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La Comunitat cerró 2015 con un 10% menos de parados que el año anterior

En España desciende un 7,96% pero el desempleo de larga duración se hace crónico y enciende las alarmas de la UE

R. E. / J. A. BRAVO

Miércoles, 6 de enero 2016, 00:09

La Comunitat dejó atrás el umbral de los 500.000 parados en 2015, con un descenso del 9,62% que deja en 461.990 el número de personas en situación de desempleo y la convierte en la sexta autonomía donde más bajó el paro, por detrás de La Rioja, Aragón, Cataluña, Murcia y Navarra. Con un descenso del 1,08% respecto a noviembre, no se salvó ayer de las críticas sobre la temporalidad y precarización del empleo.

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A nivel estatal, si la recuperación económica se mide en términos de Producto Interior Bruto, hace ya más de un año que España habría salido de la crisis puesto que cerró 2014 con un crecimiento del 1,4% en su PIB -tras estar tres ejercicios consecutivos en rojo-, se estima que en 2015 habría aumentado un 3,2% -según la última previsión del Gobierno- y que en 2016 lo hará otro 3%. Pero si el barómetro es el empleo, la salida del túnel todavía se antoja lejana.

El indicador más preocupante de ello es el paro de larga duración que, según el criterio de Eurostat (la agencia estadística europea), incluye a aquellas personas que llevan más de 12 meses buscando un empleo sin encontrarlo. Su problema es doble: de un lado, afecta cada vez a más gente -en concreto, al 60,7% de quienes están en edad de trabajar (2,94 millones sobre 4,8 millones de parados) según la última Encuesta de Población Activa, correspondiente al tercer trimestre del año-; por otro, se ha hecho crónico y las medidas para reducirlo son insuficientes.

La tasa de paro general es ahora del 21,2% de la población activa, casi seis puntos menos que el tope histórico que alcanzó en el primer trimestre de 2013 (26,9%) pero aún dos veces y media más que el mínimo histórico que registró en la primavera de 2007 (7,9%). Sin embargo, su homóloga a nivel estructural no ha parado de crecer desde el comienzo de la crisis y las alarmas han saltado ya en la Unión Europea.

Según datos de la propia Comisión (CE), tras haber caído al 12% en 2005 -uno de los valores más bajos de su serie histórica-, la llegada de la crisis financiera y las dos recesiones económicas sufridas por España estuvieron acompañadas por un ascenso de la tasa de paro estructural hasta el 20% en 2014.

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Las previsiones comunitarias apuntan incluso que se elevará al 21% en 2019. Otras estimaciones reducen ese nivel de desempleo al 18,5% en la actualidad, a un paso de que empiece a generar desequilibrios macroeconómicos serios, mientras que desde el Gobierno la sitúan en el 16%.

Hablamos de un tipo de paro que permanece al margen de la evolución del ciclo económico, de modo que la recuperación del PIB -que, según la mayoría de expertos, tiene un fuerte carácter cíclico- no ayuda automáticamente a que baje. Peor aún, la persistencia de niveles altos de paro estructural deteriora el potencial de crecimiento de la propia economía. Un reciente informe de la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI) lo ha concretado en números, pues estima que los 14,2 puntos que subió la tasa de paro entre 2007 y 2015 han restado otros 6,9 puntos al PIB potencial.

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Cuando en julio de 2012 el Eurogrupo aprobó un programa de asistencia financiera para España de hasta 100.000 millones de euros (luego 'solo' se utilizaron 41.300 millones), más conocido como el rescate bancario, las instituciones comunitarias (CE y BCE) dieron un claro aviso al Gobierno: debía adoptar medidas importantes para atajar el paro juvenil y de larga duración si no quería que ambos se perpetuaran en el tiempo sin apenas descender.

Plan de garantía juvenil

El Ejecutivo -hoy en funciones por la incertidumbre postelectoral- emprendió algunas actuaciones, pero resultaron insuficientes. El plan de garantía juvenil, sufragado con fondos europeos, solo ha beneficiado a 86.000 personas (apenas el 0,11% de lo estimado) pese a que con la tarifa plana de cotización a la Seguridad Social se preveían hasta un millón de nuevas altas. Y respecto al programa de activación para el empleo para personas con cargas familiares y que ya han agotado las prestaciones públicas, solo se han podido inscribir 82.000 personas frente a las 400.000 esperadas (únicamente el 0,05%).

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Cuestiones como la baja cualificación (educación y formación de los trabajadores), junto a la carencia de habilidades especiales y la todavía reducida movilidad laboral (aunque cada vez menor) hacen que casi la mitad de los desempleados (el 44,5%) lleve más de dos años sin encontrar una ocupación laboral.

Entre 2010 y 2014, según Eurostat, el paro de largo duración creció 5,2 puntos en hombres y 6,1 en las mujeres. La consecuencia es que al final de dicho período el 53,7% de las desempleadas de 15 a 64 años formaban parte de esa temida tasa estructural (frente al 49% de media en la UE), mientras que en los parados ese nivel se situaba en el 52% (el 50% en Europa). Esta problemática resulta muy acuciante para los mayores de 55 años.

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