![Reto de Euroliga para Peñarroya en el Valencia Basket](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202106/21/media/cortadas/50580333623_6f58676c09_o-Ry2USGjS9w6Jc26bAvnBS1K-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Juan Carlos Villena
Valencia
Lunes, 21 de junio 2021, 13:20
Si algo ha demostrado a lo largo de su carrera Joan Peñarroya (Tarrassa, 1969) es que no le asustan los retos, tal y como afirman sin pestañear las personas que más le conocen. Ni como jugador, formó parte de la histórica Copa del Rey del TDK ganada al Barça en la final del 96 en Murcia, ni como entrenador. «Tengo que tomar la decisión de irme porque pienso que es el momento», confesó ayer en su emocionada despedida de Burgos. Ahora le viene otro reto, el Valencia Basket. La entidad taronja confirmó ayer el acuerdo con Peñarroya para ser el técnico del proyecto 2021-2022. Sin cambio de modelo, donde los entrenadores en la Fonteta siguen firmando año a año. Algo que no baja el listón de los objetivos. El Valencia Basket, mientras no reciba una licencia, debe luchar por ganarse por méritos deportivos participar en la Euroliga. La vía del curso que viene pasa por la Eurocup. El campeón la tendrá fija y el subcampeón dependerá de que ni el Mónaco ni el UNICS Kazán se metan en el Top 8.
Peñarroya sabe que llega a un club donde no hace falta que nadie le de la 'chapa' sobre los objetivos. En la Liga Endesa el baremo taronja se fija en la regularidad de quedar entre los cuatro primeros (así ha sido en la mayoría de temporadas desde 2010). El de Tarrassa conoce muy bien al de Tàrrega que ocupaba la silla hace pocas semanas, Ponsarnau. La trayectoria del ya entrenador del Zaragoza en la Fonteta supone otro reto. Más allá de filias y fobias, el Valencia Basket del último proyecto encadena dos terceros puestos y un cuarto de la ACB, un título de la Eurocup en 2019 y 19 triunfos en la última participación en la Euroliga.
Si algo tienen los equipos de Peñarroya en pista es un porcentaje de la fuerte personalidad de su entrenador. Algo importante a la hora de afrontar retos. Cuando colgó las zapatillas a los 34 años, en una última etapa en Manresa donde coincidió con los primeros pasos de Rafa Martínez, se curtió en el Olesa i Navàs de la Liga EBA antes de desembarcar en Andorra. Otro reto, en 2010, que le cambió la vida como entrenador. El entonces River afrontaba su segunda temporada en LEB Plata. En 2012 ascendió al equipo a la LEB Oro y en 2014 a la ACB tras conseguir el doblete en competición liguera y con la Copa Príncipe. En su última temporada en Andorra, el equipo participó por primera vez en la Eurocup y acabó en la sexta posición de la Liga Endesa. Llegamos al verano de 2018. El día de su despedida entre lágrimas del MoraBanc el camino encaminaba a Ponsarnau hacia el Principado y a Peñarroya a Valencia... pero el de Tarrassa terminó en Manresa para clasificar a los del Bages para el playoff por el título antes de recalar en Burgos un año después. Allí, ha firmado su hasta ahora gran obra. En dos campañas se lleva un doble título en la Champions de la FIBA, una Copa Intercontinental, una semifinal en la Fase Excepcional de la ACB en Valencia y la primera participación del Burgos, este curso, tanto en la Copa como en el playoff.
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Una de las primeras decisiones de la era Peñarroya, que será presentado el viernes como nuevo entrenador taronja, será la confección de su cuerpo técnico. Borja Comenge, segundo con Ponsarnau, acaba contrato y hay que decidir sobre su futuro. Las primeras pinceladas sobre el nuevo inquilino de la Fonteta la dieron ayer sus exjefes. Albano Martínez, director deportivo del Burgos, destacó su «exigencia» como ética de trabajo. Félix Sancho, el presidente, lo definió como «el mejor entrenador de la Liga Endesa y un gran gestor de grupos». Ese es otro de sus retos ahora.
En su despedida, el ya nuevo entrenador del Valencia Basket por mucho que no quisiera hacerse oficial el acuerdo hasta esa rueda de prensa de despedida, llenó de gratitud sus palabras tanto para el San Pablo como para la afición burgalesa: «Tengo aquí a mi mujer y a mi agente, que saben lo que me costó en su momento irme de casa, de Manresa, para venir a Burgos. Pero vaya decisión. La clavamos. Hemos pasado dos años que, en el ámbito profesional y deportivo, son tremendos. Yo que llevo desde los 18 años en este mundillo, al final lo que te queda es la experiencia que has vivido en el sitio donde estás. Me llevo el recuerdo de todos los que estáis aquí, ya no en el ámbito profesional, sino en el ámbito personal, dentro de un club familiar, pero con ambición, que me trasmitió eso desde el primer día. No me voy del equipo porque no sea un club top, porque ya es un club top, tanto en Liga Endesa como en Europa. Para mí, sería una ilusión enorme que aquí hubiera más trofeos el año que viene. Vine a este proyecto también porque había una afición tremenda. Y ese es el gran debe, que solo he podido disfrutar de la afición en el campo unos meses. Cuando vinieron los éxitos deportivos, no pudimos disfrutarlos juntos en el Coliseum«. Peñarroya terminó con un mensaje de «gratitud eterna» tanto de él como de su familia al club. Abriendo el foco, una despedida así (que ya repitió en 2018 cuando se marchó de Andorra) en Valencia no se ve, por muchas circunstancias donde obvio el deseo de no hacerlo de algunos entrenadores también está en la mesa, desde que Spahija se marchó en 2010. Hace once años.
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