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«Unicaja Baloncesto ha llegado a un acuerdo con el Club Estudiantes SAD y con Darío Brizuela para la incorporación del jugador a la plantilla del Unicaja para lo que resta de temporada y 3 campañas más». El comunicado del Unicaja, conjunto con uno de Estudiantes donde indicaba que los dos clubes «llegan a un acuerdo de traspaso tras la decisión del jugador Darío Brizuela de no querer continuar en la disciplina del club colegial», ha impactado en toda la Liga Endesa. Especialmente en el Valencia Basket, donde se ha recordado internamente lo ocurrido en 2009 con Saúl Blanco y con, cosas del deporte, con el Unicaja de nuevo implicado, aunque en el caso del asturiano el club de origen era el Fuenlabrada.
Darío Brizuela tomó la decisión de jugar en el Valencia Basket desde la Copa del Rey de Madrid, en febrero de este año, pero la legislación del derecho de tanteo, votada y consentida por todos los clubes, obligaba a seguir los pasos en verano. Primero, el jugador rechazó la oferta de renovación de Estudiantes al acabar la temporada 2019-2019 y firmó la oferta cualificada con el Valencia Basket, de una temporada con 600.000 euros de salario, que se presentó en el ACB en los plazos del derecho de tanteo. El Estudiantes igualó la oferta, el conjunto taronja se negó a pagar un traspaso cifrado en 400.000 euros desde Madrid y, por tanto, el jugador arrancó la temporada con un Estudiantes en situación financiera muy delicada y con un salario muy superior al resto de sus compañeros. En ese contexto llegó Marinkovic a la Fonteta.
Si algo aprendió el Valencia Basket en 2009 con Saúl Blanco, el Fuenlabrada igualó el contrato para traspasarlo casi al instante al Unicaja, es que el movimiento es legal puesto que los jugadores, como el resto de trabajadores, pueden acogerse al famoso decreto 1006/85 para rescindir su contrato con el club como un trabajador normal. En aquel momento, el entonces Pamesa convocó a Blanco para la pretemporada de agosto de 2009 al entender que ese contrato igualado por el Fuenlabrada sólo le habilitaba para jugar en el conjunto madrileño o en Valencia pero, tras la mediación de la ACB, se frenó el ir a los tribunales. Desde entonces, el acuerdo ético entre los clubes es evitar episodios como el que se acaba de volver a producir. El Estudiantes igualó la oferta del Valencia Basket sabedor de que el salario de Brizuela era incompatible con sus cuentas. Lo hizo buscando un traspaso que no encontró... hasta ahora. Fuentes conocedoras de la operación confirmaron a esta redacción que el traspaso es algo superior a 300.000 euros. El contrato con el Unicaja ya no tiene nada que ver con el ofrecido por el Valencia Basket e igualado por el Estudiantes en verano de este año, ese es el giro legal con el que el conjunto madrileño sólo tendrá que abonar el salario del jugador hasta diciembre, no los 600.000 euros firmados hasta junio de 2020, e ingresará dinero fresco por su traspaso. El Valencia Basket, molesto por una situación que se repite diez años después, tan sólo tiene una salida... promover en la próxima asamblea de la ACB terminar con una norma obsoleta a estas alturas de la película como es el derecho de tanteo. Hasta entonces, es sabedor de que jurídicamente no tiene recorrido el caso Darío Brizuela, como tampoco lo tuvo el de Saúl Blanco en 2009.
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