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Cuando el Ros Casares disputó la semifinal de la Euroleague Women en Estambul 2012, que entonces tenía un formato de dos grupos de cuatro donde ... el primero pasaba a la final y las valencianas terminaron levantando el título, y pocas semanas después se confirmó la desaparición del club la lógica era que el baloncesto de la Comunitat había cerrado una puerta que no se abriría nunca. La decisión de Juan Roig dos años después de rescatar a los equipos de base del Ros, que se quedaban sin músculo económico entrenando en La Malvarrosa, tampoco abrió aquella puerta puesto que la acción, en un primer momento, estaba destinada a dar una oportunidad a aquellos equipos en el proyecto que ya tenía de L'Alqueria del Basket. Es por ello que en la previa de la semifinal de la Euroliga del Valencia Basket, la primera de la historia del club tanto para sus equipos masculino y femenino, es momento de agradecer el esfuerzo de todas las personas que han hecho posible este hito sólo trece años después de la desaparición del equipo acerero.
Cuando hace dos años, el equipo valenciano rozó la Final Four en Schio, el objetivo fue subir ese pequeño escalón. Ahora que se ha conseguido, toca soñar a lo grande buscando hoy la gesta ante el potente Mersin Cukurova (20:30 horas, À Punt). A principio de temporada, todo lo que no fuera una final entre los equipos turcos era considerado una sorpresa. Por potencial y presupuesto. El USK Praga intentará dar la machada ante el Fenerbahce, en la primera semifinal que arrancará a las 17:30 horas, y después será el turno de las taronja.
Aunque el Príncipe Felipe es un parquet en el que la lógica deportiva no siempre se cumple, el Valencia Basket bien lo sabe con el naufragio ante el Jairis en los cuartos de final de la Copa de la Reina, ahora las jugadora de Rubén Burgos deben exprimir en el rival la presión de ser las favoritas. Por si el potencial de las de Kandemir no fuera suficiente, las valencianas llegan a la cita con las lesiones de Vitola y Queralt Casas, recién operada de una fractura de radio y cúbito del brazo izquierdo, y con Alina Iagupova recién incorporada al grupo tras unos días de permiso por asuntos personales. Todo eso debe transformarse hoy en deseo para firmar el mejor partido de la temporada y luchar por meterse en la final de la Euroliga.
El Valencia Basket ya sabe lo que es ganar al Mersin, lo hizo por 89-57 en aquel histórico partido de la ida de la serie del play-inn que evitaba los cuartos de final, pero como en ocasiones el dato mata el relato, conviene recordar que aquel día Johannes volvía de una lesión de tres meses (en la vuelta en Mersin anotó 21 puntos en el 92-77), Howard de una lesión de mes y medio y no contaban ni con Karlie Samuelson ni Rupert que aún no se habían recuperado de las suyas. Ahora es otro equipo.
Aunque el Bourges rozó la sorpresa, ganaban a las turcas por 57-59 a cuatro minutos del final del partido, al Mersin le bastó un acelerón de 9-0 hasta el sonido de la bocina (66-59) para acceder a la semifinal. Con su rival descansando para la cita, el Cukurova arriesgó al máximo con el plan de partido y le salió cara. Con una rotación de ocho, algo de otros tiempos, y exprimiendo a sus estrellas (Howard, Anderson y Carleton por encima de los 31 minutos y Johannes y Rupert con más de 24) la clave fue el ritmo pausado. Anderson subió el balón en la mayoría de ocasiones andando y les bastó con la calidad de su equipo para pasar de ronda. A buen seguro que el cuerpo técnico taronja, analizando el vídeo, optará por un juego agresivo y valiente en ataque, sin renunciar a tiros en los primeros segundos de posesión, para intentar dar la sorpresa.
El siguiente escalón a subir tras la clasificación para la Final Four es el de disputar una final de la Euroleague Women. En el caso de que no ocurra en 2025, el reto para las taronja será picar piedra en las siguientes ediciones de Zaragoza (que también albergará la fase final de la competición en 2026 y 2027). El peldaño final es el de olimpo, donde el baloncesto valenciano tiene al Dorna Godella y al Ros Casares. El pionero, de la mano de Miki Vukovic, jugó cuatro finales seguidas de la Euroliga, consiguiendo los títulos en 1992 y 1993, en aquella final memorable contra la Societá Ginnastica Como en un abarrotado Pla de L'Arc de Llíria, y perdió la de 1994 y 1995, donde testigos presenciales siguen defendiendo que se vivió un 'guinde' en la primera de ellas.
El Ros Casares disputó su primera Final Four en 2007, donde perdió el partido por el título contra el Spartak de Moscú que se convirtió en su bestia negra porque también le ganó la final de la Fonteta, en 2010. Tras perder en las semifinales de 2011, en la única ocasión que un equipo valenciano ha caído en esa ronda, se despidió a lo grande como club ganando el título de 2012. El tercero en el palmarés valenciano.
Rubén Burgos, conocedor de ese legado, resumió antes de viajar a Zaragoza en una entrevista a este periódico el sentir del vestuario para la cita: «Tenemos detrás a una afición y un club que nos apoya, desde el mecenazgo de Juan Roig a todos los empleados del club, que merecen que pongamos nuestro 200%. Los aficionados viajan, gastan su dinero, nos apoyan en los momentos buenos y malos y merecen que lo demos todo».
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