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Juan Antonio Marrahí
Domingo, 1 de febrero 2015, 12:25
Cuando Salvador Laza se aproximó a su caseta de campo de Picassent y vio la puerta metálica tumbada se llevó las manos a la cabeza. Otra vez los ladrones. Otra vez un agricultor con el sistema de regadío por los suelos. Otra vez a pagar y reparar. Otra vez a padecer para mantener el complicado negocio.
Ese sufrimiento y sacrificio que siempre ha acarreado el campo fue el año pasado «mayor si cabe». Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultura, calificó 2014 como «desastre sin paliativos». Pocas veces se habían aliado tantos factores juntos en contra de quienes viven de la tierra y sus frutos en la Comunitat.
Sólo el tridente de ese annus horribilis, el formado por robos, sequía y veto ruso, generó pérdidas superiores a los 500 millones de euros, como cifran desde AVA. Un padecimiento al que se añaden «las prácticas abusivas de la gran distribución».
Según los números que maneja la organización, el mayor daño en pérdidas corresponde a la sequía: nada menos que 350 millones se han esfumado para el sector por los trastornos y mermas de la producción derivados de las inclemencias del clima.
Los cítricos, la uva, el olivar, el almendro, los cereales y las hortalizas son las producciones más afectadas por la reducción de cosecha. «Incluso en algunas zonas de secano se ha lamentado la muerte de árboles y cepas», exponen los agricultores consultados.
Frecuencia de los riegos
Cifras históricas. Según fuentes de la Agencia Estatal Meteorológica (AEMET), el periodo entre septiembre de 2013 y mayo de 2014 fue el más seco en la Comunitat en 150 años.
Las mayores pérdidas. AVA calcula que sólo la falta de lluvias ha supuesto un daño feroz para el campo. Hablan de pérdidas de 350 millones de euros y citan los cítricos, las uvas y el olivar como los cultivos más afectados.
Falta de lluvia y pedrisco. La Unió de Llauradors cifra el daño en más de 500 millones al sumar a la faltade lluvias el factor opuesto las violentas precipitaciones en forma de pedrisco que llegaron a finales de año. Y lanzan una queja
Pero no sólo eso. La falta de lluvias arrastrada hasta otoño ha obligado a los trabajadores a incrementar sustancialmente, y a lo largo de todo el año, la frecuencia de los riegos. La medida para paliar la sequía también tiene su traducción económica. «Los sobrecostes a los que han tenido que hacer frente los agricultores superan los 50 millones de euros», lamentan desde AVA.
La escasez de agua ha golpeado también la línea de flotación del sector. Más de 12.000 agricultores valencianos sufrieron durante el año pasado restricciones de hasta el 85% en el suministro de agua para riego. Esta dificultad añadida que ha afectado a una treintena de comunidades de regantes y alrededor de 10.000 hectáreas de cultivo.
En los últimos años, el mercado ruso parecía dibujar un panorama esperanzador. Las exportaciones de productos agroalimentarios con destino a Rusia dejaron 138 millones para el sector en 2012. Y otros 140 en 2013, pero el pasado año ese flujo de beneficios se interrumpió de golpe a finales de julio. Las sanciones contra Rusia por el derribo del avión malasio en Ucrania derivaron en el veto del país castigado a las importaciones europeas.
Y sobre todos esos males, los robos. Frutas, herramientas, maquinaria de labranza, motores de riego, generadores eléctricos, sistemas de regadío... En un año en el que la presión policial ha sido máxima para combatir la delincuencia, los resultados prácticos no han variado. Como avanzó LAS PROVINCIAS esta semana, los saqueos dejaron pérdidas de unos 20 millones de euros para el sector. «No sólo hay que contabilizar el valor de los productos sustraídos. Se suma también el daño en el cultivo al quedarnos sin las herramientas para cuidarlo o el de reponer los elementos dañados», matiza Francisco Laza, responsable territorial de AVA en Picassent. «Demasiado daño y una solución que no llega», apostilla resignado.
Casi un millar de detenidos
Si bien los agricultores no atisban mejoría en el panorama de inseguridad, las estimaciones de la Delegación del Gobiernos son esperanzadores. El delegado del Gobierno, Serafín Castellano, habló en octubre de «cifras positivas» al medir una reducción de casi el 9% en los robos en explotaciones agrícolas y ganaderas valencianas. El trabajo de los especialistas de la Guardia Civil contra el saqueo rural, los ROCA, ya sumaban en esa fecha 875 detenidos.
El 2015 que acaba de arrancar será un año clave. Ha llegado el momento de saber si la mano dura del nuevo Código Penal contra el ladrón o vendedor de productos robados resulta efectiva contra las mafias y las fruterías clandestinas. La asociación ASAJA ha acogido con «satisfacción» la nueva norma aprobada el miércoles y que castiga con mayor dureza el hurto agrario, la recepción de mercancía sustraída o la reincidencia.
Igual que sucede con los restos de poda, los agricultores desean quemar 2014 en el olvido, deseosos de que se preste al fin «la atención que se merece a un sector que, sin cambios, está condenado a morir».
Así lo demuestra un dato clave: el lento pero incesante retroceso de la superficie de cultivo en tierras valencianas: el abandono del campo por parte de propietarios hartos de sufrir tanto para ganar tan poco. Así lo explican los técnicos de AVA: «En 2013 la Comunitat fue la autonomía de toda España donde más suelo agrario se dejó de cultivar. Si bien en 2014 se frenó ligeramente ese abandono, los principales cultivos valencianos siguen perdiendo terreno de manera clara».
Los cítricos por ejemplo, redujeron su extensión de plantaciones en más de 3.000 hectáreas. Los viñedos también sufrieron un descenso similar. El caqui, sin embargo, ganó más de 2.000 hectáreas.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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