Jose Forés Romero
Martes, 9 de diciembre 2014, 19:07
Uno de los centros donde se investiga, desarrolla y ensaya sobre la seguridad de los juguetes se encuentra en el Ibi. Es el Instituto Tecnológico de producto infantil y ocio. Allí disponen de laboratorios de seguridad físico químico y puericultura de juguetes, así como de de seguridad de parques infantiles, laboratorios de materiales y de energía, además de una planta de prototipado rápido. «No caben ensayos aleatorios, todo está regulado por normas en cada prueba, la fuerza de rotación , el punto de aplicación. Los ensayos se pueden definir en dos grupos desde el punto de vista mecánico, los hay generales y otros específicos», explica el técnico Juan González.
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Se hacen todo tipo de pruebas. Desde como medir los objetos que puedan ser ingeridos por los niños menores de 36 meses con tubos que simulan la medida de una boca y garganta de un bebé. Hasta el del ensayo de bordes cortantes, donde se estudia que pasaría con la piel de un niño cuando entra en contacto con el borde de un juguete. También se tensan con una determinada fuerza objetos como ojos o nariz de un peluche.
Pero el más impactante puede ser el que se hace con los vehículos con el que los niños podrían chocar con un bordillo o cómo aguantan la inclinación de una rampa.
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