Anderson machaca en la cara de Tavares. miguel ángel polo

Licencia para soñar a lo grande en la Liga Endesa

El Valencia Basket se divierte con Anderson como estrella ganando al Real Madrid (99-93) y se asegurará ser cuarto si gana en Andorra. El público, puesto en pie, le pide al americano que se quede, y el alero contesta con «este equipo es una familia» en una noche de fiesta total

Sábado, 11 de mayo 2024, 00:17

Desde que ganó la Liga Endesa en 2017, el Valencia Basket sólo había ganado 2 partidos de 21 al Real Madrid en la ACB. ... El de ayer fue el tercero. Y vaya tercero. Más allá de la victoria, que permite a los taronja depender de sí mismo para ser cuarto y tener ventaja de campo en la primera serie del playoff si gana mañana en Andorra, la Fonteta volvió a soñar. A soñar a lo grande. La ovación al terminar el tercer cuarto, sin saber si se iba a ganar o perder es el mejor premio. Esa licencia para soñar, con cinco victorias en seis partidos con Xavi Albert al mando, seguirá en las eliminatorias por el título hasta que se demuestre lo contrario. Porque más importante que ganar o perder, es la ilusión. «¿Lo hemos pasado bien, no?», le soltó el técnico valenciano, con una sonrisa de oreja a oreja, a una persona poco después de abrazarse con Juan Roig.

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El gran protagonista fue Justin Anderson. A su energía habitual, sacando del juego a Campazzo, sumó su mejor versión anotadora con la camiseta taronja. Con 22 puntos, y 4 de 5 en triples, la Fonteta le despidió con un «¡Justin, quedaté!». Él contestó, preguntado en la retransmisión televisiva que estaba conectada al videomarcador para que escuchara todo el pabellón, que «este equipo es una familia». Ojeleye ha decidido quedarse en ella hasta 2026 y ahora le toca a Anderson y Davies dar una respuesta. De momento, arrancarán las eliminatorias por el título en el mejor momento, de largo, de la temporada. Y eso, como se ha demostrado en otras campañas donde el equipo llegó en caída libre, es casi más importante que el número de victorias en el global o la posición desde la que se parta al arrancar el playoff.

El triunfo llegó, además, explotando una de las armas que menos había caracterizado al conjunto taronja durante el curso; el triple. Con un 15 de 21 (71% de acierto) el Valencia Basket cimentó un triunfo basado en la personalidad. Cuando el Real Madrid, una vez superó el choque emocional de la lesión en la rodilla de Deck que pinta a grave en las primeras exploraciones, logró empatar 78-78, la respuesta taronja fueron dos triples de Anderson para volver a abrir una brecha (86-79). Sólo restaba la puntilla de Jones, que es un experto en el 'clutch time' de los últimos segundos, para hacer que toda la Fonteta se levantara de sus asientos. Ese nivel de sonido de la caldera taronja, cuando se convierte en una realidad y no en una frase de mercadotecnia, es el mejor motor para soñar a lo grande en la Liga Endesa. Siempre que el Valencia Basket ha logrado conseguir algo grande en una temporada, sin excepción y ahí está la hemeroteca para comprobarlo, es cuando el equipo ha remado en la misma dirección que su gente. Y viceversa. Esa realidad ha vuelto y hace que, sea cual sea el rival en cuartos, permita a los de Xavi Albert luchar por asomarse, al menos, a unas semifinales que no juega desde 2021.

La intensa primera parte (47-49 en el marcador) terminó con dos antideportivas, una técnica y tres avisos más de señalizar otra. Es decir, con un nivel de intensidad que indicó desde el salto inicial que los dos equipos se jugaban mucho a nivel clasificatorio en la recta final de una Liga Regular que terminará mañana. El conjunto taronja, sin Davies, aguantó las acometidas de Tavares y Poirier con un gran trabajo de intendencia en el que se turnaron Kaba, Reuvers e Inglis, para mantenerse siempre en partido.

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El Real Madrid comenzó golpeando primero (0-6) pero los de Albert contestaron con un parcial de 13-4 para ponerse por primera vez por delante tras un triple de Jones (13-10). Desde ese momento, el primer cuarto se convirtió en un intercambio eléctrico de canastas, donde los taronja se fueron con una ventaja de cuatro (28-27) con un 5 de 5 en triples que indicaba, entre otras cosas, que estaba obligado a encontrar otras vías de anotación puesto que ese porcentaje es imposible de mantener durante un partido entero.

Así fue, con un 1 de 3 en el segundo cuarto, y aunque los valencianos lo pagaron perdiendo el segundo parcial (19-22) lo que les costó irse por debajo en el marcador al descanso, la sensación en pista era la de aguantar la pelea contra el único representante del baloncesto español en la próxima Final Four de la Euroliga. Tras la antideportiva de Poirier, clarísima, el Valencia Basket se quedó sin anotar y recibió un triple de Rudy Fernández (36-40). Un golpe de más de cinco puntos, entre lo que no metes y lo que te anotan, que permitió a los blancos encarar el arranque del tercer cuarto con una pequeña renta. El Valencia Basket comenzó mandando la segunda parte (59-53) y ni siquiera un zarpazo de 0-8 en pocos segundos liderado por Hezonja (59-61) le despistó de una misión que quedó clara desde que Justin Anderson hundió un mate en la cara de Tavares, girándose un segundos antes para sacar la lengua, simbolizando la irreverencia de un equipo que, por qué no, sueña con ganar su segunda Liga.

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Valencia Basket: Jones (21), Anderson (22), Ojeleye (18), Pradilla (7) y Kaba (6), quinteto inicial, Jovic (5), Puerto (3), Claver (-), López-Arostegui (4), Reuvers (-) e Inglis (13).

Real Madrid: Campazzo (9), Llull (11), Hezonja (10), Yabusele (11) y Tavares (10), quinteto inicial, Fernández (10), Abalde (5), Rodríguez (3), Deck (9), Poirier (2) y Musa (13).

Parciales: 28-27, 19-22 (47-49), 28-23 (75-72) y 24-21 (99-93).

Árbitros: Pérez Pizarro, Martínez Fernández y Merino

Incidencias: 7.993 espectadores. El momento más emotivo del partido llegó cuando la Fonteta tributó un emocionado recuerdo a una de sus leyendas. Bernard Hopkins lleva una semana de viaje en Valencia, junto a su familia, y confirmó que también estará mañana en el segundo encuentro de la final de la Liga Femenina. «Lo están haciendo muy bien», reconoció a este periódico el de Baltimore. Hopkins ganó el título de la ULEB con el Pamesa en 2003, el primero europeo de la historia, y en cinco temporadas jugó 285 partidos con la camiseta del Valencia Basket (primero blanca y roja y luego taronja) y es el cuarto anotador y segundo reboteador de la historia.

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