Nueva derrota de un Valencia Basket triste

Define la RAE la palabra triste, entre otras acepciones, como «afligido, apesadumbrado o que denota pesadumbre o melancolía». Al Valencia Basket, desde la Copa y más aún del final de la Euroliga, se le ve triste sobre la pista. Sin chispa, como deseando que acabe cuanto antes una temporada que se está haciendo demasiado larga. Con el playoff aún sin estar seguro, el equipo valenciano ha perdido seis de los últimos nueve partidos en la ACB. Las tres victorias fueron en casa, cumpliendo el expediente contra Betis, Bilbao y Obradoiro. La derrota contra un Real Madrid en tercera marcha deja a los taronja con 16-16 de balance. El UCAM, con el average particular ganado, tiene 15-17. Ganar los dos partidos que restan, contra el Fuenlabrada y el Breogán, asegura la octava plaza. Perder uno, deja a los de Mumbrú en manos del equipo murciano. Así de triste es la situación.

El arranque de partido para los taronja fue tan triste, la palabra de la noche, como el 4-14 inicial, cerrado con un mate de Yabusele. El francés, por cierto, fue recibido con una bronca de cientos de decibelios. Mucho más que el resto de compañeros con la camiseta blanca, lo que indica que la afición taronja quiso censurar la sanción irrisoria que recibió de la Euroliga por su agresión a Exum. Es cierto que en ese instante, Mumbrú no estaba para pensar en esas cosas. Bastante tuvo con parar el partido e introducir a la segunda unidad. Con Dubljevic y Radebaugh liderando el cambio de actitud, el 15-20 al final del primer cuarto dejó con un -10 en el +/- en pista el paso de Jones, Evans y Alexander.

La Fonteta despidió a Radebaugh con una gran ovación cuando fue relevado en el segundo cuarto, premiando su esfuerzo en una remontada que culminó Jones (25-24). El gran problema para el Valencia Basket es que Hezonja se puso la camiseta de Musa, hay que recordar que el bosnio siempre hace mucho daño a los taronja, para permitir que el Real Madrid mantuviera la renta al final de la primera parte, con un 35-39 donde el alero croata sumaba 15 puntos.

El 5-0 de arranque el tercer cuarto (40-39) hizo presagiar una reacción del Valencia Basket, pero llegó de manos de Webb III que fue el único regular sobre la pista con la camiseta taronja. Causeur y Yabusele volvieron a subir el pistón en la pista y el Real Madrid puso la renta en un 53-60 al final del tercer cuarto. En el momento de darlo todo para intentar la remontada, a los taronja se les hizo un mundo el partido. Al contrario, la renta blanca volvió a subir a los diez puntos (63-73) a falta de cuatro minutos y medio para el final. Un mundo en baloncesto... pero el lenguaje gestual de los valencianos era que el partido se había terminado. Demasiado pronto. Esa sensación, cruel y triste, fue la que provocó que la afición despidiera a su equipo con una sonora pitada. Música de viento para intentar despertar a un equipo dormido. Lo bueno de este deporte es que aún lo pueden conseguir. Eso sí, sin margen. Mumbrú, tras el partido, apuntó al mal arranque como una de las claves de la derrota: «Los primeros minutos fueron malos, en ataque y en defensa. Cuando movimos el banquillo nos metimos en el partido. Así ha sido el segundo cuarto. En el tercero tuvimos tiros abiertos que fallamos y los momentos importantes estuvieron más acertados». Faltó por añadir que el Real Madrid venía con más desgaste y se marchó sin mucho más.

Valencia Basket: Evans (2), Jones (13), Webb III (18), Claver (-) y Alexander (2), cinco titular, Dubljevic (7), Puerto (5), Pradilla (9), Hermannsson (1), Rivero (3), Radebaugh (8) y Marí (-).

Real Madrid: William-Goss (2), Abalde (7), Causeur (11), Yabusele (25) y Ndiaye (2), -cinco titular–, Hanga (-), Hezonja (20), Sergio Rodríguez (-), Cornelie (-), Tavares (10) y Llull (2).

Parciales: 15-20, 20-19 (35-39), 18-21 (53-60) y 15-19 (68-79).

Árbitros: Conde, Padrós y Sánchez.

Incidencias: 7.585 espectadores.

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