Un problema más derivado de la maraña burocrática que engulle hoy tantas tareas agrícolas. Muchos agricultores se están encontrando con que no pueden adqjuirir productos que necesitan para sus cultivos porque, a la hora de formalizar albaranes o facturas en los almacenes de venta, el empleado que les atiende se encuentra con que el sistema informático impide seguir con el proceso.
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El motivo, que sorprende a todos, estriba en que, según indica la pantalla, el interesado no está dado de alta en el registro correspondiente (ROPO) para poder realizar tal operación. O, como mínimo, no ha actualizado la información pertinente.
«¿Cómo es posible? - exclama el afectado,-si hace más de un mes que fui a renovar mi carnet». Y el empleado le comunica lo único que le puede decir: «Tendrás que ir a la conselleria, o adonde hicieste el curso, porque aquí no consta y no me deja seguir». Un problema que se repite demasiadas veces y que sin duda se debe a retrasos en los trámites de comunicación entre la Administración autonómica y la estatal (Ministerio de Agricultura)
Cuando un agricultor realiza una compra de algún artículo fitosanitario, el suministro se registra automáticamente en el RETO del Ministerio de Agricultura, pero el sistema no deja seguir el trámite si no reconoce que el interesado esté en orden en otro registro, el ROPO, porque en tal caso no está autorizado.
Los agricultores están obligados a tener un carnet de manipulador de productos fitosanitarios que les acredita como conocedores de cómo han de actuar en tales cometidos. Son de dos clases: uno sencillo, para uso en la propia explotación, y el profesional, que posibilita aplicaciones a terceros.
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Los carnets los expide la Conselleria de Agricultura a quienes realizan y superan los cursos pertinentes, que organizan instancias públicas y, cada vez más, organizaciones agrarias, cooperativas y empresas especializadas en la materia. Se renuevan cada diez años, pero la renovación no significa que automáticamente se realice la pertinente acreditación. A partir de ahí siguen comprobaciones y retrasos de dos, tres y más meses, más la imposibilidad de comprar para seguir cultivando. Inexplicable, cuando la renovación del carnet de conducir, por ejemplo, acredita de inmediato. No se comprende en estos tiempos de tanta exigencia de digitalización.
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