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Julio de Miguel, Antonio Tirado y Emili Tortosa, en la asamblea general de Bancaixa de septiembre de 1997.
Tortosa dice que «disimular la imposible fusión de cajas» costó 36.000 euros

Tortosa dice que «disimular la imposible fusión de cajas» costó 36.000 euros

El director general de Bancaixa entre 1989 y 1998 acusa a López Abad (CAM) de amañar «las actas del consejo de administración» de Polaris World

Julián Larraz

Martes, 24 de marzo 2015, 12:45

Emili Tortosa rescata en su libro una conferencia que pronunció en 1992. Bancaixa "aspira a convertirse gradualmente en una caja universal regional", que significaba que quería ser una entidad con "presencia relevante en toda la macro-región" y "presencia dominante en algunas sub-regiones". Tortosa afirmó: "La fusión con la CAM facilitaría el desarrollo de una caja universal cubriendo los principales mercados del eje mediterráneo".

El exdirector general de Bancaixa recuerda que a principio de la década de los noventa se presentó un informe al consejo de administración de la entidad que "pretendía alimentar las propuestas a largo plazo que habrían de formar parte de la cultural empresarial" que se necesitaba para la fusión. Fruto de ello, se inició el proyecto conocido como Cartera de Participaciones Empresariales de la Comunidad Valenciana "que vería la luz dos lustros después pero que apenas duró tres o cuatro años". A juicio de Tortosa, no sirvió para nada aunque sí que engrosó las retribuciones de los que formaron parte de esta iniciativa. "Fue un fracaso que no valió las dietas anuales de 36.000 euros. Aquel intento de disimular la imposibilidad de una fusión entre cajas valencianas tuvo una vida efímera".

Los participantes de este proyecto fueron los directores generales de Bancaja y la CAM, Fernando García Checa y Roberto López Abad, más otros diez miembros ligados a ambas cajas: Jordi Palafox Gamir, Eduardo Beut González, Rafael Montero Gomis, Vicente Albero Silla, Diego Such Pérez, Arturo Virosque Ruiz, Salvador Miró Sanjuan, Antonio Asunción Hernández, Martín Sevilla Jiménez y Antonio Gil-Terrón Puchades.

Caso Polaris World

Volcados de «manera suicida» en el inmobiliario

El principal error que, según narra Tortosa, provocó el fin del sistema financiero valenciano fue la "manera suicida" con la que Bancaja y CAM se volcaron en el sector inmobiliario. Asegura que "hay muchos ejemplos de cómo las barbaridades se transformaron en realidad". Cita la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Terra Mítica y el Aeropuerto de Castellón pero se centra en Polaris World. Recuerda que en marzo de 2008, el alcalde de Torre Pacheco (Murcia) fue detenido por delito urbanístico y que en 2012 se sobreseyó la causa por falta de datos.

Tortosa añade: "El máximo responsable de la financiación por parte de la CAM (Roberto López Abad, director general de la institución por aquel entonces) se aseguró de que, en caso de hubiese delito, la sentencia judicial le cogiese ya jubilado, amañando las actas del consejo de administración y provocando una inseguridad jurídica casi más alarmante que la misma apropiación indebida de capital".

Preferentes y subordinadas

Las directivos de las cajas actuaron sin cautela

Las críticas a los reguladores son constantes en el libro. "Mientras la banca está pidiendo a las clases populares que se aprieten el cinturón, tales instituciones ni siquiera tienen cinturón", afirma. El exdirectivo añade: "Las cajas de ahorros manejaron las preferentes y subordinadas impulsadas por la voracidad hasta entonces ajena al planteamiento moral o ético (...) Los directivos de las cajas actuaron en esta materia como banqueros desprovistos de las cautelas que la historia de los bancos, precisamente, ha ido estableciendo en su forma de operar".

Injerencia política

Bancaja y CAM compraron los bonos patrióticos de 2010

El exdirectivo se pregunta "qué hacía Bancaja metida en el accionariado de la empresa Valmor Sports, organizadora de la Fórmula 1", avalando préstamos al Valencia CF o en proyectos como la Ciudad de la Luz. Lamenta que la emisión de bonos patrióticos de 2010 de 1.000 millones la tuvieran que asumir las cajas valencianas pese a que "los informes internos advertían de la mala gestión del gobierno de Camps".

Sucesión de Julio de Miguel

El favoritismo político colocó a Olivas en Bancaja

Otra de las pruebas de la injerencia política que sufrió Bancaja se puso de manifiesto, según relata Tortosa, con la llegada de Olivas a la presidencia. Julio de Miguel tuvo que cambiar su discurso durante el 125 aniversario de la entidad porque, poco antes de pronunciarlo, Camps decidió cesarle en el cargo para que le sustituyera Olivas.

Domingo Parra

El consejero al que se debió dejar volar del nido

Domingo Parra, exconsejero delegado de Banco de Valencia, ahora centra su actividad en defenderse de las múltiples querellas en la que está imputado en la Audiencia Nacional. Sin embargo, antes de la extinción de la entidad fue uno de los directivos más deseados. Tortosa recuerda la buena fama que tenía la entidad, considerada la joya de la corona de Bancaja. La "gestión discurría por senderos de gloria y la prensa económica destacaba el buen hacer de los gestores. Tal fue el éxito del ente que su consejero delegado fue invitado a cambiar de entidad en distintas ocasiones: la más tentadora vino de la mano de Banca March", explica Tortosa, que considera que Parra debería haber abandonado el banco. "Tal vez alguien debió volar del nido del cuco dejando que las aguas siguiesen su propio cauce y que un gestor sin ambiciones desmedidas tomase el mando al frente de Banco de Valencia, antes de arruinar a accionistas y clientes", apostilla.

Presentación

Miguel Blesa a Emili Tortosa: «No sé nada de cajas»

Tortosa asegura que Caja Madrid fue "magníficamente dirigida hasta 1996 por Jaime Terciado" aunque no piensa lo mismo de Blesa. "Me lo presentaron en Madrid en abril de 1996. Le habían hablado de mí y quería conocerme. Yo sabía de su reciente nombramiento como presidente ejecutivo de Caja Madrid. Su saludo me dejó perplejo: Me han hablado muy bien de ti, pero he de decir que yo no sé nada de cajas". El autor se acuerda de Blesa cuando habla de "directivos con pocos o ningún escrúpulo a la hora de dirigir entidades".

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