Nexo Euroamérica zanja la historia de Cerámica Gaya tras 50 años de vida

La aprobación por parte del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Castellón de la venta directa de bienes de Cerámicas Gaya a Nexo Euroamérica por 3,7 millones de euros cierra la historia de la compañía fundada en 1965 y que vivió su mayor expansión justo antes del estallido de la crisis financiera y el cierre del grifo del crédito.

Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia valenciano, de al compañía queda un edificio industrial en la Avenida Enrique Gimeno número 107 de Castellón, un solar urbano en la Gran Vía Tárrega Monteblanco sin número, el 50% de una finca rústica en el Paraje Estepar y lo que de los activos inmobiliarios de la sociedad.

Hace ahora nueve años, con el sector de la construcción español a pleno rendimiento, Cerámicas Gaya inició su expansión, apoyándose en el crédito fácil que ofertaban las entidades financieras. En junio de 2006 adquiría la factoría de Gres de Vallas en Onda al grupo Navarti. Con ello, planteaba incrementar un 50% su facturación en un año y duplicarla en dos, gracias a la incorporación de cuatro líneas para la fabricación de pasta blanca y porcelánico.

La operación ascendió hasta los 18 millones de euros, y llevó a un incremento de plantilla de 67 trabajadores, alcanzando los 320 empleados, por encima del umbral que permitió pasar con holgura de ser una mediana empresa a entrar en la calificación de grande, con un 60% de su producción destinada a la exportación. Aún en 2007, desde la compañía se sacaba pecho ante el cumplimiento de sus expectativas. De hecho, el aumento ese año de sus volumen de negocio fue del 80% frente al registrado en 2005, alcanzado unas ventas de 53 millones. El viento parecía soplar a favor de la azulejera de la familia Gaya. Pero entonces estalló la crisis financiera.

En septiembre de 2008, el banco de inversión estadounidense Lehman Brothers se declaraba en quiebra y pasaba a encarnar el estallido de la crisis internacional. Ese año, Gaya había empezado a tener problemas y un expediente de regulación de empleo la llevó a reducir la plantilla en 105 trabajadores y cerrar su centro de producción en Castellón. Para subsistir, Gaya se implicó en 2009 en una alianza con Diago, Alaplana y Halcón que no pudo evitar. Esto no evitó que ese octubre solicitara el concurso de acreedores y terminara en quiebra. Desde 2010, la fábrica de Castellón ha sido desvalijada en varias ocasiones.