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Álex Mumbrú da instrucciones durante un partido. acbphoto
La defensa avala el segundo proyecto de Mumbrú en la Fonteta

La defensa avala el segundo proyecto de Mumbrú en la Fonteta

El Valencia Basket ha pasado de ser el equipo que más puntos recibió en la Euroliga en la temporada 22-23, y el sexto en la ACB, a tener el tercer mejor ratio atrás en las dos competiciones. El equipo se ha reforzado con el alero Justin Anderson tras las lesiones de Claver y Ojeleye

Lunes, 25 de diciembre 2023, 16:40

El Valencia Basket de la temporada 2022-2023 fue un coladero. En todos los sentidos. Al final, el deporte profesional encuentra vasos comunicantes. Álex Mumbrú firmó al inicio de esa campaña un contrato por tres años, hasta 2025. No hubiera llegado al segundo de ellos de no ser que hubiera prosperado su idea. Tras una muy mala temporada, donde el equipo se clasificó de milagro tanto para la Copa como para el playoff de la ACB para caer a las primeras de cambio y en la Euroliga se quedó a cuatro victorias del Top 8, el reflejo de todo aquello fue el desastroso nivel defensivo de un equipo que se partió por la mitad dentro del vestuario. Los vasos comunicantes. Cuando un equipo no se lleva bien no defiende. Ni se defiende tampoco. Aquel Valencia Basket fue la peor defensa de la Euroliga, con 85 puntos encajados por partido, y la sexta peor de la ACB, con 83. El pasado verano, el club tenía que tomar una determinación. O cambiaba a la mitad de la plantilla... o se buscaba un nuevo entrenador. Decidió hacer lo primero y, además, comenzar un nuevo proyecto con la llegada de Luis Arbalejo en la dirección deportiva en sustitución de Chechu Mulero, que abandonó el club al que llegó en 2004 como entrenador ayudante y que desde 2014 fue el director deportivo.

Una vez que quedó claro que se le iba a dar una segunda oportunidad a Mumbrú, la hoja de ruta en la confección de la plantilla debía de estar en consonancia con lo que demandaba el técnico, y que encontró con la sintonía tanto de Arbalejo como de Enric Carbonell, el director general. Otra vez los vasos comunicantes. Por decisión del club, salieron de la plantilla Dubljevic, Prepelic, Evans, Alexander y Rivero, mientras que Van Rossom dio él el paso (en caso de no hacerlo tampoco hubiera renovado), Webb III pagó su libertad y con Radebaugh se encontró una salida que satisfizo a las dos partes. Ocho bajas y todo el juego interior incluido. Los fichajes de Davies, Ojeleye e Inglis marcaron el camino de la mejora física de la plantilla. Reuvers y Touré fueron las apuestas, mientras que con Robertson se buscó el tiro del máximo anotador de la pasada temporada y con Harper la oportunidad de mercado para completar una plantilla donde se había decidido renovar a Hermannsson. Jovic llegó tras la lesión del islandés, cubriendo, las cosas como son, un rol que no tenía el diseño inicial de la plantilla.

La derrota contra el Granada con la que ha llegado el Valencia Basket a la Navidad no empaña el buen arranque de temporada y el cambio drástico de modelo. Un vestuario unido, defiende unido. Dentro y fuera de la pista. De ser un coladero, la defensa taronja ha pasado a ser la tercera mejor tanto en la Euroliga (73,81 puntos encajados por partido) como en la ACB (78). Desde ese trabajo atrás, los de Mumbrú están dentro de los objetivos deportivos. En el Top 4 de la Liga Endesa, con un balance de 10-5 dependen de sí mismos para ser cabeza de serie en la Copa, y en el Top 8 de la Euroliga, con un 9-7. Ahí, el rendimiento está muy por encima del presupuesto de la primera plantilla masculina que es de 7 millones de euros netos (14 brutos contando los impuestos que se pagan en la Comunitat). Estaría bien saber, como ocurre en la NBA, el valor neto de las plantillas de sus 17 rivales en la Euroliga.

El drama que no cesa es el de las lesiones. Es cierto que ahí esos vasos comunicantes son muchos y a buen seguro que las valoraciones internas también son múltiples. Hay un dato claro. Cuando se juegan dos competiciones con 34 partidos de Liga Regular cada una y del nivel de dureza de la Euroliga y la ACB, de largo las dos competiciones más duras fuera de la NBA, las plantillas cuando dejan de ser largas multiplican las lesiones. En tres semanas, la caída de Harper ha ido acompañada de las de Ojeleye y Claver. Tres roturas musculares en posiciones exteriores en tres semanas de acumulación de partidos, viajes y minutos en esas rotaciones.

El Valencia Basket está obligado a fichar, tal y como reclamó Mumbrú tras perder este sábado contra el Granada. El primer refuerzo ha sido el fichaje temporal de Justin Anderson, procedente del Breogán. El alero, de 198 centímetros y 30 años, ha firmado un contrato temporal de 45 días, prorrogables, tras las lesiones de Claver y Ojeleye. Anderson, en sus ocho partidos en la ACB con el Breogán, ha promediado 11,6 puntos y 10.12 de valoración. Por otra parte, el club sigue confiando en que Kevin Pangos consiga la carta de libertad del Armani. Hasta que termine el 2023 aún le quedan dos partidos de máximo nivel a los valencianos. Este jueves 28 cerrarán la primera vuelta de la Euroliga en Alemania contra el Bayern de Pablo Laso y el domingo 31 visitarán al Real Madrid en la ACB.

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