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CARLOS BONELL
Lunes, 12 de septiembre 2022, 00:31
valenciA. La Conselleria de Agricultura tiene ya a punto una modificación de la normativa de ayudas para fomentar el uso racional del agua de riego ( ... URA), con objeto de que en la próxima convocatoria se contemple la instalación de paneles fotovoltaicos en igualdad de condiciones con otros tipos de obras o actuaciones de ahorro en entidades de regantes y puedan optar así a la oportuna subvención.
La problemática situación generada por el fuerte encarecimiento de la energía eléctrica ha hecho estallar una profunda crisis en los pozos de riego y otras entidades que han de bombear el agua, puesto que las tarifas eléctricas se han disparado en los últimos meses y en los nuevos contratos se añade además un sobrecoste en concepto de 'tope del gas', lo que ha elevado los precios del agua de riego en estos casos a niveles insostenibles y obliga a buscar alternativas.
Un 40% del regadío valenciano depende del bombeo de aguas subterráneas; aparte existen también bombeos de aguas superficiales y multitud de rebombeos locales y de particulares para alimentar las redes a presión del riego a goteo. La generalizada implantación de sistemas de riego localizado durante las últimas décadas ha supuesto un gran esfuerzo de modernización para ganar eficacia y ahorrar agua, pero ahora se encuentran los agricultores con la desagradable sorpresa de que mantener estos medios se vuelve económicamente insoportable por el tremendo encarecimiento de la factura eléctrica.
La gran paradoja es que, en estos momentos, las zonas de regadío con costes más soportables son las vegas tradicionales de los ríos, donde impera el minifundismo y aún existen mayores porcentajes de riego 'a manta' o por inundación, porque el agua discurre de forma natural por acequias, sin necesidad de bombeos. Contradictoriamente, las zonas situadas fuera de las vegas o huertas tradicionales, donde se han ido extendiendo explotaciones agrarias mejor dimensionadas, modernas y mecanizadas, como dependen mayoritariamente de bombeos para regar, su viabilidad se ve ahora en entredicho por el encarecimiento inesperado e insoportable. De niveles de costes del agua (por aplicación exclusiva del coste energético) de 12-20 céntimos por metro cúbico, súbitamente se está pasando a 40, 50 y 60 céntimos, lo que únicamente puede sostenerse en casos muy concretos de una minoría de producciones de mayor valor añadido y alto precio en el mercado, pero deja sin opción a la gran mayoría de los cultivos.
Las consecuencias ya se están viendo en los entornos de pozos de riego en forma de renuncias: campos de hortalizas donde se suspenden nuevas plantaciones, fincas de cítricos que dejan de regarse o se anuncia que dejarán de hacerlo cuando termine la campaña y fincas que se ponen a la venta sin que haya postores dispuestos a comprar en tales circunstancias. Si antaño, al tratarse de nuevas inversiones agrarias con agua de pozo, había preferencia compradora porque cabía preparar fincas más grandes y bien diseñadas, y en tales casos el interés se centraba a continuación en indagar sobre la seguridad con el agua disponible, ahora, en cambio, es bastante habitual que se desestime de entrada si el agua es subterránea, por su coste.
Ante tal tesitura, los regantes que dependen de pozos y rebombes intentan afrontar el futuro buscando posibles reducciones de costes. La más efectiva que se presenta consiste en generar parte o toda la electricidad que usan, instalando parques fotovoltaicos de autoconsumo directo o en sistemas de interconexión a red con compensación de excedentes.
Para poder hacer frente a las cuantiosas inversiones necesarias, muchas entidades acuden a la convocatoria de ayudas URA de la Conselleria de Agricultura, pero esta línea está configurada hasta ahora para subvencionar obras y actuaciones que supongan ahorro de agua y sólo se contemplan aspectos de eficiencia energética de forma complementaria. En los baremos para elegir las actuaciones auxiliables, a la cuestión fotovoltaica sólo se le asigna un punto y se exige igualmente que se demuestre ahorro de caudal, lo que lógicamente es imposible. Los paneles ahorran luz, no agua. Si se presentan junto a otras obras de tipo hidráulico es aún factible, pero si únicamente se trata de la parte eléctrica de autogeneración, que es lo que apremia a los pozos de riego, lo más fácil es que queden descolgados.
No obstante, como la situación ha cambiado radicalmente, la Conselleria de Agricultura ha decidido modificar la normativa para el próximo año, tal como reclamaron AVA-Asaja y La Unió de Llauradors.
Roger Llanes, secretario autonómico de Agricultura, ha explicado que ya figura así en el proyecto de presupuestos para 2023, de modo que los solicitantes que ahora no accedan a estas ayudas lo podrán hacer en la próxima convocatoria, porque en la baremación se dará preferencia a inversiones fotovoltaicas y no quedarán orilladas.
Por otro lado, Llanes ha recordado otras opciones para optar a ayudas para instalaciones fotovoltaicas de riego agrícola a través del Ivace, donde Agricultura ha colaborado en la redacción de la normativa, y en próximas convocatorias del Plan de Desarrollo Rural.
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