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JUAN CARLOS VILLENA
Jueves, 16 de abril 2020, 00:18
El 15 de abril de 2019 el Valencia Basket conquistó su séptimo título oficial, el cuarto continental, tras ganar por un rotundo 89-63 en el tercer partido de la final de la Eurocup en una Fonteta repleta. Fue la última vez que tocó la gloria, repitiendo 16 años después la fiesta de celebrar un entorchado continental delante de su afición. Nadie podía imaginar en ese momento que el primer aniversario de la última Eurocup llegaría ayer en un confinamiento por una pandemia y con la incertidumbre de si se podrá terminar la temporada en la Euroliga y la Liga Endesa. Los clubes de la ACB se reúnen el lunes para intentar llegar a un acuerdo.
Aquella fue la noche agridulce de Rafa Martínez, que levantó su último trofeo como capitán del Valencia Basket pero que antes de ese momento de gloria vivió el día más amargo de su carrera, cuando Jaume Ponsarnau le comunicó que era, junto a Sergi García, descarte técnico para el partido. La leyenda taronja no pudo ocultar las lágrimas de impotencia en el banquillo durante el partido y su salida del parquet, una vez terminada la celebración, sonó a un anticipo de su despedida. Martínez, sin parar de llorar, parecía despedirse de su afición en ese mismo momento. Esa noche, en la celebración privada de la plantilla, el tributo de sus compañeros fue el de levantar el ánimo a un amigo. Lo consiguieron. Tras terminar la ACB en las semifinales frente al Real Madrid fue oficial su adiós.
El ALBA Berlín puso el miedo en el cuerpo tras ganar 17-18 el primer cuarto pero el parcial en los siguientes dos fue un rotundo 46-26 para llegar al final del tercero 63-44 y con el título sentenciado. Will Thomas recogió el trofeo de MVP de las finales y una de las imágenes más impactantes llegó cuando Juan Roig consoló a Luke Sikma. El extaronja, campeón de la Liga Endesa en 2017 con el Valencia Basket, acusó la presión y no disputó una buena final. La explosión de júbilo en el vestuario llevó a los jugadores a ducharse en cerveza. El propio Juan Roig, presa de la euforia, se sumó a la ducha.
El póker europeo del Valencia Basket fue también el triunfo de Jaume Ponsarnau, cuestionado esa misma temporada y al borde del despido tras el fiasco de Tenerife y salvado tras una mítica victoria de su equipo en Belgrado pocos días después. La euforia en la pista la comandó, como no, Bojan Dubljevic. «Para mí esta es la mejor afición del mundo», proclamó el montenegrino. El presidente, Vicente Solá, pronunció esa misma frase y la argumentó poniendo énfasis también en el fair play del que hizo gala la Fonteta aquella noche: «La afición se merece esto y mucho más porque es la mejor del mundo. La gente ha aplaudido al Alba Berlín porque entiende que lo merecía. Ha sido un finalista de gran nivel». Dubljevic resaltó nada más ganar el título la labor del bloque en la consecución del éxito: «Estoy muy orgulloso del equipo, del cuerpo técnico y de la afición que nos ayuda todo el año. Ahora no vamos a pensar en la Euroliga sino de disfrutar que somos campeones». El séptimo título del Valencia Basket también fue el último de Martín Labarta como delegado de campo. Tres meses después de aquella alegría le fue diagnosticado el cáncer que lamentablemente apagó su vida el pasado 5 de abril. Su camiseta debería reposar en el cielo de la Fonteta junto a las de Rodilla, Luengo y próximamente las de Rafa Martínez y Bojan Dubljevic.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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