La superviviente Caixa Ontinyent, impulsada por La Previsora en 1884

Ontinyent ya era en las últimas décadas del siglo XIX una población próspera, con miles de trabajadores del textil, que en aquella época carecían de cualquier protección social. En 1881 surgió la Sociedad de Socorros Mutuos La Previsora, formada por los propios trabajadores que aportaban una modesta cuota que les diera cobertura en caso de enfermedad o muerte (para la familia).

Desde La Previsora se vio la necesidad en 1884 de ampliar su acción social e impulsó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ontinyent. Los trabajadores se veían protegidos así de la obligación de recurrir a los usureros para préstamos en caso de penuria o para emprender alguna actividad.

Más de 130 años después, Caixa Ontinyent ha hecho gala del nombre de la entidad que la alumbró, la Previsora, y es una de las dos únicas cajas españolas (junto a la de Pollença) que han sobrevivido.

«Las cajas nacieron para ayudar al pueblo, a su gente, sin ánimo de lucro, y con una característica esencial: el arraigo a un territorio concreto», destacan hoy desde Caixa Ontinyent. Quizá este haya sido su secreto, mantenerse firme en su triple objetivo inicial: facilitar al trabajador un lugar donde depositar sus ahorros, en una especie de autoseguro; impulsar la actividad emprendedora, e invertir los beneficios en actuaciones de bien común.

La Previsora dejó de existir en 1947 con la aparición de la Seguridad Social. Caixa Ontinyent continuó. Hasta 1965 no tuvo más que una oficina en la Vall d'Albaida. Hoy tiene 47 oficinas por la Costera, la Safor, el Comtat, l'Alcoià y Valencia, donde prevé abrir dos nuevas en 2015.