Lauren Cox, una número tres del Draft para el sueño de la Euroliga del Valencia Basket

El Valencia Basket tendrá una plantilla más corta para la próxima temporada pero con dos fichajes de nivel Euroliga. Tras la llegada de Alba Torrens, la plantilla taronja se cierra con Lauren Cox (Texas, 1998). La pívot americana jugó el pasado curso la Liga Femenina Endesa con el Ibaeta y en la actualidad está disputando la WNBA con las Sparks de Los Ángeles. Cox fue elegida en tercera posición en el Draft 2020 de la WNBA por Indiana, tan sólo por detrás de la ya estrella del baloncesto mundial Sabrina Ionescu (Liberty) y Satou Sabally (Wings). En la competición española promedió la pasada temporada 9,8 puntos, 6,3 rebotes y 12,3 de valoración y en la Copa fue la jugadora que sostuvo al IDK contra el Avenida, firmando 19 puntos y 31 de valoración.

La historia de la jugadora de Flower Mound está marcada por la superación. Su vida dio un giro a los siete años. Tras notar que iba perdiendo fuerza cuando hacía algo de ejercicio fue diagnosticada con una diabetes tipo 1. Una enfermedad que afecta al páncreas y que hace que deje de producir insulina, la hormona que permite que la glucosa sea utilizada por el cuerpo para crear energía. Un cuadro que es incompatible, en la mayoría de casos, con la práctica deportiva. No digamos ya para el deporte profesional, el sueño de Lauren desde que entró en Baylor Lady Bears, su equipo universitario con el que llegó a ser All American.

Cox tuvo que lidiar con su enfermedad y con la exposición que le daba al ir creciendo como jugadora, tal y como llegó a reconocer en su periplo americano: «Crecer con diabetes fue difícil para mí porque no soy el tipo de persona a la que le gusta ser el centro de atención. No quería que la gente me mirara, así que me avergonzó un poco tener diabetes. No quería que la gente me mirara en el restaurante cuando estaba sacando mi medidor midiendo mi azúcar en sangre». El momento clave de su crecimiento, que le enfocó hacia su carrera en el baloncesto, llegó de la mano de Kim Mulkey, su entrenadora de Baylor y que no sólo se interesó por su situación, ofreciendo toda la ayuda necesaria, sino que involucró a todo el equipo para dar una lección de convivencia con su compañera. Con el paso de los años, la ahora jugadora taronja se convirtió en una referencia en Estados Unidos para todas las niñas que sufrían su misma enfermedad y que también soñaban con que ese problema no cortara sus sueños deportivos.

Lidiar con la diabetes no fue la única barrera que tuvo que superar la tejana antes de convertirse en profesional. En la final de la NCAA de 2019 sufrió una grave lesión de rodilla. La suya fue una de esas imágenes que impactaron a todo el país, abandonando la pista en silla de ruedas y el pabellón en silencio. Unos minutos más tarde, ese silencio se convirtió en gran ovación al aparecer la jugadora, en muletas, para apoyar a su equipo en los minutos finales. Baylor terminó ganando el partido a Notre Dame (81-82) y Cox fue la encargada de levantar el trofeo, entre un mar de lágrimas de alegría de todas sus compañeras. Su gran victoria llegó en 2020. Tras cerrar su periplo universitario en Baylor, se convirtió a sus 22 años en la primera jugadora diabética en disputar la WNBA. Una fuente de inspiración para la comunidad.

Con el fichaje de Cox, el Valencia Basket cierra su plantilla con nueve fichas profesionales y el refuerzo del talento de L'Alqueria, con la emergente Awa Fam al frente. Se confirma, por segunda temporada consecutiva, la apuesta por la continuidad puesto que en 2021 el club realizó sólo un fichaje (Salvadores) y este verano dos (Torrens y Cox). Ouviña y Romero serán las bases del equipo, con Casas y Salvadores en el escolta. A partir de ahí, la versatilidad de Allen y Torrens servirá para ayudar en el puesto de cuatro a un juego interior sólo con tres piezas. En el balance, son cuatro jugadoras que salen (Anna Gómez, Lorena Segura, Laura Gil y Trahan-Davis) por dos que entran. Una plantilla corta al servicio de Rubén Burgos, en un contexto donde las confecciones de plantilla se complican por la normativa de la WNBA que obligará a sus jugadoras a estar disponibles en los Training Camps de sus equipos en 2023, hayan o no terminado las competiciones donde estén jugando en Europa o cualquier parte del mundo.

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