Si algo queda claro en este tramo de la temporada es que la intensidad defensiva es la clave de los taronja. Cuando la tiene, así ocurrió en el arranque del partido, la sensación sobre la pista es de mando. El problema es que desde el 13-2 inicial (8-0 en el arranque) en los primeros cuatro minutos del encuentro, el acierto del Breogán en el triple, en muchos casos por defensas muy laxas, fue metiendo presión hasta hacer del equipo de Mumbrú, por momentos, un manojo de nervios. Eso lleva al intento de hacer cada uno la guerra por su cuenta. Sinónimo de derrota en deportes de equipo. Un parcial brutal de 22-42 en 13 minutos hizo explotar a la Fonteta (34-45). Esa máxima renta de los lucenses, y la pitada, activó en una reacción en el final del segundo cuarto, con cinco puntos de Pangos, para que al menos el partido estuviera abierto al descanso (42-47). El gran problema es que en el tercer cuarto volvieron los mismos problemas, con un Valencia Basket espeso en ataque y permeable atrás (59-68). Así se llegó a la máxima renta del Breogán y al despertar de furia taronja, con Jones volviendo a su mejor versión anotadora, que permitirá llegar este lunes al sorteo de la Copa quitándole un susto al cuerpo.
Valencia Basket: Jones (14), López-Arostegui (6), Ojeleye (21), Inglis (2) y Davies (21), quinteto inicial, Harper (2), Puerto (5), Reuvers (2), Pradilla (6), Jovic (2) y Pangos (7).
Breogán: García (5), McLemore (12), Momirov (13), Sajus (4) y Nakic (11), quinteto inicial, Polite (14), Rudan (7), Mogela (9), Fernández (5) y Quintela (-).
Parciales: 24-24, 18-23 (42-47), 17-21 (59-68) y 29-12 (88-80).
Árbitros: Pérez Pérez, Araña y Alcaraz.
Incidencias: 4.570 espectadores.
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