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I.H.
Lunes, 21 de marzo 2016, 13:06
Pepita García Ballesteros, esposa del industrial textil valenciano, Manuel Sáez Merino, ha fallecido en Valencia a los 91 años de edad.
Manuel, su marido durante casi 60 años, y el hermano de éste, Joaquín, fueron los fundadores de Lois, la firma textil valenciana que llegó a tener más de 1.700 empleados en lo que fue uno de los imperios industriales más significativos de la Comunitat.
Pepita García y el creador de firmas como Caster, Cimarron y Caroche tuvieron cuatro hijos: Manuel -fallecido en julio de 2014- María José, María Julia y Vicente, de los cuales los dos varones estuvieron también al frente del emporio.
El negocio de los Saez Merino arrancó en su Millares natal con la colaboración del sastre de la localidad, que les cosía los pantalones, y de una prima, que cortaba las camisas que después cosían mujeres de la zona. Más tarde los dos hermanos empezaron a realizar encargos en localidades próximas y, a medida que evolucionaba su proyecto, contrataron vendedores y compraron telares usados para fabricar sus propias prendas. Nació así Confecciones Saez Merino.
A comienzos de los años 50, la empresa crecía y Manuel se marchó a Buñol a montar una fábrica. Allí fue donde conoció a la que se convertiría en su esposa, Pepita García Ballesteros, con la que se trasladó a vivir a Valencia una vez casados.
Siempre volcado en el sector textil, inicialmente con su hermano Joaquín y desde 1976 por separado, sus jeans made in Spain crearon tendencia. En 1962 salieron al mercado los primeros vaqueros marca Lois y la emblemática enseña del toro causó furor entre la juventud de medio mundo, al haber logrado traspasar fronteras antes incluso de exportar sus tejanos, gracias al turismo. Con una extraordinaria visión comercial, Sáez Merino fue conquistando mercados y vistió a deportistas como Johan Cruyff o Björn Borg y a músicos como Rod Stewart o los integrantes del cuarteto sueco Abba.
La marca valenciana mantuvo su hegemonía hasta que, a finales de los años 80, acusó la competencia de otras marcas y, en 1992, vivió su primera suspensión de pagos. Su apuesta por mantener la producción en España hizo que se viese especialmente afectada por el auge de la importación de productos asiáticos. En 2006 hubo otra suspensión de pagos, con más despidos y cierre de plantas, que no lograron evitar que pidiese la liquidación en 2008.
Parece que Pepita se encontraba bastante bien de salud hasta que hace unas semanas, cuando una caída fortuita y las posteriores intervenciones la han conducido al fatal desenlace.
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