Actitud. Esa es la clave en un deporte tan exigente como el baloncesto, donde cuando juegas contra un equipo de calidad excelsa no vale apagar el interruptor unos minutos porque te pasan por encima. Eso es lo que ocurrió ayer en la Fonteta en la primera parte, donde el Real Madrid endosó un 25-50 a un Valencia Basketinerte que ni siquiera sacó el orgullo para frenar la sangría a base de faltas. Cuando sumas sólo cinco de equipo en dos cuartos donde te han metido 50 puntos incluyendo 12 triples no tiene ninguna explicación en un equipo profesional. Ninguna. Cero excusas para una primera parte donde se rozó un nivel vergonzoso sobre la pista.
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Actitud. Todo cambió tras una doble técnica, la primera al banquillo taronja por reclamar un tapón de Tavares al entender que era ilegal y la segunda a Ponsarnau por seguir protestando esa jugada, lo que le valió la expulsión al técnico (la primera en su carrera profesional) y subió el 27-51 en el marcador. El Valencia Basket sacó el orgullo que es lo mínimo que puede hacer un equipo cuando le están tocando la cara. Van Rossom se llevó otra técnica y contestó con seis puntos seguidos, con un desatado Labeyrie como mejor escudero (46-61). Abalde y Thompkins apagaron un poco el incendio -donde hasta Llull y Juan Roig tuvieron un intercambio de opiniones a pie de parquet- pero Labeyrie seguía empeñado en que el partido estuviera abierto al final del tercer cuarto (55-70). Labeyrie, con 26 puntos, batió su mejor marca anotadora de taronja.
Valencia Basket
Vives (3), Hermansson (2), Kalinic (8), Labeyrie (26), Dubljevic (6) -cinco titular- Prepelic (9), Pradilla (-), Puerto (-), Tobey (6), Van Rossom (6) y Marinkovic (12).
78
-
86
Real Madrid
Campazzo (8), Carroll (17), Abalde (15), Randolph (6), Tavares (8) -cinco titular- Thompkins (15), Laprovittola (6), Garuba (3), Llull (3) y Taylor (5).
ÁRBITROS: Conde, Padrós y García. Eliminaron por dos técnicas al banquillo al entrenador local Jaume Ponsarnau.
INCIDENCIAS: partido correspondiente a la novena jornada de la fase regular de la Liga Endesa disputado a puerta cerrada por las restricciones sanitarias por el COVID 19 en el pabellón de la Fuente de San Luis.
El Real Madrid sacó el colmillo al inicio del último cuarto (59-76) pero Labeyrie seguía empeñado en que hubiera partido (71-77 a falta de 4:34). El Valencia Basket ya no logró recortar más puntos. Los pequeños detalles -las protestas de Laso no valieron ninguna técnica cuando se había cobrado su tercer entrenador rival expulsado en menos de dos semanas- decidieron la victoria blanca. Una falta en ataque, al límite, de Tobey y un triple de Campazzo (71-80) fueron definitivos. Sacar el orgullo fue importante -le servirá a los taronja para crecer a futuro- pero deberá analizar su vergonzoso primer cuarto, que terminó 6-28 en anotación, -110 en la estadística del +/- en pista para los locales (al descanso -125) y un -1 a 39 en valoración. El cansancio en las piernas por los viajes de Euroliga y la acumulación de partidos es un argumento lógico, para todos los que lo sufren, pero hasta cierto punto. Ni vale para justificar que el Real Madrid le pinte la cara a otro equipo español de Euroliga ni para que el Zaragoza ponga un 42-63 en la Fonteta.
Todo lo ocurrido en la pista eclipsó el descarte técnico de Derrick Williams. El americano no está rindiendo al nivel esperado, en los últimos partidos se le vio bloqueado en pista, y Ponsarnau argumentó la decisión: «Engañaría si dijera que estamos contentos porque no está jugando bien. La frustración de no jugar bien no la está llevando bien pero no es un tema de actitud o compromiso sino de frustración».
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