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Cristhian Mosquera está siendo, de largo, una de las revelaciones de la temporada. Nadie jugaba con 19 años, o menos, más partidos en una Liga ... desde Laporte hace diez años. No es más espejo para mirarse, en cuanto a evolución a central internacional. El alicantino ha derribado la puerta del primer equipo y es el artífice del muro que ha construido el Valencia de Baraja como su mejor baza para luchar por volver a Europa cuatro años después. Sus datos son tremendos ya que acumula 24 partidos de Liga jugando todos los minutos. Mosquera ha sabido aprovechar la ausencia de Diakhaby, primero por la Copa África y después por su grave lesión, y la salida de Paulista en el mercado de invierno, para asentarse como la referencia defensiva del equipo. De momento, el único que no ha sabido premiar su despegue es el seleccionador nacional, Luis de la Fuente, que no le ha convocado en todo el curso pese a su gran rendimiento.
El Valencia activó en marzo la renovación automática del jugador hasta 2026, tras superar el hito de partidos jugados en una temporada, y en el club se es consciente de que su perfil ya ha despertado el interés de entidades con perfil comprador de talento, tanto en España como en Europa. El central no se escapa del único mandamiento del proyecto de Lim. Si llega una oferta, será el máximo accionista el que decidirá si es traspasado. Como valor de referencia, el portal especializado Transfermarkt subió su tasación en la última tasación de 10 a 15 millones. El jugador se ha mantenido al margen, hasta hoy, de los cantos de sirena puesto que desde que llegó a Paterna se ha cumplido el sueño que tenía que era jugar en el primer equipo del Valencia. También lo es crecer con la ambición del club, aunque esa variable, como la de su futuro, también está en manos de Peter Lim. En Singapur.
La actual séptima posición del Valencia, con 47 puntos, está cimentada en la solidez atrás. De Pamplona volvió a salir con la portería a cero, sumando tres partidos sin recibir un gol. La última vez que Mamardashvili tuvo que sacar un balón de su red fue el pasado 17 de marzo contra el Villarreal. En 12 de los 31 partidos ligueros, el conjunto valencianista se ha marchado del césped sin recibir un gol. En un 39% de los partidos. Un dato clave para ser el tercer equipo que menos tantos encaja de la Liga, sólo por detrás del Real Madrid y el Athletic.
Si en algo ha insistido Rubén Baraja desde que se hizo cargo del equipo en febrero de 2023 es que la clave era recuperar la identidad defensiva de las mejores épocas del club. No estaba desencaminado. A estas alturas de la temporada, en la Jornada 31, para encontrar un curso con menos goles encajados hay que viajar al 18-19, con 26. No es mala referencia teniendo en cuenta que terminó, con Marcelino al mando, con el título de la Copa. Tras la decisión de Lim de dinamitar aquel proyecto ganador, en la 19-20 a estas alturas el Valencia ya había encajado 44 goles. En la 20-21 eran 45, en la 21-22 la cifra era de 44 y el pasado curso, que comenzó con Gattuso y acabó con Baraja, fueron 37. Un muro defensivo para luchar por Europa.
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