PPLL
Viernes, 30 de octubre 2015, 23:52
La Comunitat es turismo y gastronomía, un binomio perfecto que se ha sabido plasmar en numerosos concursos. Paella, all i pebre, fideuà, arròs a banda o arròs caldós son claros ejemplos de la variedad de símbolos culinarios a los cuales se les rinde culto y que se han convertido en embajadores internacionales de la cocina valenciana.
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Pese a que los premios en metálico no son en nada cuantiosos, la rica gastronomía de la Comunitat ha sido suficiente para servir de imán a los restaurantes de medio mundo, que no lo han dudado y han querido competir contra los cocineros valencianos en los platos que más dominan. Los profesionales autóctonos han sabido defender en numerosas ocasiones su cetro, aunque en otras han sido derrotados. Pese a esta sana pugna, la cocina y su proyección internacional siempre sale victoriosa. Ese es el verdadero fin de estos concurso, que platos que han formado parte de la historia de la región sean conocidos en numerosos países y, de paso, que los municipios que los impulsan logren la llegada de turistas.
Uno de los más importantes y de mayor longevidad es el concurso internacional de paellas de Sueca, que ya va por su 55.ª edición y congrega cada año a un nutrido grupo de cocineros de todos los rincones del mundo. Madrid, Salamanca, Teruel, Málaga, Ibiza, Córdoba, Japón, Londres, Perú, Alemania y, por supuesto, Valencia, son algunas de las procedencias de los aspirantes a conquistar el anhelado diploma que los acredita como vencedores.
Todos cuentan con los mismos ingredientes, así que las manos expertas son las encargadas de ajustar al máximo cinco puntos básicos en los que el jurado pone mil ojos: cocción del arroz, sabor, color, la simetría de los ingredientes y punto de socarrat. Desde que Jacinto Perea, del Hotel Astoria de Valencia, ganara en el año 1961, los cocineros locales han sido los que más veces han salido vencedores, aunque también se ha alzado con el primer premio las paellas de Girona, Cuenca, Madrid e incluso Cuba en dos ocasiones. Pese a todo, la mayor sorpresa saltó en la edición de 2001, cuando la paella de Clemente Palmero, cocinero de una pizzería, se impuso sobre todas.
Otra de las ciudades que ha apostado fuerte por promocionar su cocina es Gandia, donde su concurso de fideuà también se ha convertido en internacional. No en vano, el año pasado, que se llegó a la cuadragésima edición, participaron Alemania, Japón, Inglaterra, Italia, Francia y México. Todos los vencedores coinciden: un buen sofrito y un caldo de pescado sabroso son las claves para alzarse con el triunfo, que da derecho a embolsarse 2.500 euros y el collar de Santa Isabel.
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Dénia tampoco se queda atrás. En el año 1983, un grupo de empresarios se reunió para relanzar el plato principal de la ciudad y, de paso, fomentar el turismo. Esa idea germinó en el concurso de arroz a banda, que, al igual que en Gandia y Sueca, atrajo a cocineros de todo el mundo. Tras una veintena de ediciones, con alguna que otra dificultad económica, el evento languideció hasta extinguirse. Los organizadores dudaron de su efectividad y se decantaron por dar protagonismo a otra estrella de la zona: la gamba roja. Eso sí, en su vertiente más creativa.
Otro de los platos de la gastronomía valenciana que merece especial reverencia es el all i pebre. Los pueblos que rodean la Albufera son auténticos maestros de este plato cuyo ingrediente principal, la anguila, tiene tantos amantes como detractores. El Palmar y Catarroja son las dos localidades que han dado un paso al frente y han organizado un concurso para dar a conocer aún más este popular guiso. Aceite, pimentón dulce, ajos, guindilla, sal, agua, patatas y el venerado pez son los únicos ingredientes autorizados que convierten esta simple receta en algo excelso.
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Los vecinos de l'Alcúdia también rinden culto al guiso, aunque en este caso bastante más contundente. Pese a su juventud, el Concurso de Putxero va camino de ser un clásico. De hecho, cada vez son más los restaurantes que presentan su inscripción en un evento que sirve de pistoletazo de salida de una de las ferias gastronómicas más importantes de la Comunitat.
Otros municipios, como es el caso de Llutxent, buscan los mejores escenarios para rendir culto a su plato más emblemático. Así pues, en esta localidad el concurso de arròs caldós se celebra en el Claustro del Convento del Corpus Christi. Para elaborar tan tradicional plato, los cocineros deben utilizar pollo, conejo, caracoles y verdura del tiempo como materias indispensables, aunque luego pueden añadir otros ingredientes, como setas.
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El arròs en bledes se ha convertido ya es otra cita obligada. Llíria marca a fuego este concurso en el calendario y la respuesta de los profesiones ha supuesto una catapulta para el evento. En su próxima edición se transformará en un festival participativo.
Su vecina Bétera no ha querido ser menos y este año ha estrenado su primer concurso de arròs del senyoret, al cual se presentaron once restaurantes. Debido al poco espacio con que contaban los cocineros, las bases del concurso permitían traer el fumet de pescado de casa, sin duda uno de los secretos de este plato.
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Pero no todo iba a ser arroz, así que en Bocairent se sacaron de la manga el concurso de caza y setas, sin duda un guiso tradicional muy arraigado en las zonas de interior y cuyos ingredientes los tienen cerca, en la Serra de Mariola. Una particularidad de este concurso es que, por decisión tomada en el inicio del mismo, no participan los restaurantes de Bocairent. Eso sí, colaboran y prestan su apoyo en suculento un almuerzo previo.
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