El Valencia Basket aún tiene que tomar cuatro decisiones con respecto a los jugadores que tuvieron vinculación con el club la pasada temporada. Con los cedidos, Millán Jiménez y Guillem Ferrando, y con Reuvers y Claver. Con respecto al americano, lo que parecía un descarte ... seguro como el de Robertson (por su bajo rendimiento) se ha convertido en un caso en revisión desde la llegada de Pedro Martínez al banquillo. El club sopesa pros y contras de su situación para buscarle una cesión, tiene contrato hasta 2026, o darle una segunda oportunidad en el equipo taronja. El interior de Minnesota, que el 30 de septiembre cumplirá 26 años, firmó un curso con muy malos porcentajes (24% en triples en la ACB y 26% en la Euroliga) siendo uno de los descartes más recurrentes. La reflexión que hace el club, puesto que están contentos con su ética de trabajo, es si con el cambio de modelo de juego y la motivación que tendrá de superar un mal año puede ser un pieza que ayude al equipo. Más aún con su actual condición de comunitario, ya que obtuvo hace pocas fechas el pasaporte húngaro con lo que dejará de contar como extranjero en la Liga Endesa.
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Reuvers aún está en Valencia, junto a su pareja y su hija recién nacida Rome June. Ha sido un fijo en las sesiones de trabajo de postemporada en la Fonteta, junto a Josep Puerto, y antes de comenzar la serie de playoff contra el UCAM Murcia, dejó claro en una entrevista en este periódico que su intención era cumplir su contrato vestido de taronja: «Me encantaría seguir aquí. Es un gran lugar, en baloncesto y también para la vida en general. El objetivo para mí es continuar trabajando para mejorar y poco a poco ir ganando un rol mayor aquí. Lo que más me gusta de la ciudad es el clima. Tenéis como 300 días de sol, no llueve habitualmente. A mi mujer le encanta vivir aquí».
Con respecto a lo complicado que fue para él encontrar un rol en el equipo el pasado curso reconoció que sabía cuando llegó «que era una gran plantilla, muy dura, la que estaba formando Valencia Basket. Entonces sabía que tendría que luchar por tener mi hueco. Eso es lo que intenté hacer toda la temporada pero no es obvio que no jugué muchos partido», además de apuntar a uno de los problemas que tuvo para entrar en las convocatorias y que ya está solucionado con su condición actual de comunitario: «Aparte de todo lo que pasó también están las normas de la liga española. Es algo difícil como americano. Únicamente puedes jugar con 8 extranjeros en cualquier caso y nosotros tuvimos 11 jugadores con esa condición en la plantilla».
Lo que tiene claro es que, de quedarse en la Fonteta, está enfocado en subir sus porcentajes: «Simplemente creo que ha sido un año bajo. No sé si es algo en lo que realmente deba recordar. Pero, sin duda, siento que debo lanzar mejor de lo que lo he hecho. Puede que sea la confianza o que sean el tipo de tiros que elijo. Es un cúmulo de muchas cosas. Siempre estoy trabajando, haciendo entrenamientos extra en el lanzamiento, lanzando más. Si me vieran en los entrenamientos, comprobarían que mis porcentajes son los que deben ser». La decisión sobre su futuro no se tomará hasta conocer cómo termina la primera semana de julio, marcada por las posibles opciones de tanteo con Costello y Happ y el futuro de Davies. Lo que está estudiando el Valencia Basket con Reuvers es la opción de tener un juego interior amplio, teniendo en cuenta que Pradilla y Sestina tienen plaza segura.
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