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«Hacía meses que no disfrutaba tanto en una pista. teníamos la espina clavada con el Avenida de la final de Liga». La reflexión, de ... Queralt Casas en el parquet del Santiago Martín, resume el sentir del vestuario sobre lo que supone el título de la Supercopa conquistado este domingo por el Valencia Basket en la final contra el equipo de Salamanca. La primera bandera nacional que se alzará en la Fonteta, y que acompañará a la Eurocup Women ganada en Hungría, tiene muchas lecturas. Una de ellas es que, este domingo, el proyecto taronja certificó que ha llegado para quedarse luchando por todos los títulos. Por si alguien tenía alguna duda. Otra, que el objetivo de la Euroliga que arranca el martes en Schio (el lunes el equipo viajará de Tenerife a Venecia para llegar por la noche en autobús a la sede de la previa) no le restó colmillo en la final de la Supercopa. Era un día muy importante y ni siquiera se reservó cuando el marcador reflejó un 59-37 en el tercer cuarto.
Cuando Anna Gómez levantó el trofeo de campeonas de la Supercopa, el cuerpo técnico se fundió en un emotivo abrazo. También tienen su historia particular. Rubén Burgos, al cual el maestro Miki Vukovic supo transmitir todos sus conocimientos a la pizarra, hizo este domingo historia dentro del Valencia Basket. Se convirtió en el primer entrenador en llevar al club a cuatro finales consecutivas y en ganar dos títulos. Los siete del equipo masculino tienen otros tantos apellidos (Vukovic, Olmos, Spahija, Perasovic, Martínez, Vidorreta y Ponsarnau). Sus ayudantes estrenaron palmarés. Roberto Hernández no ha parado en verano, tras sus compromisos con las selecciones de formación, y trabajó preparando la temporada el día anterior y posterior a su boda. Marta Sorlí, valenciana y formada en L'Alqueria, completa el trío de entrenadores valencianos del actual cuerpo técnico.
Valencia Basket
81
-
63
Perfumerías Avenida
Valencia Basket Ouviña (11), Segura (2), Salvadores (11), Gil (5), Gülich (11), -cinco inicial-, Gómez (4), Casas (15), Romero (6), Cabrera (6),Contell (4) y Trahan-Davis (6).
Perfumería Avenida Maite Cazorla (8), Domínguez (11),Rodríguez (5), Lo Sylla (6) y Hof (8), - cinco inicial-, Masic (3), Vilaró (3), Evans (2),Fasoula (17) y García (-).
Parciales 22-24, 22-9 (44-33), 21-15 (65-48) y 21-15 (81-63).
La última historia que explica lo especial que era la final de la Supercopa es la de la MVP del torneo. Cristina Ouviña fue de las que más sintió el palo en Salamanca tras perder el partido decisivo por la Liga Femenina. Algo parecido a lo que le ocurrió a Dubljevic tras la derrota contra el Real Madrid en la final de Copa de Vitoria en 2017. Tardó varios días en asimilar el golpe. Este domingo, saltó dispuesta a hacer añicos todos esos fantasmas. Sencillamente, se jugó a lo que ella quiso. La 'reina de Aragón' se marcó un partido antológico, con 11 puntos, 12 rebotes, 4 asistencias, 4 robos, 25 de valoración y un +20 en el ratio del +/- en pista. Una auténtica exhibición para liderar a un equipo que ya es supercampeón de España. A buen seguro que no será la última vez que los dos equipos se vean las caras este curso con un título en juego. Al final, el gran beneficiado de este renacer del pique deportivo entre Salamanca y Valencia en el baloncesto femenino es la propia competición.
El conjunto charro comenzó marcando el paso (0-4) y las valencianas se quitaron los nervios de encima, tras fallar un ataque en el que tuvieron cuatro rebotes ofensivos, con un triple de Gülich y una canasta más adicional de Ouviña (6-4). Desde entonces, el primer cuarto fue un intercambio de golpes donde Hoff (con 8 puntos, 5 rebotes y 10 de valoración) fue el puntal con el que el Avenida se marchó por delante al término del parcial (22-24). El Valencia Basket, con un 9 de 20 en tiros de campo, no acababa de plasmar en el marcador las buenas sensaciones que había dado en pista.
Todo cambió desde el 26-26. Un triple de Trahan-Davis comenzó un parcial de 16-4 donde las valencianas, con una defensa más agresiva y pudiendo salir a la contra, zarandearon de forma sería por primera vez la final (42-30). Con Claudia Contell dando relevos de calidad, la rotación de Burgos mantuvo siempre un listón muy alto para llegar al descanso con un claro 44-33.
Por entonces, la clave era la mentalidad con la que el Valencia Basket saltara al tercer cuarto puesto que la única opción que tenía por entonces el Avenida era intentar meterse en el partido antes de que se le acabara la botella de oxígeno. Las valencianas no lo permitieron. Un parcial en el arranque de 10-0 (54-33) con una Casas desatada casi sentenció el título. Fue un casi y no una sentencia definitiva porque el Avenida demostró que es un equipo campeón, con orgullo. Que nadie lo olvide para las batallas venideras. Con Silvia Domínguez al frente, las charras quemaron sus últimas naves hasta poner un inquietante 61-46 a falta de un minuto para el final del tercer cuarto. Casas, otra vez, impidió que el último periodo se iniciara con un Avenida creyendo en la remontada. Una canasta y un robo de la de Girona dejó el marcador en un 63-46 al final del cuarto.
El último fue un trámite, puesto que los dos equipos eran ya conscientes del desenlace de la película. No saltó Raman con lo que las taronja ganaron con once jugadoras, dos de ellas de L'Alqueria. En esta batalla de ajedrez a futuro, todo cuenta. La gloria se simbolizó en la sonrisa de Anna Gómez. La capitana de Alfara, al fin, no recogió el trofeo de subcampeona de un título nacional.
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