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En el mundo empresarial, la mezcla de las sinergias, el trabajo interno y el desprecio por parte de algunas organizaciones hacia el crecimiento de los ... proyectos permite abrir ventanas inesperadas que pueden ofrecer grandes ventajas. Ese sería un buen resumen de lo ocurrido en los últimos 25 años con el Valencia Basket y el ecosistema del baloncesto europeo. A enero de 2025, es un dato objetivo, la entidad de Juan Roig sigue al margen del proyecto de la Euroliga porque este estamento, más allá de eternas promesas que han sido un papel mojado infinito, nunca ha querido firmar un acuerdo de estabilidad con el proyecto valenciano. La pasada semana, el comisionado de la NBA, Adam Silver anunció en París que están en la fase de recabar información para diseñar un plan de negocio que permita el desembarco a medio plazo de una liga en Europa que tenga el sello de la NBA. Un vuelco al mercado.
Mark Tatum, comisionado adjunto de la NBA, es el encargado de recabar información para explorar la mejor forma de configurar en los próximos años esa posible competición europea que esté bajo el manto de la liga americana, como ya ocurre con la Basketball Africa League (BAL) que se creó en 2019 y que está coorganizada entre la NBA y la FIBA. Una de las misiones del alto ejecutivo será mantener reuniones en los próximos meses con potenciales patrocinadores, socios audiovisuales que operan derechos de televisión y clubes que puedan estar interesados en la propuesta. En esa agenda, Tatum tiene el nombre del Valencia Basket, tal y como ha podido confirmar este periódico, entre los objetivos preferentes dentro de los equipos europeos más apetecibles que no están bajo el control contractual de la Euroliga. Uno de los nichos de mercado que se van a explorar. La actual máxima competición europea ha anunciado la renovación del contrato de explotación comercial, y audiovisual, con IMG hasta junio de 2036. Algo que vincula a los 13 equipos propietarios de la Euroliga, que son los que tienen asegurada su participación, pero no a los que juegan en ella con invitaciones, una plaza deportiva vía Eurocup o acuerdos a corto plazo. Es ahí donde se mueve, hasta ahora, el Valencia Basket cada vez que participa en la Euroliga. Si la NBA quiere seducir al proyecto de Juan Roig, en el plano económico lo van a tener sencillo cuando se sienten a hablar. La entidad taronja facturó en su última aparición en la Euroliga, en la temporada 23-24, unos ingresos de 231.877 euros. Miseria.
La independencia del Valencia Basket a nivel contractual en el mapa del baloncesto europeo, que siempre ha sido un problema, es ahora un arma negociadora para la entidad taronja a pocos meses de que sea una realidad el Roig Arena. El imponente recinto donde el mundo del baloncesto tiene la mirada puesta a partir de la temporada 25-26 y que, con sus 15.500 asientos, será un polo de atracción desde el momento en el que abran sus puertas. Hasta la fecha, la estrategia empresarial del proyecto de Juan Roig siempre ha sido la de ir de la mano de las competiciones que están bajo el manto de la Euroliga, con su máxima competición y las sucesivas ULEB Cup y Eurocup, puesto que se ha priorizado el aspecto deportivo de querer jugar con los mejores clubes de Europa. La FIBA, hasta ahora, nunca ha logrado convencer al Valencia Basket para que pase a disputar sus competiciones. Fracasó en el intento de la temporada 2000-2001, donde el entonces Pamesa renunció a la Suproliga para seguir en la Copa Saporta, y en 2016, cuando se creó la BCL. Ahora, puesto que la NBA va de la mano de la FIBA en su idea de crear una Liga en Europa, todo apunta a un tercer intento en un momento en el que el Valencia Basket está negociando con la Euroliga, con periódicas reuniones entre Paulius Motiejunas y Enric Carbonell, un acuerdo estable. Sin nada firmado, hay nuevas cartas sobre la mesa. El director general de la entidad taronja, por cierto, viajó a París la pasada semana para presenciar el segundo de los partidos entre los Spurs y los Pacers.
El aviso de Adam Silver
La gran novedad con respecto a la intención de la NBA de crear una competición en Europa es, primero, la confirmación del propio comisionado. En París, Adam Silver fue muy claro al respecto: «Seguimos explorando la oportunidad para ayudar a desarrollar el baloncesto en Europa. Seguimos estudiando una potencial liga europea y todo lo que hagamos irá de la mano de FIBA, como nuestro socio, aunque no hay ningún contrato firmado actualmente. Seguimos en fase de estudio pero Europa continúa sacando los mejores jugadores del mundo, muchos son nuestros últimos MVP. Creemos que las oportunidades comerciales con el baloncesto europeo no se han desarrollado al mismo ritmo que el crecimiento en el juego y ese es uno de los motivos».
Ahí, el comisionado tiene claro que la futura competición en Europa se convertirá en la sexta que gestionará el universo de la patronal americana «como hacemos en la actualidad con la NBA, la WNBA, la G-League, la liga en África y la 2K League. Tenemos cinco ligas distintas y esa es la experiencia que podemos aportar. Ahora estamos estudiando si hay una oportunidad de llevar el baloncesto a otro nivel en Europa, no sólo para crear mejores relaciones comerciales o crecer en los ingresos». Ahora tendrá que convencer a los clubes potenciales con una propuesta.
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