Jones y Allen, las dudas del inicio de año para el Valencia Basket

El Valencia Basket arranca el 2023 con dos grandes dudas físicas –cada una por motivos diferentes– en sus dos primeros equipos. Son, además, en dos piezas fundamentales cuando se configuraron las plantillas el pasado verano; Rebecca Allen y Chris Jones. La más frustrante, porque ni siquiera el club ha podido tener la opción de realizarle un reconocimiento médico, es la de la australiana. La alero sigue en su país sin poder subirse a un avión por el neumotórax que se le descubrió tras una prueba solicitada por la entidad valenciana. Otro dato relevante, y algo surreal, puesto que la lesión se la produjo con Australia en el Mundial y en el caso de no haberse sometido a esa prueba y haberse subido a un avión rumbo a España, sin saber que tenía ese problema grave en el pulmón, habría corrido un riesgo muy alto.

La dura realidad con Allen es que el neumotórax, que aparece cuando el aire se filtra dentro del espacio que se encuentra entre los pulmones y la pared torácica, sigue sin remitir pese a la intervención a la que fue sometida la jugadora el pasado 10 de noviembre y no existe ningún plazo exacto para saber cuando podrá subirse a un avión y, después de ello, poder jugar al baloncesto. Aunque la realidad deportiva del equipo es muy buena, campeón de invierno en la Liga y en puestos de playoff en la Euroliga, el Valencia Basket ya estudia todos los escenarios. Uno de ellos es que Allen no pueda jugar en toda la temporada, con lo que se abre la opción de fichar a una jugadora que complemente a la plantilla tras la marcha de Eleanna Christinaki al cumplir su contrato temporal que expiraba el 31 de diciembre.

El ecosistema deportivo de la lesión de Jones es distinto, ya que el equipo masculino arranca el 2023 fuera del Top 8 tanto en la ACB como en la Euroliga, aunque en las dos competiciones está a una victoria del objetivo. El base de Garland volvió a resentirse de su dolor en la rodilla derecha en Las Palmas, que ya le hizo parar antes de viajar a Múnich, y ha comenzado otro tratamiento conservador para tratar de que remitan las molestias que le provocan el cuadro de artritis que arrastra desde finales de noviembre. El temor, puesto que es una opción que siempre está abierta cuando los primeros tratamientos conservadores no logran remitir ese dolor, es que si sigue forzando la articulación tenga que pasar por el quirófano para resolver el problema.

Con Hermannsson y Van Rossom sin fecha de regreso, si los taronja no pueden contar con él a corto plazo será un problema grave. Mumbrú se mostró claro en Milán al respecto: «La preocupación con Jones ya es máxima. Llevamos tiempo arrastrando su problema en la rodilla, le dejamos parado en el partido de Múnich por prescripción médica y ahora también los médicos creen que es mejor que no haya jugado en Milán. Tenemos incertidumbre con su rodilla. En Las Palmas antes del partido no se sentía muy a gusto, hizo el esfuerzo y jugó pero está entre algodones. Es algo donde el club tiene que tomar la decisión. De momento lo que podemos hacer es preocuparnos por los jugadores que tenemos».

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