

Secciones
Servicios
Destacamos
La vida para Jean Claudio Montero Berroa (Santo Domingo, 2003) está transcurriendo a la misma velocidad que rompe tobillos y cinturas mientras culebrea con la ... pelota, bien pegada a sus manos por el parquet. El dominicano está en el momento más dulce de la temporada, y es posible que de su carrera, puesto que la amenaza ofensiva para los rivales no llega sólo con sus puntos sino también a través de sus asistencias. El pasado 15 de marzo, en Badalona, el Olímpic se rindió a sus pies tras una exhibición descomunal de 32 puntos, 8 asistencias y 44 de valoración. No le había ocurrido algo así a un jugador taronja desde que Tomasevic, en 2002, puso en pie al Raimundo Saporta.
Montero fue clave en la victoria valenciana en el primer partido de la semifinal de la Eurocup contra el Hapoel, desatascando el tercer cuarto y con 24 puntos y 26 de valoración en su tarjeta. «Parece que me vino muy bien ver a la familia en Dominicana y estar con mi gente. Ese pequeño respiro ha sido importante para terminar la temporada fuerte», reconoció con una sonrisa pícara en las entrañas de la Fonteta. No es ninguna broma su reflexión. El 'problema', un apodo que surgió cuando en 2019 un periodista lo utilizó para definir su actuación en el premundial junior, exprime cada momento que puede estar con la familia porque desde que era un niño tuvo que aprender a quemar etapas.
Noticia relacionada
Cuando se le pregunta por su primer recuerdo de baloncesto apunta a la final de la NBA entre los Lakers y los Celtics de 2010, que terminó con el anillo para los de Pau Gasol. Aún no había cumplido siete años pero le impactó tanto Kobe Bryant que comenzó a soñar con jugar en la NBA. Como no tenían canasta en casa, una rueda de bicicleta, a la que le habían quitado los radios, apoyada en una tabla hacía de sucedáneo. Y prendió la mecha. Con 12 años, Montero jugaba contra niños de 15 en el Club Mauricio Báez. A los 13 se marchó de casa para seguir formándose y a los 16 ya era padre. Con 19, ya en España, consiguió la tercera mejor anotación en la ACB de un jugador U20. Sólo por detrás de Abrines y Scola. Palabras mayores y todo a una velocidad de vértigo.
«Tuve que aprender a ser un hombre siendo aún un niño. He tenido que resolver las cosas por mí solo desde muy pequeño, siempre con mis padres atrás, con mi familia y amigos, y eso creo que me ha ayudado a madurar. He vivido cosas, como ser padre, que con mi edad muchos jóvenes no han vivido. Tuve que aprender a ser adulto por fuerza antes que los demás», reconoció a este periódico antes de comenzar la presente temporada. Con Pedro Martínez como uno de los mejores profesores que un jugador con su talento, y edad, puede tener ha llegado al tramo decisivo de la temporada con un nivel tan alto que ha vuelto a ponerle en el foco de los grandes equipos de la Euroliga aunque sus derechos, con cláusulas de salida altas, los tiene el Valencia Basket hasta 2027. El base nunca ha escondido que su objetivo es la NBA. Decidió marcharse de Las Palmas, no consiguió entrar en el Draft de 2022 ni convencer a los Knicks en Summer League de Las Vegas y esa es una espina que se quiere quitar. De momento, a sus 21 años, su talento enamora a la Fonteta.
En las horas previas al primer partido contra el Hapoel en la semifinal de la Eurocup subió una foto de un león a su Instagram, que fue premonitoria. «Solía subir este tipo de fotos cuando estaba en el Betis. Me gustan mucho los leones porque son feroces y no tienen miedo. Me gusta identificarme con ese tipo de cosas», bromeó tras la victoria. En la primera parte, donde el equipo de Tel Aviv dominó, la fuerte defensa que recibió fue una de las claves para colapsar el juego alegre del equipo de Pedro Martínez. El dominicano dio con una de las claves, sabiendo que al final la pelota quiere a quien mejor la trata: «Los partidos duran cuarenta minutos y si me aprietan fuerte en defensa durante siete u ocho aún quedan muchos más para poder hacer mi juego. No necesito muchos minutos para poder practicar mi tipo de juego porque impacta de inmediato. Trato de disfrutar en los partidos porque siempre que disfruto es importante. Esto es un deporte, a veces salen las cosas y otras no, pero siempre tienes que tratar de dar lo mejor».
Ahora, la sede de la sede se muda a Samokov, donde se jugará este viernes el segundo partido en Samokov. Un triunfo taronja abriría las puertas a la novena final europea de la historia del club. Una derrota, las de la Fonteta para decidir al finalista el próximo miércoles 2 de abril. Montero espera la cita sin miedo: «No me importa si un pabellón está lleno de aficionados del equipo rival, como va a pasar en el segundo partido de la semifinal, para mí siempre son aficionados al baloncesto y hay que respetarlos. La inspiración siempre va a ser la misma, que es salir a ganar a competir. El miedo no existe en mi vocabulario».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.