Pedro Martínez. DAMIÁN TORRES

Pedro Martínez: el estilo de juego por encima de ganar o perder

El entrenador que llevó al Valencia Basket a tocar el cielo con la Liga de 2017 es un experto en sacar a los jugadores su rendimiento al máximo nivel, como hizo en su momento con Walter Tavares o Marc Gasol

Lunes, 3 de junio 2024, 01:12

Resulta complicado encontrar fotos de Pedro Martínez Sánchez (Barcelona, 1961) celebrando el título de la Liga ACB con el Valencia Basket en 2017. Es por ello que las que existen, recién pasado por la ducha, feliz junto a su cuerpo técnico sentados junto a la ... pared del vestuario, abrazado a Rafa Martínez en la pista de la Fonteta o radiante de felicidad en el balcón del ayuntamiento, son icónicas. El nosotros por encima del yo. El grupo por delante de lo individual. Genio y figura. A pocos días de cumplir 63 años, volvió a plasmar esa filosofía en su segunda presentación como entrenador del Valencia Basket. Lo tenía fácil si hubiera querido hinchar el pecho, puesto que su llegada fue recibida por la afición con tintes mesiánicos. Al revés. Con su habitual tono, sin subir decibelios, realizó una disertación larga, como el profesor que quiere regañar a alumnos a los que tiene en alta estima, para aparcar la nostalgia de la gloria y respetar el trabajo realizado en el club taronja en su ausencia. «Esto no es solar», sentenció.

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La carrera como entrenador del catalán es abrumadora, se acerca más a una cátedra universitaria que a un trabajo tan volcánico como suele ser sentarse en un banquillo. Con 1.018 partidos, es el segundo que más ha dirigido en la historia de la ACB. Sólo tiene por delante a Aíto García Reneses, con 1.111. Con contrato en el Valencia Basket hasta 2026, si logra prorrogarlo un año superará esa marca de taronja. Otro reto por delante. El símil de la docencia no está cogido al azar. La mayoría de jugadores que ha entrenado a los que se le pregunta sobre su método, lo escogen para trazar un paralelismo. En el mundo del deporte profesional, donde la dicotomía del ganar o perder se ha trasladado al 'like' de una red social, Pedro Martínez sigue defendiendo la importancia del 'cómo'. Si se juntan los dos aspectos, como en aquella Liga de hace siete años, se consigue la perfección.

El estilo de juego no es negociable para el barcelonés. Tampoco el esfuerzo. Ahí vuelve a encajar a la perfección la comparación con las aulas. La medida de un buen profesor llega cuando un alumno sale mucho más formado el último día de clase que el primero. Tiene mucho más valor aún cuando es un alumno al que le cuesta más aprender, que no tiene las mismas aptitudes que sus compañeros. Sólo hace falta hacer un repaso de sus equipos y sus plantillas. El ejercicio también vale para su primera etapa en Valencia, entre 2015 y 2017. Jugadores como Walter Tavares o Marc Gasol pasaron por sus manos para activar un chip que les hizo crecer en sus carreras hasta el máximo nivel. Historias como la de Pierre Oriola hay cientos en la carrera del técnico. El de Tàrrega llegó desde Sevilla a la Fonteta en el verano de 2016, con 23 años. Nunca olvidará su primera conversación con Pedro Martínez: «Es una persona que siempre va de cara. Trata a todos por igual, le da igual el currículum, tu nombre o tu trayectoria. Trata igual al júnior del equipo como al más veterano. Cuando fiché me dijo que me habían contratado porque buscaban un cupo que fuera joven». Directo y sin filtros. A partir de ahí, llegó la siguiente lección: «En esa conversación también me dijo que esperaba que al finalizar la temporada hubiese dado un paso adelante y que me hubiera ganado los minutos porque su objetivo era que yo mejorase. En ese verano no estuvo Dubljevic porque estaba con la selección. El primer partido fue en Zaragoza y el día antes me cogió por banda y me dijo que estaba muy contento pero que tocaba volver al guion del principio. No sé si lo hizo para motivarme o que no bajara la guardia pero me puso de titular en el Príncipe Felipe. Luego sabemos lo que pasó, que terminé siendo importante en la rotación del equipo». Lo que ocurrió, es que Oriola dio un impulso a su carrera. Además de dejar un millón en la caja de la Fonteta para marcharse al Barcelona dio un salto a la selección, con la que ganó el bronce en el Eurobasket de 2017 y el oro en el Mundial de 2019. Poca broma.

La lealtad en el trabajo de equipo es otro de los aspectos que destacan la personalidad de Pedro Martínez, tanto dentro como fuera de la pista. Bien lo sabe Tyrion, el caniche que convive con la familia y que es uno más dentro de la casa. Con defensa animalista de todos los convivientes. El barcelonés, ese es otro de sus rasgos, actúa con total libertad en sus redes sociales. Es consciente que en ocasiones eso le ha provocado algún problema pero, volviendo a su forma de ser, el problema lo han tenido los demás porque nunca ha ido más allá de expresar una opinión. Como cualquier ciudadano. Para todo aquel que tenga algún problema en diferenciar entre lo laboral y lo personal, en su perfil de Twitter deja claro que «aquí solo hablo en mi nombre».

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La trayectoria de Pedro Martínez en el baloncesto español, por mucho que no le gusten los focos o que se glose su trayectoria en público, tiene pocos precedentes. Desde que debutó en un banquillo, el 10 de marzo de 1990 dirigiendo al RAM Joventut en un partido contra el CAI Zaragoza (con victoria 100-84) tras la salida de Herb Brown, ha dirigido a 13 equipos en el baloncesto nacional (a alguno de ellos en varias etapas) y desde su debut sólo ha faltado a cuatro temporadas de la ACB. En el resto, ha entrenado en todas. Desde 2002 de manera ininterrumpida. Su regreso a Valencia iguala lo ocurrido con Paco Olmos, el único hasta el momento en tener dos etapas entrenando en la Fonteta. El deseo de todos es que tenga más suerte.

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