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julián la fuente
Domingo, 29 de agosto 2021, 01:07
Un vendaval valenciano se desató Tokio para traer a la Comunitat Valenciana y al Proyecto FER las primeras medallas de estos Juegos Paralímpicos. No estaba habiendo suerte en la piscina y a Ricardo Ten se le escapó el bronce el jueves. Con el pesimismo rondando, este sábado sirvió de redención. Tres medallas de golpe, prácticamente en cuatro horas. Una de cada metal y cada una con un significado muy distinto. Héctor Catalá se estrenaba en unos Juegos y lo hacía a lo grande, en una prueba de paratriatlón cargada de épica, con un calor y sol de justicia para convertir su hazaña en una heroicidad; Kim López volvió a romper su propio récord del mundo y revalidó su título de campeón olímpico con lo que se asienta como el mejor lanzador del mundo; y Ricardo Ten puso la guinda. Falló en su prueba favorita pero se desquito en la cita por equipos para ganar su octava medalla olímpica, su primera como ciclista.
La primera alegría llegó bien temprano. En el Parque Marino de Odaiba, Héctor Catalá se estrenaba acompañado de su guía, Gustavo Rodríguez, en unos Juegos Paralímpicos y lo hacía también como uno de los grandes favoritos. Campeón del Mundo en 2019, el de Serra es uno de los grandes dominadores de esta especialidad. Luchó contra otros nueve triatletas y un enemigo, si cabe, más feroz, el que más daño hizo en la mañana de ayer en Tokio: las terribles condiciones de humedad y calor las que amaneció la capital nipona, posiblemente las más severas desde que arrancaron estos Juegos Paralímpicos. Una carrera agónica, al límite del desfallecimiento, añadieron épica a la hazaña de Héctor Catalá.
Por el sistema de compensación de salidas, el de Serra salió tres minutos después que el grupo de ciegos totales, por lo que, además, tuvo que remontar desde que se metió en el agua. Salió noveno de ahí, lejos de los primeros puestos (no es su mejor segmento), y entonces sí tocó apretar a muerte. Primero en la bici, donde cada vuelta iba recortando segundos para, poco a poco, acercarse a la lucha por las medallas. Se bajaron de la bici para afrontar la carrera a pie en sexta posición, aún lejos. Cuatro vueltas por delante con un calor infernal podían hacerse muy largas. Y lo fueron, de hecho, para todos. En la primera vuelta ya había, prácticamente, dado caza a los cuatro triatletas que le precedían y, en la segunda, les había pasado y se lanzaba a por el primer puesto. «En la segunda vuelta hemos pensado, 'bueno, ya tenemos el podium', pero la verdad que se ha hecho muy largo. Ha sido una carrera al límite», confesaban después de terminar él y su guía. Exhausto, con asistencia médica, Héctor Catalá tocaba el cielo plateado de Tokio.
De los tres atletas protagonistas, el principal favorito a priori era Kim López. Llegaba a Tokio en una forma física espectacular y con el récord del mundo en lanzamiento de peso en su poder. Dependía de él, de que le saliera el lanzamiento de su vida. Si lo sacaba, no había rival. De lo contrario, el ucraniano Roman Danyluik podría ponerle en apuros. El valenciano empezó con algunas dudas en sus primeros lanzamientos. «Desde fuera igual se me veía como sobrado, pero no, es que no estaba metido y no me salían las cosas», confesaba Kim al terminar. Pero se centró. En el tercero ya consiguió superar al rival ucraniano y en el quinto rompió el récord del mundo y la competición saltó por los aires. Lo celebró a lo grande el lanzador valenciano, emocionadísimo al terminar, después de una lesión importante que le había tenido algunos meses muy por debajo de su nivel real, con pandemia de por medio. Fue una liberación y, con ella, la primera medalla de oro para la delegación valenciana y el Proyecto FER.
Las medallas de Kim López y Héctor Catalá estaban en muchas de las quinielas. Eran claros favoritos y, si estaban a su nivel, el podium estaba casi asegurado por el talento que atesoran. La tercera medalla del día, la de Ricardo Ten, fue más inesperada. El valenciano se había quedado muy tocado el pasado jueves, cuando se le escurrió el bronce en su prueba principal. Quizás sirvió para espolear su orgullo, porque ayer, junto a Alfonso Cabello (que hizo una tercera vuelta espectacular) y Pablo Jaramillo, se quitó la espina para conseguir un hito al alcance de pocos: ganar una medalla paralímpica compitiendo en dos deportes distintos. El equipo español salió el segundo en la ronda clasificatoria y ya marcó un tiempo espectacular. Ahí aguantó, hasta el final, solo superado por el equipo ruso y el chino. Los favoritos. Contra Francia, en la lucha por el bronce, sufrió hasta casi los últimos metros. Ahí salió el corazón de Cabello (que consiguió se segunda medalla en estos Juegos) para darle al equipo español otra presea, la tercera para los valencianos del Proyecto FER.
