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Rubén Burgos: «El siguiente paso del Valencia Basket femenino es jugar finales»

El exjugador no se marca un plan en el banquillo: «Estar como principal o ayudante no es tan relevante como entrenar baloncesto en este club»

carlos rosique

Miércoles, 30 de diciembre 2020

Rubén Burgos (Riba-roja de Túria, 1979) entrena al exitoso Valencia Basket femenino. Marcha segundo en la competición con sólo una derrota en dieciocho partidos. El técnico desgrana tanto la parte de preparados como también su pasado como exjugador de baloncesto.

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–¿Qué es para un valenciano acabar jugando en Valencia Basket?

–A parte de valenciano, en mi caso viene desde niño. Empecé a jugar en la escuela primero y luego en la cantera del club en las naves de Penya-roja. Te formas en el club en el que posteriormente debutas. Es alucinante.

–Después de cuatro campañas en el Valencia Basket, no le importa bajar a la LEB.

–Bueno, no siempre decides tú. En esa época cambió mucho el deporte profesional por la 'ley Bosman' (por la cual los jugadores de procedencia europea contaban como comunitarios y no como extracomunitarios, por lo que la cantidad de jugadores europeos subió, creciendo así la calidad de la Liga). Para el jugador español fue muy duro. Con un mayor número de extranjeros, una buena trayectoria en inferiores de la selección como la mía no sirvió para asentarme en la ACB. Se puso muy cara. En cualquier caso, no fue una carrera súper exitosa, pero no cambiaría una coma de lo vivido.

–¿Cuáles son los tres técnicos que más le han influenciado?

–Miki Vukovic nos influyó a mí y a toda una generación de nacionales. Entre los 17 años y los 21 uno se forma como persona y la mentalidad y la profesionalidad de Miki nos marcó. Ahora como entrenador recuerdo muchos aspectos de esa época que intento aplicar. Luego, Paco Olmos fue el que más trabajó conmigo en formación y tanto a mí como a mis compañeros nos metió un gen muy competitivo.

–Pero ha tenido más.

–Sí, sí. He tenido muchos y muy buenos entrenadores. Moncho Fernández, Salva Maldonado… Y luego, mientras dirigía al EBA, tuve la suerte de coincidir con Pedro Martínez y fue un honor poder aprender junto a su cuerpo técnico. También me siento muy afortunado de tener en el club a Mulero y Esteban Albert, que se preocupan por mi formación.

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–¿Cuándo le hace clic la cabeza y cree que ser entrenador es una buena opción de futuro?

–Yo creo que es un proceso, no un clic. En los últimos años como jugador fui haciendo cursos de entrenador. A veces eliges tú y a veces es la simple evolución sobre todo hacia el profesionalismo la que te hace llegar a ser entrenador de un equipo como este. Pero cuando llega el clic del profesionalismo es cuando accedo al equipo de Liga Femenina 2 de Valencia Basket con el objetivo de ascender.

–Permítame la expresión. No se le cayeron los anillos por entrenar a niños apenas dos años después de su retirada.

–No es una tendencia, porque tenemos un caso como Mumbrú y su trabajo, como el de Jasikevicius, es excelente, pero ellos son superdotados del deporte. Para los mortales, creo que haber sido jugador te ayuda, porque tienes herramientas y vivencias que otros no tendrán, pero si no haces el recorrido previo puede que eso juegue en tu contra. Porque quieras desarrollar conceptos y sabes el qué pero no el cómo. Ese camino fue imprescindible, porque hasta ese momento sólo era un exjugador que intenta entrenar. Y ese camino has de hacerlo para poder sacar los extras de tu mochila que tienes como jugador. Si no haces ese recorrido, de poco me habría servido a la hora de entrenar.

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–¿Se ve en un futuro dirigiendo a un equipo masculino?

–Más que masculino o femenino, en mi cabeza está Valencia Basket y el proyecto de este club. Aquí es donde aprendí a jugar. Estar como entrenador principal o como ayudante no me parece tan relevante como entrenar baloncesto en Valencia Basket. Esa es mi decisión y mi idea y la posición que yo deba adoptar la toman los dirigentes del club, en consenso conmigo, pero ahora mismo estoy encantado en el equipo en el que estoy. En mi cabeza está colaborar a que el proyecto del Valencia Basket crezca, en masculino, en femenino, en formación y la decisión que ocupe la decidiremos entre los dos.

–Lo que dice Dubi, vamos.

–Lo de Dubi tiene mucho mérito porque ha tenido, tiene y tendrá muy buenas ofertas. Él elige el Valencia Basket y yo soy valenciano y estoy identificado, pero Dubi se ha convertido en valenciano. Lo de Dubi es mucho más encomiable que lo mío, sin duda.

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–La progresión de este equipo es cada vez mayor. ¿Lo siguiente es llegar a una final?

–Es lo que se nos pide. El siguiente paso es acceder a jugar finales, porque es a lo que no hemos llegado aún. Es cierto que el camino ha sido muy progresivo, del ascenso a asentarse a Liga Femenina, pero llegar a Europa con una plantilla cuyo objetivo era no sufrir en la competición es muy meritorio, pero fue gracias por el apoyo del club y el compromiso de las jugadoras. Pero está claro que en competición no dependes de ti mismo; el rival también se prepara. Solo queda persistir para que los objetivos se vayan cumpliendo como hasta ahora.

–¿Qué opina de los fichajes?

–Los fichajes eran nuestras primeras opciones. Hemos tenido suerte. Nos hace tener el equipo que queríamos tener. Laura Gil es espectacular. Aporta muchas cosas y ayuda a crecer en solidez. Rebecca Allen es determinación; Gulich y Carrera, polivalencia. Todas están aportando. Ouviña está marcando la línea a seguir en cuanto a ritmo y decisiones.

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–¿Fue una decepción caer en semifinales de la Supercopa?

–Decepción siempre es perder, pero creo que fue más la sensación del entorno que la nuestra, ya que las circunstancias eran las que eran y nosotros lo sabíamos. Dos jugadoras no llevaban ni una semana en Valencia, otra jugadora, como es Marie Gülich, ni había aterrizado y Raquel Carrera, que estaba siendo la mejor con 6 puntos y 9 rebotes, se nos lesionó en el segundo cuarto. Pudimos ganar con eso y todo.

–Tras una racha de victorias. ¿Le daba miedo la primera derrota?

–No, porque lo raro es ganar siempre. Lo normal sería ganar más de los que perdamos, pero esto va de ganar y de perder. El que crea que va a meter el cien por cien de los tiros lo tiene imposible. La clave fue cómo afrontar esa derrota. Habrá que pasar baches y momentos malos.

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