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Á. M.
Lunes, 18 de febrero 2019
Valencia. El presidente de Aena, Maurici Lucena, se ha comprometido con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a que la sociedad pública estatal estudie «fórmulas de participación en el aeropuerto» de Castellón, según fuentes conocedoras del encuentro. El compromiso llega en un ejercicio en el que la instalación va a perder un tercio de sus vuelos y va a cambiar su modelo de gestión, de forma que a finales de año pasará a estar regido directamente por la empresa pública de la Generalitat Aerocas.
El presidente del Consell y el de Aena se reunieron ayer para abordar la situación de los aeropuertos valencianos y establecer estrategias de futuro. En el encuentro de trabajo, se constató la buena situación por la que atraviesan los aeropuertos de El Altet y de Manises. El primero, con un incremento de pasajeros en 2018 del 11,2%, cuatro puntos por encima de la media de los aeropuertos de Aena (7%), y el segundo, del 15,2% (18% en pasajeros internacionales).
Sin embargo, el asunto más delicado es el del aeródromo de la provincia norte de la Comunitat. En abril de 2014 el consejo de administración de Aerocas, sociedad pública propietaria del aeropuerto, adjudicaba la gestión de la instalación, finalizada desde 2011, a la compañía francesa SNC-Lavalin. El contrato fijaba un periodo de vigencia de 20 años, durante los cuales Aerocas dotaría en los nueve primeros al adjudicatario con un máximo de 25 millones de euros, con un límite de 4,5 millones anuales.
Las tornas se volverían a partir del momento en el que la instalación superara los 1,5 millones de pasajeros y el Consell comenzara a percibir ingresos. Sin embargo, en 2017 recibió a 144.000 pasajeros y el año anterior 122.000 a través de las conexiones de Ryanair a Reino Unido y algunos destinos balcánicos. Por otra parte, la propiedad cambió de manos en enero de 2017, cuando Edeis compró éste y otros 19 aeródromos a la SNC-Lavalin. En ese año y medio valoró qué hacer con él hasta que finalmente anunció en agosto pasado que renunciaba.
La última mala noticia llegaba a finales de la semana pasada, al saberse que la aerolínea irlandesa Ryanair suprimirá un vuelo a Londres-Stansted, después de tomar la decisión el pasado 10 de enero de eliminar la conexión con la ciudad polaca de Poznan, quedando el aeropuerto con un tercio menos de vuelos. Por contra, Wizz Air anunciaba ayer rutas con Budapest (Hungría) y Katowice (Polonia), pero sólo de junio a septiembre.
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