RICARDO TEN
–A la tercera consiguió la medalla en ciclismo, ¿se ha quitado la espina del jueves?
–Sí. Esta medalla es muy especial por poder compartirlo con los compañeros. Los triunfos individuales saben muy bien, pero en equipo saben el doble.
–¿De quién se acuerda ahora mismo?
–Ya que no tuve oportunidad de dedicársela el jueves, quiero aprovechar para dedicársela a mis hijos. También me acuerdo de los que me han apoyado, de la gente que me quiere. A estos dos bicharracos (sus compañeros de equipo) con los que tengo la fortuna de disfrutar de mis primeros juegos como ciclista. Me acuerdo de mi barrio, de mi gente, de todo el mundo... Nos hacía falta ya una alegría de este calibre.
–El bronce se ha decidido por centésimas…
–Sí, en la competición nos han apretado de lo lindo. Hemos sabido sufrir y hemos apretado aún más en la final y eso nos ha permitido estar aquí con la medalla colgada. Es una medalla de bronce, pero a mí me sabe a oro.
–Desde luego, al final ha sido un día redondo para los atletas valencianos.
–Sí, ha sido un gran día. Me alegro también tanto por Héctor como por Kim, que se lo merecen. El poder materializar el esfuerzo en una medalla cada vez se valora más porque conseguirla es muy difícil. Ha sido desde luego un gran día para el Proyecto FER y quiero agradecer como siempre la ayuda de Juan Roig y la Fundación Trinidad Alfonso porque su apoyo y la labor que están haciendo es fundamental para conseguir estos éxitos.
HÉCTOR CATALÁ
–¿Qué sensaciones tiene ahora mismo?
–Estoy en una nube y espero tardar en bajar de ella. Esta nube es de las que molan, de las que pasan pocas veces en la vida.
–Las condiciones climatológicas han sido muy duras, ¿no?
–De las dos últimas vueltas casi ni me acuerdo, así que imagínate. Ha sido la carrera más dura de mi vida. Hemos salido a tope para recuperar el tiempo de compensación con los rivales y en el final de la segunda ya he dijo: 'uy, que no llegamos'. Había que buscar el límite y así he llegado. He tenido que ser atendido en el centro médico, casi vomitando, por encima de 40 grados, pero sin ninguna duda lo vale y lo volvería a hacer.
–Conforme iban remontando, ¿tuvieron dudas?
–Hay una frase que me dijo Gustavo justo antes de lanzarnos al agua: 'Pase lo que pase, a pelearlo hasta el final', y eso es lo que hemos hecho. Ha sido una carrera al límite. Hay quien se ha caído por el precipicio y nosotros nos hemos asomado, pero hemos hecho equilibrio y hemos aguantado en pie. En los momentos de dudas me he limitado a empujar fuerte, sabía que si no lo hacía, no me lo iba a perdonar en la vida.
–Han caído tres medallas valencianas para el Proyecto FER.
–En la Comunitat somos privilegiados. Estas medallas son el resultado de la apuesta de la Fundación Trinidad Alfonso y Juan Roig por el deporte.
KIM LÓPEZ
–Oro olímpico, récord del mundo… ¿Qué siente ahora mismo?
–Estoy enormemente feliz. Es el ciclo más duro que he hecho, el que más me he preparado. Hemos tenido una temporada larga, no hemos parado, ni el año pasado lo hicimos. Ha habido problemas externos, tuve una lesión muy fuerte y he luchado mucho para poder estar aquí. Estoy para lanzar mucho más lejos, así que espero llegar a los Juegos de París dando más todavía.
–¿Le ha costado entrar en la competición?
–Sí, he salido con nervios, pero me he metido en la prueba, me he concentrado y sosegado. He entrenado bastante y sabía que mi peor marca aquí debía ser un 17. He salido con nervios, pero he entrado luego y estoy contento por todo lo que he hecho.
–¿Le ha podido afectar el excesivo calor o la falta de público en el estadio?
–Normalmente no me entero de si está lleno o vacío el estadio, la verdad. Estoy concentrado y me evado bastante del ambiente. En cuanto al calor, sí que ha sido duro. Hace mucho claro, mucha humedad, es agobiante. Es muy difícil mantenerte al cien por ciento porque te destruye, acaba contigo.
–En un día han caído tres medallas de golpe para los deportistas de la Comunitat Valenciana.
–Sí, ha sido una mañana espectacular. Me alegro mucho por Ricardo Ten y por Héctor Catalá. Y también por el Proyecto FER, estas medallas son en una gran parte gracias a la ayuda de Juan Roig y de la Fundación Trinidad Alfonso.
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